tag:blogger.com,1999:blog-25892167283841800112024-03-05T03:18:13.724-03:00PERONISMO LIBRELA REVISTA DEL PERONISMO LIBERAL
Colección Noviembre 2009- Febrero 2011Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comBlogger116125tag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-35595736566672936382011-02-17T14:50:00.007-03:002011-02-25T18:41:45.246-03:00Tiempo de campañas<strong>por Diana Ferraro</strong><br /><br />Con el inicio del año electoral, el tiempo de la actualización doctrinaria del peronismo se terminó y, con él, la misión de Peronismo Libre, la revista donde convergieron muchos de los más notables pensadores del peronismo liberal y del liberalismo filo-peronista.<br /><br />La encarnación, más o menos aproximada a las ideas que aquí se expresaron, despunta ya en la pléyade de candidatos a la primera magistratura. Ellos, con mayor o menor capacidad, enfrentarán al kirchnerismo, esa grotesca versión del peronismo juvenil setentista. De su acierto en encontrar el tono justo y el discurso honesto, depende la reconciliación del peronismo con la comunidad.<br /><br />Cada candidato ha elegido sus mentores, publicistas y consejeros y ya no hay espacio para la libertad intelectual, supeditada ahora a las necesidades de cada campaña y candidato. Es la hora del debate en la defensa, ya no exclusivamente de ideas, sino de candidatos, hombres y mujeres con una historia, un pasado y un instinto político que se mostrará como acertado o no para comprender los cambios que hace diez años viene precisando la Argentina. Es la hora de cada argentino individual, para saber separar la verdad de la mentira, la estafa intelectual del rigor de la realidad. Es la hora colectiva, al fin, donde sólo se puede confiar en el final sentido común de la sufrida mayoría de argentinos, abiertos a un destino nuevo.<br /><br />Las campañas peronistas o liberales se podrán seguir en los sitios de cada candidato y los aportes de quienes aquí contribuyeron al avance de la conjunción peronista-liberal, enrolados en dichas campañas o al margen de ellas, estarán disponibles en los siguientes sitios:<br /><br /><strong>Jorge Raventos, Pascual Albanese, Claudio Chaves y Víctor Lapegna:</strong> <a href="http://www.agendaestrategica.com.ar/"><strong>www.agendaestrategica.com.ar</strong></a><br /><br /><strong>Daniel V.González</strong><br /><a href="http://peronismoenmarcha.blogspot.com/"><strong>http://peronismoenmarcha.blogspot.com</strong></a> donde también se encontrará semanalmente el <strong>Panorama político</strong> de <strong>Jorge Raventos<br /></strong><br /><strong>Diana Ferraro</strong><br /><a href="http://dianaferraro.blogspot.com/"><strong>http://dianaferraro.blogspot.com/</strong></a><br /><br />Las habituales notas de alto interés e impacto político sobre el peronismo podrán leerse en los siguientes sitios amigos:<br /><br /><a href="http://armandocarofigueroa.blogspot.com/"><strong>http://armandocarofigueroa.blogspot.com</strong></a><br /><a href="http://campociudadtv.com/"><strong>http://campociudadtv.com</strong></a><br /><a href="http://gabrielvenica.blogspot.com/"><strong>http://gabrielvenica.blogspot.com/</strong></a><br /><a href="http://www.atlas.org.ar/"><strong>http://www.atlas.org.ar</strong></a><br /><a href="http://www.cavallo.com.ar/"><strong>http://www.cavallo.com.ar</strong></a><br /><a href="http://www.cippec.org/"><strong>http://www.cippec.org</strong></a><br /><a href="http://www.inflacionverdadera.com/"><strong>http://www.inflacionverdadera.com</strong></a>Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-19044094854927415652011-02-12T21:33:00.002-03:002011-02-12T21:35:58.489-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Caso Venegas: ofensiva, sobresalto, repliegue<br /></span>por Jorge Raventos </strong><br /><br />El viernes 11 de febrero, a la misma hora que en Egipto millones de ciudadanos celebraban el fin del gobierno de Hosni Mubarak, en la Argentina decenas de movilizaciones simultáneas, en distintos puntos del país, protestaban contra la detención de Gerónimo Venegas, el secretario general de UATRE, el sindicato de los trabajadores rurales.<br /><br />Esa mañana, los diarios argentinos lucieron en sus primeras planas la foto de Venegas –que ejerce la titularidad de las 62 Organizaciones gremiales peronistas- rodeado de hombres de la Policía Federal que lo conducían esposado a un calabozo.<br /><br />La orden de detención había sido librada por el juez Norberto Oyarbide. Este magistrado ha alcanzado notoriedad pública por muchos motivos, pero uno de los que más se evocan últimamente es el fallo de su autoría que desestimó en tiempo record la causa por enriquecimiento ilícito de Néstor Kirchner.<br /><br />En el caso de Venegas, Oyarbide pareció superarse a sí mismo al dictar el encarcelamiento del dirigente sin siquiera haberlo indagado, en una medida que tomó inclusive de sorpresa al fiscal actuante, Luis Comparatore: el magistrado privó a Venegas de su libertad el jueves 10 y prometió indagarlo (es decir: darle la primera oportunidad de defensa) recién el sábado 12.<br /><br />El hecho de que el secretario general de UATRE haya respaldado en 2008 el reclamo de los productores agrarios contra la Resolución 125, haya sido en 2009 un armador fundamental del triunfo electoral de Francisco de Narváez sobre Kirchner y sea hoy uno de los pilares de la candidatura presidencial de Eduardo Duhalde inevitablemente provocó la suspicacia de que la resolución y los ásperos modales jurídicos exhibidos por Oyarbide constituían la manifestación judicial de una represalia política motorizada por el gobierno.<br /><br />Que el juez atendiera el viernes 11 una sugerencia de la Casa Rosada (transmitida por el secretario Legal y Técnico, Carlos Zanini) y decidiera adelantar a ese mismo día la indagatoria no hizo más que intensificar las sospechas: si hora aceptaba el consejo de frenar, ¿no había acelerado antes por la misma influencia oficial?<br /><br />Lo cierto es que el gobierno se asustó entre el jueves y el viernes por las reacciones que había producido la agresión contra Venegas. El líder del UATRE es un dirigente gremial muy estimado, que convirtió a su organización en una de las más numerosas en afiliados (y más eficaz en sus prestaciones) y, quizás porque es un hombre que prefiere los tonos moderados y el perfil bajo, hace falta una circunstancia como el castigo instrumentado por Oyarbide para apreciar la solidaridad que irradia. A partir de su arresto no sólo se movilizó su gremio, sino buena parte de la oposición política (desde el Pro hasta la UCR, empezando por las distintas expresiones del peronismo federal, claro, pero llegando inclusive hasta expresiones de la Coalición Cívica), las entidades rurales (que en muchas localidades de provincias salieron a la vera las rutas junto al sindicato de peones) y todas las carpas del sindicalismo, obviamente la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo (que coincide con Venegas en el peronismo federal), pero también la CTA y –dato que terminó de desconcertar a la Casa Rosada- hasta la CGT que encabeza Hugo Moyano.<br /><br />No hay duda de que sectores del gobierno venían alentando los ataques contra Venegas: su acción se venía desplegando desde unas semanas antes y era notoria en una campaña sobre “el trabajo esclavo” difundida por los medios oficiales y paraoficiales en la que se apuntaba contra la organización de los trabajadores rurales (y contra el campo en general). La decisión de pasar de esa fase de propaganda a la represalia no fue acompañada unánimemente en el seno del gobierno. Un cargo destacado de Balcarce 50, que trabajó junto a los Kirchner desde el principio, no vaciló en atribuir este curso de acción a “los termocéfalos”, palabra con la que designa a algunos sectores progresistas del kirchnerismo (“no a todos”) , que “promueven guerras que nos llevan a la derrota”.<br /><br />Al parecer, esta ofensiva se vendía como multifuncional: no sólo se proponían desacreditar a “un socio de las patronales agropecuarias” como Venegas, golpearlo y descalificar a Eduardo Duhalde (aliado seguro de Mauricio Macri), sino también, de paso, esgrimir una espada de Damocles sobre el conjunto del sindicalismo, al que consideran “retobado” en materia salarial con miras a las paritarias, con reclamos "insostenibles"<br /><br />El plan de “los termocéfalos” descripto en ese relato no careció de consecuencias. Veamos.<br /><br />Por un lado le ofreció a Duhalde la oportunidad de ubicarse en el centro del ring y de exhibir sus cualidad como jefe político. Mientras el procesamiento del recaudador de la campaña presidencial de Cristina Kirchner, Héctor Capacciolli, mostró a un oficialismo que trataba de tomar distancia del procesado, endosándolo al primero que se cruzara (“Capacciolli era de Alberto Fernández”, batía, por ejemplo, Carlos Kunkel), Duhalde no dudó un instante en salir en defensa de Venegas, en articular las protestas contra su detención y en apuntar al oficialismo: “Con este gobierno todos los opositores estamos en libertad condicional”.<br /><br />La ofensiva contra Venegas, por otra parte, enfrentaba al gobierno con dos sectores estratégicos: el campo y el movimiento obrero. Los productores rurales ya estaban alertados de que la campaña contra Venegas y el UATRE formaba parte de una acometida más amplia contra el sector y reaccionaron de sobrepique, ofreciendo su solidaridad al UATRE e integrándose a los reclamos por la libertad del dirigente arrestado. En cuanto al movimiento obrero, aunque Hugo Moyano mañereó antes de allanarse a citar de urgencia al Consejo Directivo de la CGT, como le reclamaron varios miembros del cuerpo, finalmente puso su firma en el documento de solidaridad con Venegas, que resumía: “No caemos en la ingenuidad de no advertir la intención manifiesta que busca debilitar al movimiento obrero”.<br /><br />En fin, el presunto plan de operaciones de “los termocéfalos” ofreció también la chance de que se observara la velocidad de la reacción en apoyo de Venegas. En estos días tan influidos por las crónicas del Egipto sacudido por movilizaciones de la generación de Twitter, la rapidez de reflejos así como la extensión agilidad y simultaneidad de los respaldos callejeros a Venegas introducen datos a tomar en consideración.<br /><br />En cualquier caso, esa suma de consecuencias imprevistas sobresaltó a la Casa Rosada. La ofensiva se transformó en repliegue. Se modificó la trayectoria de Oyarbide. Venegas fue liberado.<br /><br />Los cambios de rumbo, las alarmas, el tránsito rápido del ataque a la retirada, de la euforia a la depresión, cuando ocurren en el poder son manifestaciones de confusión política.<br /><br /><br />El gobierno no termina de definir dónde quiere estar parado ni cuál será su base de sustentación electoral y su fuente de inspiración política. Algunos de sus miembros, con el argumento de que necesitan sumar votos al caudal de la señora de Kirchner (insuficiente para eludir la necesidad de segunda vuelta), se esfuerzan por darle presencia a candidatos de la izquierda y el progresismo, a riesgo de que esa presunta suma termine alejando el voto peronista que fue en 2007 la fuente principal de los sufragios que llevaron a la señora a Balcarce 50.<br /><br />El progresismo oficialista insiste (ahora, al parecer, con el apoyo de la propia Presidente y de Hugo Moyano) en emplear el mecanismo de las llamadas “listas colectoras” para que la izquierda le dé su sufragio a Cristina Kirchner y compita con el resto de los candidatos peronistas en la provincia de Buenos Aires.<br /><br /><br />El devaluado jefe de gabinete, Aníbal Fernández, tal vez buscando algún palenque hospitalario, salió a respaldar las colectoras y citó para apuntalarlas el ejemplo de Perón en 1973. “Perón las inventó”, dijo Fernández. No es así.<br /><br />En septiembre de 1973 Perón y su esposa, María Estela Martínez, fueron candidatos con la boleta del FREJULI y también con la boleta del Frente de Izquierda Popular. Pero la boleta del FIP no era una “colectora”, sólo contenía los nombres de la fórmula presidencial; ponía, no sacaba: sumaba votos de izquierda a esa fórmula pero no llevaba candidatos a cargos menores que compitieran con los candidatos de la estructura propia del peronismo. Esa es la diferencia sustancial con las colectoras que el progresismo oficialista propone ahora: estas colectoras están hechas para competir con los candidatos del peronismo en los niveles provincial y municipal.<br /><br />Sería distinto si se separaran temporalmente la elección a presidente de la elección provincial: en ese caso seguramente el justicialismo bonaerense no tendría inconveniente en que otras fuerzas llevaran en sus propias boletas el nombre del candidato presidencial peronista, si están dispuestas a competir por los cargos provinciales en otra fecha y sin usar aquel paraguas común para generar una competencia desleal.<br /><br />A diferencia de lo que afirmó el jefe de gabinete, el inventor de las listas colectoras no fue Perón, sino otro general: Pedro Eugenio Aramburu. En las presidenciales de 1963 (que ganó finalmente el radical Arturo Illia con dos fórmulas peronistas proscriptas) Aramburu fue candidato en la boleta de UDELPA, su partido, y en la del Partido Demócrata Progresista. En cada boleta llevaba distinto acompañante a vice: Héctor Sandler en una, Horacio Thedy en la otra. En fin, también empleó colectoras Eduardo Angeloz en 1989: ese año se postuló con el ticket de la UCR y también con el de una alianza federal que orientaba la jujeña Cristina Guzmán. Ninguna de estas experiencias con colectoras fue exitosa.<br /><br />El sábado próximo -19 de febrero- en las instalaciones del sindicato de camioneros en Sierra de los Padres, el Consejo del justicialismo bonaerense discutirá de política actual y sin duda tratará el tema de las colectoras. Hugo Moyano, a cargo de la conducción de ese órgano por la enfermedad que aqueja a su titular, Alberto Balestrini, escuchará las voces del peronismo de la provincia. Esa reunión promete hacerse oír. Va a hacer ruido.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-34178817985726691252011-02-05T19:47:00.002-03:002011-02-05T19:51:28.590-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Abril, el mes más cruel<br /></span>por Jorge Raventos<br /></strong><br /><br />Curiosidades: hasta el primer día de febrero, el partido del presidente egipcio Hosni Mubarak (Partido Nacional Democrático) militaba en la misma organización política internacional que dos fuerzas argentinas que seguramente consolidarán su alianza en el comicio presidencial de octubre: el Partido Socialista y la Unión Cívica Radical. El PND egipcio formaba parte de la Internacional Socialista hasta hace menos de una semana, cuando fue separado porque esta corporación descubrió que su sección egipcia “no cumplía con los objetivos políticos” que proclama. Poco antes había separado a otra fuerza de la región, cuando expulsó a la Reagrupación Constitucional Democrática de Túnez, del depuesto presidente Zine El Abidine Ben Alí.<br /><br />Como se ve, en el territorio de la política en todos lados se cuecen habas: la convivencia en un mismo envase de corrientes que, juzgadas por sus proclamas, parecen muy diferentes, contradictorias y hasta opuestas entre sí no es un rasgo excepcional. Algún factor que momentáneamente eclipsa las purezas principistas y las intransigencias sostiene esa cohabitación durante períodos de duración indefinida, hasta que irrumpe un hecho fuerte y quiebra la coexistencia.<br /><br />El oficialismo está empezando a experimentar este deletéreo proceso. Hasta el 27 de octubre, aunque cada vez con mayores dificultades, la presencia dominante de Néstor Kirchner conseguía contener en ese mismo redil fuerzas, corrientes e intereses dispares, encontrados, antitéticos. La muerte de Kirchner fue el hecho fuerte a partir del cual, y pese a la cautela con que la mayoría de los actores trata de moverse para no aparecer como el culpable de una ruptura, el proceso de centrifugación se ha ido acentuando.<br /><br />La declinación del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, es un reflejo menor de esa tendencia. Las divergencias públicas sobre temas de seguridad, otro, más significativo. La actitud a asumir frente a las candidaturas de octubre uno que crece a la sombra, como los hongos, pero que no tardará en iluminar con su explosión todo el paisaje.<br /><br />Esta semana se conocieron –merced a la indiscreción de Wikileaks- opiniones que (con Kirchner aún en vida) sostenía una figura importante del oficialismo como el vicegobernador bonaerense Alberto Balestrini, que todavía no había sido golpeado por el ACV que hasta ahora lo mantiene fuera de juego.<br />Balestrini, superando una renuencia que compartía con la mayoría de los jefes territoriales bonaerenses había aceptado formar parte de las llamadas listas testimoniales, con las que Kirchner labró en 2009 la derrota electoral del PJ en la provincia. “La estrella de los Kirchner se apagó”, sostenía entonces Balestrini –según el cable revelado por Wikileaks-, y agregaba que “la única razón” por la que Néstor Kirchner recibió votos en el comicio del 28 de junio de 2009 fue porque “se ató a los principales intendentes y los obligó a ser candidatos”. El vicegobernador –que llegó a ese cargo desde la intendencia de La Matanza- conocía y reflejaba con precisión la opinión de los jefes territoriales del conurbano, de quienes era un referente insoslayable.<br /><br />Esos jefes territoriales –y sin duda también el gobernador de la provincia- se oponen a la idea que florece en la Casa Rosada de habilitar listas “colectoras” en el distrito, es decir, boletas que compartan con el PJ la fórmula presidencial pero compitan con él por las candidaturas provinciales y municipales. Ya Néstor Kirchner, que evaluaba esta posibilidad, había sido avisado por los jefes territoriales de que no debía intentarla.<br /><br />Ahora la idea de impulsar colectoras ha sido retomada por la llamada “corriente progresista” del oficialismo que, al parecer, orientan con diferente peso, responsabilidad e influencia, el periodista-consejero Horacio Verbitsky, la ministra Nilda Garré y el titular de la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zanini. Ellos aspiran a ofrecerle al diputado Martín Sabbatella (ex intendente de Morón, con estación de origen en el Partido Comunista) una franquicia sobre la fórmula mayor del oficialismo, para que él se presente como candidato a gobernador bonaerense y enganche en ese convoy a fuerzas de izquierda y a peronistas que no alcancen a colocarse en las boletas del PJ de diputados nacionales y provinciales, intendentes y concejales de los distintos municipios bonaerenses). La especulación aritmético-política de sus impulsores supone que de ese modo una candidatura presidencial de Cristina Kirchner sumaría los votos justicialistas que acompañan a los jefes territoriales bonaerenses y los del sedicente progresismo que sea seducido por Sabbatella.<br /><br />En este cálculo, los votos bonaerenses de la eventual candidatura presidencial de Cristina Kirchner superarían, por definición, a los que reciba Daniel Scioli, a quien el progresismo oficialismo combate … pero necesita si es que quiere tener una boleta presidencial ganadora en el vital distrito. Para esta postura la prioridad (casi podría decirse, la preocupación exclusiva) es garantizar la reelección de Cristina de Kirchner, más allá de (o, mejor: desentendiéndose de) la suerte electoral que corran los candidatos del PJ a la gobernación, a las intendencias y a las concejalías. La segunda prioridad: que Scioli, a quien sólo admiten como candidato a gobernador porque la necesidad tiene cara de hereje, obtenga menos (muchos menos, es la intención) sufragios que Cristina de Kirchner. Esto porque ya están pensando en el período político posterior.<br /><br />La simple aritmética y la política no van siempre de la mano, sin embargo: en este terreno, dos más dos a menudo no suman cuatro. A veces lo que se imagina como una adición termina convertido en una división.<br /><br />Los jefes territoriales del conurbano ya están avisando que no soportarán las listas colectoras, a las que consideran una manifestación de competencia desleal y parasitismo político. “Los que quieran competir, que vengan a las internas”, dicen. La mención a las elecciones internas puede ser entendida como un amable recordatorio: la ley prescribe la elección primaria de candidatos presidenciales en agosto y una insistencia de la Casa Rosada en facilitar las colectoras “progresistas” podría determinar que los jefes territoriales sugieran, de cara a agosto, una alternativa a la postulación de la actual presidente. Secreto a voces: Daniel Scioli mide mejor que la señora de Kirchner.<br /><br />El sector del kirchnerismo “progresista” vive la situación actual como potencialmente catastrófica. En un paisaje en el que figuras como Daniel Scioli o Mauricio Macri, el reaparecido nombre de Carlos Reutemann, Eduardo Duhalde, Julio Cobos y hasta Ernesto Sanz aparecen como considerables amenazas electorales , ese sector teme la frustración de lo que definen como su “proyecto”. Para los más veteranos, que ya sufrieron cuando Juan Perón apartó al camporismo en los años 70, esa sensación de deja vu se torna insoportable e induce a la pelea desesperada.<br />La Presidente se mueve en este mundo de tensiones tratando de hacer gestos bonapartistas, procurando aparentar posiciones de equilibrio, tratando de conducir sin disgustar a nadie.<br /><br />El bonapartismo –o cesarismo, en la denominación de Antonio Gramsci- es una conducción arbitral que se empina sobre “ una situación en la cual las fuerzas en lucha se equilibran de una manera catastrófica, de manera tal que la continuación de la lucha no concluiría en destrucción recíproca”. Claro está, no alcanza con los gestos, conducir implica tener la fuerza y el empuje para contener a los extremos y conducirlos. Cuando se discutió el tema de la imputabilidad criminal de menores, por ejemplo, la señora de Kirchner quiso manejarse desde el centro entre la posición del gobernador bonaerense (favorable a dar vigencia legal al proyecto ya aprobado en el Senado, que incorpora la penalización a partir de los 14 años) y la de su ala progresista, que rechaza la disminución de la edad. En rigor, ninguna de las alas retrocedió de sus posturas anteriores.<br /><br />El tema de la seguridad volvió a emerger esta semana, cuando el Canciller Héctor Timerman (casi un fundador del cristinismo y miembro adscripto al club progresista) se lanzó contra el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, acusándolo de enviar a miembros de la Policía Metropolitana a estudiar a El Salvador en la International Law Enforcement Academy (ILEA), un centro mundial de formación de fuerzas policiales creado por iniciativa del ex presidente norteamericano Bill Clinton como contribución de su país a la lucha mundial contra el crimen organizado y el delito en general.<br /><br />En su ataque contra Macri (probable candidato opositor) Timerman embistió, sin demasiada diplomacia, contra los Estados Unidos, imputándole, por sostener esta academia, la financiación de “cursos de tortura” y “técnicas golpistas”. Podría suponerse que la reacción del Canciller era un modo de sangrar por la herida, tras la noticia de que Barack Obama visitará Chile y Brasil en Marzo, pero sólo sobrevolará Argentina. No obstante, Timerman informó que esta diferencia con Estados Unidos es más antigua: "Tal vez la gente debería saber que el Presidente Néstor Kirchner en 2006 prohibió que miembros del Ejército y de la Policía Federal atiendan las sucesoras de la Escuela de las Américas", reveló.<br /><br />Es probable que, deseoso de exponer su kirchnerismo progresista, Timerman haya incrementado los problemas del gobierno con su expansión verbal. Porque desde La Plata el ministro de seguridad provincial, Ricardo Provincial puso de manifiesto que no sólo la policía de la Ciudad de Buenos Aires ha enviado efectivos a la Academia de El Salvador, sino también la Bonaerense y la propia Policía Federal, que depende del gobierno Nacional. "El año pasado –abundó Casal- fueron la Policía Federal, la metropolitana, la Prefectura, la policía de Córdoba, de Chile, de la provincia de Buenos Aires, del Uruguay, del Paraguay y del Brasil".<br /><br />Se supone que un ministro de Relaciones Exteriores es una figura empinada y representativa en un gobierno. El discurso de Timerman sobre este punto se convierte, pues, en una manifestación del barullo interno que reina en el oficialismo. Aun para desplegar una política de confrontación se puede actuar con eficacia. ¿Era necesario, para atacar a un eventual candidato presidencial opositor como Macri, ofender a los Estados Unidos y a los países que envían efectivos a la Academia de marras? ¿Era preciso dejar mal parada a la ministra de Seguridad, Nilda Garré, que tiene efectivos de la Federal en la cuestionada institución en El Salvador? ¿Era imprescindible colocar a provincias e instituciones de Seguridad en la virtual situación de acusados de enviar personal a instruirse “en técnicas golpistas o métodos de tortura”?<br /><br />En fin, puesto que tantas fuerzas nacionales y provinciales acuden a El Salvador a recibir instrucción en estas materias pese a la “prohibición” de Néstor Kirchner en 2006, Timerman ha puesto al gobierno ante la necesidad de explicar si aquél úkase del entonces presidente sigue en vigencia o si esa política ha sido debidamente modificada. Y por quién.<br /><br />Más allá de las palabras, lo que se observa es que el gobierno zigzaguea, practica la danza y la contradanza, como si hubiera perdido el sentido de la orientación: por un lado alienta bloqueos de calles o de empresas , por otro, exhorta a que las manifestaciones se hagan “en la vereda y en el cordón, para que la gente pueda circular y llegue a la escuela, al trabajo, para que pueda llegar”.<br /><br />Es probable que vacilaciones y tensiones crezcan en las semanas próximas, cuando el año electoral comienza a ganar temperatura. Néstor Kirchner todavía era capaz de mantener más o menos atado el paquete del oficialismo y sus aliados. Sin él, su viuda tendrá muy pronto que tomar decisiones que la involucran directamente y que, resuelva lo que resuelva, dejarán heridas y provocarán reacomodamientos importantes. Nunca después de abril, el mes donde, como decía T.S. Elliot, “se mezclan la memoria y el deseo”.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-44472977546782904792011-01-30T14:58:00.007-03:002011-01-30T15:29:08.357-03:00ANESTESIA SIN CIRUGÍA<strong>por Diana Ferraro</strong><br /><br />A comienzos de los 90, Carlos Menem describió sintéticamente su proyecto de modernización de la Argentina como una cirugía sin anestesia: todos los cambios necesarios introducidos con la urgencia del caso y de modo simultáneo, aunque doliera. Esa decisión permitió una veloz actualización de la estructura productiva y de servicios y el fin de la inflación. A partir de 2001, Duhalde y sus seguidores, los dos Kirchner, optaron por el proyecto opuesto, que describieron de acuerdo a sus fantasías acerca de la realidad como proyectos productivos o progresistas, sin advertir que, justamente por ser el proyecto opuesto al de los 90, el nombre que mejor le cabía era el de anestesia sin cirugía (ver: <a href="http://www.losandes.com.ar/notas/2006/5/24/politica-325069.asp">Anestesia sin cirugía por Carlos Menem en Diario Los Andes (2006)</a> )<br /><br />Durmieron las inversiones, aunque la economía se viera beneficiada por un factor externo –el precio de los cereales y su efecto multiplicador en lo interno, en especial en los recursos del Estado por las retenciones. Durmieron la memoria de diez años sin inflación con índices distorsionados del INDEC. Durmieron las empresas privatizadas, que a raíz de los contratos quebrados y las tarifas pesificadas y fijas, desmejoraron cuando no congelaron sus servicios. Durmieron la conciencia de la ciudadanía, con la ayuda de los beneficiados por el cambio de las nuevas reglas –entre otros, los dos más importantes matutinos que aún hoy no se atreven a reivindicar los 90. Durmieron las relaciones exteriores con el principal aliado de la Argentina en los 90, los Estados Unidos—dentro del contexto del mayor ataque sufrido por éste y festejando el final de la única opción estratégica de la Argentina, un continentalismo pleno capaz de rescatarla de la hegemonía brasileña. Durmieron, finalmente, las instituciones de modo tal que los partidos políticos –principalmente el poderoso y democrático PJ de los 90—dejasen de funcionar, que las fuerzas de seguridad perdieran su capacidad de reacción y que la justicia olvidara, en medio del cómo y conveniente sueño, dónde está el mal a castigar, dónde la jeringa con el soporífero, y dónde la mano que lo administra. De la cirugía necesaria para poner el país de pie, para recuperar las inversiones y los buenos servicios así como las relaciones internacionales genuinamente productivas y beneficiosas y para contar con la seguridad jurídica y física imprescindibles y con instituciones adecuadas a las necesidades de los ciudadanos, ni noticias.<br /><br />Ante la fantasía de que el ensueño colectivo, provocado por los efectos remanentes de la anestesia, pueda prolongarse eternamente, conviene advertir la aceleración progresiva de los abruptos espasmos del cuerpo comunitario, por ahora breves y acotados, pero que terminarán en un final despertar a la realidad. Durante la transición, la fiebre inflacionaria seguirá allí, cada día más alta. A la vez, el deterioro institucional se acelerará con el reinicio de los desequilibrados signos vitales, y la parálisis provocada por la incorrecta alineación externa dejarán en evidencia la necesidad de una nueva, posiblemente dolorosa, pero inevitable cirugía.<br /><br />El próximo candidato a presidente que pretenda devolver la salud a la Argentina y ser capaz de decirle con total honestidad, como escribiera Béliz y recitara Menem, “Levántate y anda”, tendrá que haber pasado obligatoriamente por este curso de medicina política y ser capaz de explicar claramente al paciente que en los últimos diez años, sólo estuvo dormido, en un coma deteriorante y no en vías de recuperarse. También que para sentirse bien, no basta con doparse, sino que a veces hay que hacer algo más. ¿Una cirugía con anestesia, quizá?<br /><br /><em>Lecciones de cirugía gratuitas</em>: <a href="http://www.cavallo.com.ar/">http://www.cavallo.com.ar/</a><br /><em>Cirujanos aprendices, aún no graduados</em>: Daniel Scioli y Mauricio Macri<br /><em>No inscripto en el curso</em>: Carlos Reutemann<br /><em>Alumno aventajado</em>: Alberto Rodríguez Sáa<br /><em>Rechazados en el curso</em>: Julio Cobos y Ricardo Alfonsín (no comprenden de qué se trata)Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-1956827832987351282011-01-30T01:41:00.002-03:002011-01-30T01:46:10.285-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">No está todo dicho sobre las urnas de octubre<br /></span>por Jorge Raventos<br /></strong><br /><br />La Coalición Cívica ya ha definido su fórmula máxima para el comicio de octubre: Elisa Carrió y Adrián Pérez. En el Pro el nombre de Mauricio Macri es número puesto. El Proyecto Sur ya tiene su candidato presidencial, Fernando Solanas. Los radicales elegirán el suyo a fines de abril, entre Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz. El Peronismo Federal, pese a la deserción de Felipe Solá, se dispone a realizar internas escalonadas semanalmente por regiones entre abril y mayo, en las que competirán Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saa y, quizás, el chubutense Mario Das Neves. El oficialismo ya elevó su clamor para que Cristina Kirchner reincida.<br /><br />Con esos datos, todo parecería indicar que el paisaje preelectoral ya está dispuesto, que sólo resta aguardar algunos detalles, a develarse en doce a quince semanas, y que las elecciones primarias abiertas y obligatorias, que legalmente deben consumarse en el mes de agosto, pintan apenas como una ceremonia redundante, en las que sólo conservan ilusiones o tienen interés el vicepresidente Julio Cobos y Felipe Solá.<br /><br />Sin embargo, puede ocurrir que lo que parece no sea; es posible que lo que luce ya atornillado sufra desajustes, que se produzcan variantes significativas. En Argentina, ya se sabe, la política (más que el fútbol) es la dialéctica de lo impensado, de lo sorpresivo y hasta de lo asombroso.<br /><br />Por ejemplo, si bien es verdad que -con mayor o menor volumen, espontaneidad o franqueza- las voces del oficialismo se alzan para aclamar, proclamar (y, en algunos casos, reclamar) el nombre de la Presidente como cabeza de la boleta presidencial en octubre, lo cierto es que ella misma posterga una definición, lo cual induce a las interpretaciones y las conjeturas. En la última semana se han reiterado versiones originadas en las proximidades de la Casa Rosada que sugieren una reticencia de la señora a la búsqueda de la reelección. Se mencionan varios motivos: el insistente consejo de sus hijos (que la exhortarían a que termine el período y tome distancia), su estrés (que a veces se refleja en señales como sus repetidos episodios de lipotimia) y, sobre todo, un marcado decaimiento de su entusiasmo a partir de la muerte de su esposo. “Cristina nunca fue un cuadro ligado a solidaridades orgánicas o a vínculos militantes –describe una persona que la conoce desde hace mucho-; su aventura fue siempre la de ser compañera política de Néstor. Vivían una complicidad compartida y excluyente, y era con él con quien gozaba triunfos, logros, conquistas y venganzas. Aunque ella se esfuerza por mantener la llama encendida en homenaje a la memoria de Néstor, la ausencia de él le quita placer a todas esas cosas, les quita motivación”.<br /><br />Junto con esas conjeturas que evocan la posibilidad de que la presidente resuelva no candidatearse, florecen otras que niegan radicalmente esa perspectiva y que insisten en que su postulación está garantizada, tanto subjetivamente (la intención de la interesada) como por condiciones objetivas (aluden aquí a encuestas que le asegurarían un triunfo electoral inapelable y a la “retirada” de otras alternativas, adjudicadas, según esas construcciones a “una combinación propiciada por la Asociación Empresaria Argentina”). Probablemente acentuado para influir sobre el debate interno del oficialismo, el énfasis de esta versión “optimista” refuerza, sin embargo, la incertidumbre: tanta insistencia sugiere que es la misma postulada la que debe ser persuadida.<br /><br />Por cierto, que la señora de Kirchner decidiera no presentar su candidatura no sería un dato insignificante. A esta altura, fuera de ella, la única figura del oficialismo con posibilidades competitivas es Daniel Scioli. El gobernador tiene un respaldo en la opinión pública que se ha mantenido más estable que el de la señora de Kirchner: cayó menos que ella en tiempos del conflicto con el campo, quedó alto, pero rezagado en relación a ella durante las primeras semanas posteriores a la muerte del ex presidente, en las que la señora fue acompañada por la sociedad en su duelo, y ahora, cuando la tendencia vuelve a normalizarse y ese efecto se desvanece, ambos vuelven a estar parejos.<br /><br />Sucede, sin embargo, que Scioli no está apoyado sobre el mismo conjunto de opinión que la señora de Kirchner y, de hecho, muchos de los que reclaman la candidatura de ella lo combaten a él y no lo acompañarían, circunstancia que podría beneficiar, por ejemplo, al Proyecto Sur de Fernando Solanas. En cambio, si Scioli fuera candidato podría ejercer una atracción sobre el electorado y los cuadros peronistas e independientes que hoy buscan un rumbo junto al peronismo federal, sin descontar la posibilidad de que terminara decantándose a partir de ese hecho una reunificación del peronismo.<br /><br />Así, la idea de que el paisaje electoral de octubre está básicamente delineado puede ser una ilusión óptica. Otro dato: aunque ya no son tantos los que lo aguardan, hay no obstante un núcleo de convencidos de que aún vale la pena esperar la frugal palabra de Carlos Reutemann. El hermético santafesino prometió no hablar de candidaturas presidenciales hasta marzo, y sus creyentes consideran que no está cerrada la alternativa de que él se postule. Entretanto, es interesante observar lo que está ocurriendo en su provincia en relación con el Partido Justicialista: allí el kirchnerismo, conducido por el jefe del bloque oficialista de diputados, Agustín Rossi, decidió competir por fuera del PJ, convencido de que sería derrotado adentro por los seguidores de Reutemann y Jorge Obeid. Este, a su vez, después de declararse partidario del peronismo federal, rechazó la posibilidad de participar en la interna abierta que organiza esta tendencia. “Yo soy peronista federal, pero no concibo a éste como un partido aparte del PJ, sino como una tendencia interna”, dijo. La línea de Reutemann reclama unidad del peronismo, tanto en el país como en su poca provincia, donde la división equivale a entregarle el triunfo a las fuerzas que sostienen al gobernador socialista Hermes Binner.<br /><br />En fin, la posibilidad, abierta por lo menos hasta principios de abril, de que Carlos Reutemann juegue su candidatura, la incertidumbre sobre la fórmula oficialista y hasta la incógnita sobre el juego de alianzas en que piensa sostenerse Mauricio Macri son otros tantos factores que obligan a no caer en simplificaciones en torno a las urnas de octubre. O, al menos, a postergarlas por un tiempo: lo que se ignora electoralmente atañe a las personalidades políticas que hasta el momento cuentan con mejores números en las encuestas. Así como se ignoran las consecuencias de algunos hechos que este somero cuadro no mencionó: inseguridad, inflación, desorden, efecto Moyano.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-5189892568464113002011-01-24T10:44:00.003-03:002011-01-24T11:00:13.963-03:00PRODUCCIÓN Y CONSUMO: UN DILEMA ARGENTINO<strong>por Víctor E. Lapegna</strong><br /><br /><em>"Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente. <strong>Se nos alentó a consumir sin producir.</strong> Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental. En realidad nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas. Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia. Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición. El origen de la riqueza son el trabajo y el capital, ¿qué duda cabe de que la ociosidad es el manantial de la miseria? La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas”. </em><strong>Juan Bautista Alberdi, Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina, 1856</strong><br /><br /><em>“<strong>Debe trabajar el hombre para ganarse su pan</strong> / pues la miseria en su afán de castigar de algún modo / golpea en la puerta de todos y entra en la del haragán”.</em> <strong>José Hernández, Martín Fierro, 1872</strong><br /><br /><em>“Siempre en todas partes, han existido los que producen y los que sólo consumen. El régimen justicialista había lanzado una “consigna negra” para los parásitos: “<strong>cada argentino debe producir, por lo menos, lo que consume</strong>”. La organización del Pueblo, el trabajo organizado irá cerrando el cerco alrededor de los que consumen sin producir”.</em> <strong>Juan Domingo Perón, La Fuerza es el Derecho de las Bestias, 1956</strong><br /><br /><em>“<strong>La Argentina está muy preparada para consumir y mucho menos para producir</strong>. Hay que ir a una revolución hacia la producción. Las clases medias, en las que me incluyo, viven una gran decadencia cultural y educativa. No hay una cultura del esfuerzo”. </em><strong>Gerardo Della Paolera, La Nación, 23/01/2011</strong><br /><br />Las citas de Alberdi, Hernández, Perón y Della Paolera – quienes, pese a las diferencias temporales y conceptuales que los separan, coinciden en su lúcido interés por los asuntos de la Patria - marcan el carácter dilemático de la relación entre consumo y producción en la Argentina de ayer y hoy.<br />Para abordar ese dilema conviene tratar de esbozar la respuesta a estas dos preguntas:<br /><br />·¿Cuánto, qué y quienes producen en la Argentina actual?<br />·¿Cuánto, qué y quienes consumen en la Argentina actual?<br /><br /><strong>La Situación de la Producción de los Argentinos</strong><br /><br />El valor actual del Producto Bruto Interno (PBI) en la Argentina llega a unos 8.000 dólares por año y por persona y en el 2010 registró un aumento interanual de casi el 9 por ciento.<br /><br />Se considera que los factores principales de ese crecimiento fueron los siguientes:<br /><br />1.Producción agrícola, con una cosecha récord (en especial en soja);<br /><br />2.Orientación expansiva de la política económica (fiscal, monetaria y de ingresos);<br /><br />3.Contexto internacional favorable, con Brasil creciendo a tasas sorprendentes y traccionando al sector industrial argentino y China empujando la demanda de commodities en un ambiente de precios altos.<br /><br />4.Clima de estabilidad financiera que garantiza un escenario sin grandes riesgos de sobresaltos, gracias a la alta oferta privada de dólares y la baja probabilidad de default soberano en el corto plazo.<br /><br />Los trabajadores – según el concepto justicialista que reconoce una sola clase de hombres, los que trabajan – ocupados en las que son las principales actividades productivas por su incidencia en el valor total del PBI, aún incluyendo todos los eslabones de la cadena insumo/producto que abarcan esas actividades, suman un porcentaje menor del total de personas que integramos la Población Económicamente Activa (PEA) de nuestro país.<br /><br />Estos someros datos acerca de quienes producen en la Argentina dicen bastante acerca de la cantidad del trabajo argentino y, sobre todo, acerca de su calidad, considerando por un lado su productividad en términos del valor creado por cada trabajador en una unidad de tiempo y por el otro la medida en que la actividad laboral se corresponda con la dignidad debida a toda persona por el sólo hecho de ser tal.<br /><br />Según los datos del INDEC – con las justificadas dudas que suscita la credibilidad de sus mediciones – el desempleo es del 7,5 por ciento y según estimaciones confiables, el trabajo informal o “en negro” llega a un 36 por ciento de los asalariados.<br /><br />Si a ese 43,5 por ciento se suman las personas que no forman parte del universo productivo por motivos estructurales (jubilados, menores, estudiantes, enfermos, etc.) y los trabajadores ocupados en empleos de baja productividad (como el empleo doméstico, entre otros), se constata que una gran proporción de los argentinos no “producen lo que consumen”.<br /><br /><strong>La Situación del Consumo de los Argentinos</strong><br /><br />Una faceta de la dramática dualidad económica y social que divide a los argentinos es que pocos perciben mucho más de lo que pueden gastar en consumo y muchos perciben menos de lo que necesitan para pagar consumos vitales.<br />Un signo de esa dualidad es la brecha per cápita que separa al 10 por ciento de los hogares más ricos (que obtienen el 29,5 por ciento del ingreso total) frente a la misma porción de hogares pobres (que sólo recibieron el 1,7 por ciento del ingreso total), que fue de 21,45 veces.<br /><br />Otra señal de dualidad económica y social es el coeficiente de Gini - que mide el grado de desigualdad en la percepción de ingresos y en el cual 0 es el nivel de mayor igualdad y 1 el de mayor desigualdad – que en la Argentina de 2010 llegó al 0,40 para los ingresos per cápita de los hogares, mientras que en los países europeos desarrollados apenas alcanza un 0,25 o 0,30.<br /><br />En cuanto a la tasa de pobreza, si se la calcula conforme a los verdaderos precios de la Canasta Básica Alimentaria (que duplican a los registrados por el INDEC), asciende al 23 por ciento de la población (9,2 millones de personas).<br /><br />Aunque según el INDEC el ingreso promedio de los casi 6 millones de trabajadores del sector privado durante el tercer trimestre del 2010 habría sido de 3.939 pesos mensuales, el dato no parece ajustarse a la realidad en el caso del sector privado informal, en el que los salarios crecieron este año un 23 por ciento (según datos oficiales), mientras los precios de los alimentos crecieron un 34 por ciento.<br /><br />A propósito de ello cabe tener en cuenta que los trabajadores no registrados en el tercer trimestre de 2010 eran un 36 por ciento del total y que los alimentos representan una fracción mayoritaria de la canasta de consumo de los sectores de menores recursos, mayormente concentrados en el sector informal del mercado laboral.<br /><br />En cuanto al consumo privado, variable que representa casi un 60 por ciento de la demanda global, en el 2010 registró un aumento del 8,3 por ciento, mientras que el consumo público, de mucha menor importancia que el privado, creció casi un 10 por ciento.<br /><br />Si ese crecimiento del consumo privado se desagrega, se percibe la existencia de una marcada brecha entre las cantidades físicas de bienes vendidos y su valor en pesos deducida la inflación, lo que lleva a suponer que estamos ante un cambio cualitativo y estructural del consumo popular.<br /><br />Por un lado, el consumo de los sectores de ingresos medios-bajos y bajos se orientó a comprar mayor cantidad de bienes sustitutos más baratos y de mucha menor calidad, a través del conjunto de planes sociales y asignaciones de subsidios al consumo de los más necesitados.<br /><br />Por el otro, los sectores con mayores ingresos (que incluyen a algunos segmentos obreros como por ejemplo los petroleros, cuyos salarios son de unos 17.000 mensuales, así como a buena parte de los productores rurales) baten records de compras de autos nuevos (incluso los de alta gama), de electrodomésticos y de equipos de televisión, audio e informática, de viajes al exterior y gastos en turismo.<br /><br />Esas compras dan cuenta del nivel de ingresos que tienen esos sectores medios-altos y altos, pero también de cierta compulsión a consumir para cubrirse de la inflación, en un entorno de inestabilidad.<br /><br />Un signo de ello es que esas compras, realizadas en buena medida mediante el uso masivo del “dinero plástico” y la demanda de préstamos personales de corto plazo asociados al mismo, contrastan con el hecho que no haya un significativo repunte el crédito hipotecario, pese a que en muchos casos las tasas de interés se sitúan por debajo del índice de inflación real.<br /><br />Otra señal de comportamientos compulsivos antiinflacionarios, es que los ahorros que los argentinos tienen bajo el colchón, en cajas de seguridad o en el exterior ya suman 140.408 millones de dólares, de acuerdo a las estimaciones de la balanza de pagos difundidas por el INDEC y de ese total, en los primeros nueve meses de 2010, salieron fuera del sistema casi 7.000 millones de dólares.<br /><br />La mencionada dualidad que registra la cantidad y calidad del consumo entre los diversos sectores en el plano individual, se acentúa en el caso de los que se podrían llamar consumos sociales, como es el caso del acceso a bienes que expresan derechos difusos, como la educación, la seguridad, la salud o el transporte; en los que se registra una muy marcada la disparidad en la cantidad y calidad de este tipo de bienes a los que se tiene acceso, según sean los niveles de ingresos de los sectores sociales.<br /><br />Un primer ejemplo de lo expuesto lo tomamos de un reciente estudio acerca de “<em>Deserción, desigualdad y calidad educativa</em>”, del doctor Alieto Aldo Guadagni, en el que se aborda la cuestión educativa, clave de la productividad y de la justicia social en este siglo XXI.<br /><br />Se dice ahí que en la Argentina de hoy “<em>existen cada vez más evidencias que el sistema educacional, no solo el secundario sino también el primario y el inicial, avanza hacia la consolidación de un modelo organizativo de carácter dual</em>”.Agrega que “<em>no existe igualdad de oportunidades, ni entre regiones ni entre niveles socioeconómicos de la población, lo cual agrava aún más el gran problema de una deficiencia generalizada en la calidad educacional argentina</em>”.<br /><br />Por último, se da cuenta de que, “<em>por cada 100 niños que ingresan a la escuela primaria nada menos que 75 lo hacen en escuelas estatales y apenas 25 en privadas; sin embargo a la hora de graduarse en la universidad 70 de cada 100 graduados provienen de escuelas privadas. Esto es así porque de cada 100 niños que ingresan a la escuela primaría publica llegarán a graduarse apenas 5,6, mientras que en el caso de los niños que ha cursado en escuelas privadas se graduaran nada menos que 38 cada 100</em>”.<br /><br />En otro plano, aunque la inseguridad afecta por igual a todos los sectores sociales, es obvio que quienes pueden pagar vigiladores privados o instalar gadgets preventivos en sus domicilios y ámbitos de trabajo pueden verse menos amenazados por el delito que aquellos que no pueden solventar ese tipo de consumos.<br /><br />En materia de salud salta a la vista que existe una marcada diferencia entre los sectores de la población que pueden consumir las prestaciones sanitarias que brindan los servicios privados y las obras sociales de mayor calidad, respecto de quienes sólo pueden consumir los servicios de los efectores públicos de salud.<br /><br />Por último, son evidentes las diferencias entre quienes se transportan en un automóvil particular, un taxi o un remise y quienes están forzados a consumir los servicios públicos de transporte, en buena parte de los cuales se impone a los consumidores tener que viajar más como animales que como personas.<br /><br />Matizando lo antedicho y como un indicativo de mejoras sociales registradas en el quinquenio 2004/2009, debe reconocerse que datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) indican que los hogares con carencias, que en el año 2004 eran el 51 por ciento del total, en 2009 habían bajado al 44 por ciento. El mayor avance en este campo se produjo en agua corriente (el déficit bajó de 19 a 10 por el ciento) y el menor en el acceso a la red de gas (de 22 a 19 por ciento), que obliga a pagarlo más caro en garrafas. En cuanto al déficit de conexión a la red cloacal, bajó de 41 a 32 por ciento en el mismo período, pero se mantuvo casi constante en las villas (de 77 a 75 por ciento).<br /><br /><strong>Asignaturas Pendientes en la Producción y el Consumo</strong><br /><br />La descripción de la situación actual de la producción y el consumo en la Argentina confirma la idea básica que quisimos marcar mediante las cuatro citas con las que se inicia este artículo.<br /><br />El camino que conduzca a hacer realidad aquel apotegma según el cual “cada argentino debe producir, por lo menos, lo que consume” tendría que ser un tema central del debate de ideas en el que debería consistir la campaña política en vistas a los comicios de octubre próximo, en los que hemos de elegir un nuevo presidente.<br /><br />En esa perspectiva es alentador el compromiso asumido por Eduardo Duhalde en una carta dirigida a los argentinos que se distribuyó en el acto de proclamación de su candidatura presidencial, que plantea lo siguiente.<br /><br /><em>“Sabemos y podemos construir una nueva matriz industrial que amplíe y sustente el camino abierto por las cadenas agroalimentaria, automotriz y siderúrgica, fuentes principales de nuestro potente crecimiento económico, al que hemos de armonizar con la calidad ambiental y la integración y justicia social, generando pleno empleo con trabajos estables, creadores de valor y por ello bien pagos, conducente a que cada argentino produzca el doble de lo que consume”.</em><br /><br />En este punto tendemos a coincidir con las ideas de Rajiv Bantra, economista indio residente en Estados Unidos, en cuanto plantea que el estímulo de la demanda debe basarse más en la capacidad de compra de los salarios que en el endeudamiento de los consumidores, para evitar recaer en crisis como la que estalló en septiembre de 2008.<br /><br />Por último, con esta nota quisimos hacer un aporte a ese debate aún pendiente y con el mismo espíritu terminamos reproduciendo dos párrafos de un reportaje a Gustavo Grobocopatel que publicó el diario Perfil, que nos resultan ilustrativos acerca de nuestras asignaturas pendientes en cuanto a la relación entre producción y consumo.<br />“<em>Hoy día no es “exportar más valor agregado”, como se dice vulgarmente, sino “exportar productos que incluyan a más gente en la cadena”. Creo que estos son los términos más apropiados para definir este tema. ¿Por qué? Porque es necesario generar puestos de trabajo y mano de obra calificada aquí en Argentina. Debemos dar más trabajo a la gente. Fundamentalmente, en el interior. Si no logramos transformar este proceso en estos próximos años en algo de este tipo, que revierta el sentido de las migraciones y permita desarrollar el interior, esta oportunidad que tenemos ahora habrá pasado de largo. Que la soja valga mucho y que tengamos éxito puede ser pasajero si no nos capitalizamos en generar este desarrollo en el interior</em>”Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-10731356812161664482011-01-22T20:00:00.002-03:002011-01-22T20:08:17.126-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Delito y política<br /></span>por Jorge Raventos</strong><br /><br />El debate sobre la imputabilidad criminal de los menores que ha florecido en el seno del arco oficialista es, probablemente, una manifestación de diferencias que ya agrietaban el llamado “proyecto” o “modelo” K en vida de Néstor Kirchner, pero que empiezan a adquirir una envergadura mayor a partir de su desaparición.<br /><br />Aunque no es el único terreno de divergencias, el de la seguridad es seguramente el más importante, por al menos dos motivos. El primero, casi obvio, es que la inseguridad ciudadana es la principal preocupación de la sociedad, según lo que registran unánimemente los estudios demoscópicos. El segundo, igualmente significativo, está relacionado con los rasgos de identidad que el kirchnerismo describe como propios y que se vinculan a los derechos humanos o, dicho con más precisión (ya que no es lo mismo) a la ideología de los derechos humanos.<br /><br />Para esta ideología son sospechosos los conceptos ligados al orden, al ejercicio de la legítima autoridad y a la preservación de la disciplina social (así como muchos de los instrumentos del Estado destinados a garantizarlos en última instancia, desde las instituciones y agencias con las que el Estado debe ejercer el monopolio de la fuerza hasta el rigor de las leyes, el dictado judicial de penas y su cumplimiento en establecimientos adecuados).<br /><br />La sospecha sobre estos conceptos, normas e instituciones, si bien se mira, está a menudo restringida a los límites de la Argentina o se aplica extensivamente sólo a sociedades cuyos gobiernos esta corriente ideológica condena, pero no a otros que este sector juzga con benevolencia porque les asigna carácter “progresista”. Una cosa es, digamos, la intención de aplicar penas más severas en Argentina y otra, por caso, su aplicación efectiva en Cuba, Nicaragua o la Venezuela de Chávez. Para no hablar del pasado y recordar la justificación (y hasta la apología) de los métodos represivos que se empleaban en la ya disuelta Unión Soviética.<br /><br />Se establece, pues una tensión fuerte entre las pulsiones de la opinión pública, que ante la inseguridad ciudadana aspiran a la acción firme y eficaz del Estado, y estas corrientes que las resisten y que, desde la presidencia de Néstor Kirchner (por una combinación de realismo pragmático y de inseguridad y flojedad de papeles para explicar su propio pasado en los años de plomo, de parte del ex presidente) fueron entronizadas como jueces de la ética política y proveedores de culpas y absoluciones.<br /><br />Mientras Néstor Kirchner ejerció el manejo del arco oficialista, él pudo arreglárselas para que esos sectores –que en su gran mayoría no provienen del peronismo- fueran admitidos y considerados (así fuera con resignación) en su sistema de fuerzas por las estructuras y corrientes de origen y pertenencia justicialista. Pero con la muerte de Kirchner el sistema de autoridad del oficialismo quedó fatalmente resentido y las tensiones preexistentes y las recíprocas suspicacias empezaron a expresarse más abiertamente.<br /><br />De un lado, los sedicentes sectores progresistas, temerosos de que el vacío generado por la ausencia de Kirchner fuera cubierto desde el peronismo territorial, personificaron en el gobernador de la provincia de Buenos Aires (y en su política de seguridad, incluido el ministro bonaerense Ricardo Casal) su propio eje del mal: allí golpearon desde Luis D’Elía hasta Horacio Verbitsky, pasando por el diputado Martín Sabatella, postulante a reemplazar a Scioli en alianza con el kirchnerismo progre. Del otro, al comprender los sectores del poder territorial de origen peronista que la terquedad ideológica tiende a enfrentar al conjunto con el talante sobre el tema seguridad que predomina en la sociedad (lo que, en especial para los que ejercen el gobierno o aspiran a ejercerlo en los distritos, puede ser especialmente riesgoso en un año electoral), empezó a presionarse por una postura realista: ya había hecho bastante mal la actitud que en su momento encarnara Aníbal Fernández al tratar de minimizar los problemas hablando de “sensación de inseguridad”.<br /><br />Es en ese contexto en el que debe interpretarse la frase con la que Daniel Scioli insistió esta semana en la necesidad de una ley que encuadre y penalice el delito de menores, bajando la edad de imputabilidad. “"Yo no puedo quedar bien con todo el mundo, quedo bien con la gente que quiere cuidar la vida y que quiere proteger la integridad física, que quiere vivir más segura", dijo el gobernador. Ese llamado a tomar en cuenta el reclamo ciudadano estaba dando expresión a los sectores con responsabilidades de gobierno frente a las corrientes atadas al ideologismo, porque, parece obvio, no se puede “quedar bien” con ambas.<br /><br />Por cierto, la tensión que se expresa en el arco oficialista en relación con el tema seguridad encubre otros recelos, en particular los que surgen de la falta de definiciones sobre la candidatura presidencial oficialista. Muchos ‘claman’ por la postulación de Cristina Kirchner, pero ella todavía calla. Y esa ambigüedad es vivida por las corrientes ideológistas del arco K como un peligro, ya que el único candidato alternativo posible con que cuenta ese arco es Daniel Scioli, para ellos “una calamidad”.<br /><br />Pero el tema de la inseguridad y de la actitud a adoptar frente al delito y frente a los crímenes cometidos por menores no es una cuestión exclusiva del gobierno, sino un debate alimentado desde la base de la sociedad. Eso queda clarísimo al observarse cómo recalentó también las relaciones en el espacio del llamado peronismo federal. Eduardo Duhalde, precandidato a presidente, se había identificado con la idea de restablecer el orden social (“Seré el presidente del orden”, declaró). Uno de sus competidores internos, Felipe Solá, calificó ese planteo como “una muletilla derechosa”. Duhalde le respondió de sobrepique, con un shot vigoroso : “Hay imbéciles que creen que el orden es de derecha”.<br /><br />En rigor, la idea de que el orden social es “de derecha” pertenece a la misma familia de juicios que aquél que expuso el ministro de Economía, Amado Boudou, cuando aseveró que “la inflación sólo perjudica a los ricos”.<br /><br />Y no está mal mentar a esta altura a la inflación, porque ese es el segundo fantasma que recorre la Argentina. El incremento de los precios es el producto de una tenaza que manipula el gobierno: con uno de sus dientes, enciende y calienta el consumo y la demanda, incrementando el circulante (aunque esto coexista, por ineficiencia, con la escasez de billetes), por el otro, paraliza la oferta e inhibe la inversión, en virtud de la arbitrariedad de sus decisiones, de falta de transparencia y controles institucionales y la inseguridad jurídica. En esas condiciones empieza a acentuarse como un mecanismo perverso la puja distributiva –que a su vez realimenta la inflación- y tiende a elevarse la conflictividad.<br /><br />Esto no ocurre en un momento de caída económica, sino (aunque se esté desacelerando) en un momento de ascenso determinado por la oportunidad que el mundo ofrece a todo un batallón de países emergentes. No debería sorprender que, habiendo motivos, la conflictividad crezca en instantes de relativa holgura: la estrechez determina obediencia y sometimiento o explota en desesperación; el desahogo relativo permite la lucha por reformas y mejoras, más allá del cortísimo plazo.<br /><br />El renacido conflicto del campo es una expresión de esto: hay muy buenos precios, por fortuna llegaron las lluvias y las cosechas serán buenas y los silos-bolsa permiten retener el producto y tener espaldas cubiertas mientras sigue la pelea por el precio pleno y por la libertad y transparencia de los mercados, sin la intervención deformante que sigue corporizando Guillermo Moreno.<br /><br />Entretanto, los sindicatos, que expresan al contingente de los asalariados en blanco (sólo 6 de cada 10, el resto sufre la precariedad), navegan hoy en la excitación social del consumismo y en las tranquilas aguas de un virtual pleno empleo: se sienten fuertes y deben responder a unas bases que hoy tienen más altos sueldos nominales pero que sienten cómo la inflación los erosiona velozmente. Los reclamos de aumento no tienen nada que ver, por cierto, con las fantasiosamente minimalistas cifras de inflación que proporciona el INDEC y atemorizan a aquellas empresas que sufren por la virtual inmovilidad del tipo de cambio, que golpea su competitividad. Así, la ilusión del pacto social alentada desde el gobierno, por el momento se está ahogando en la sopa. El 11 de este mes se iban a reunir este mes para empezar a hablar del tema formalmente: la reunión fracasó, prometieron hacerla la semana siguiente pero desde aquel día reina sobre este tema, como diría Alfio Basile, silenzio stampa.<br /><br />Donde hubo más ruido que silencio en el gobierno fue en el asunto de la cocaína descubierta en Barcelona, trasladada por argentinos y –ahora no hay dudas- desde la Argentina. El ruido derivó de la persistente insistencia de influyentes voces oficiales en afirmar que los casi mil kilos de droga en panes, multicolormente empacados, no habían salido del país, sino de la Isla de Sal, en Cabo Verde. La garganta más alta, en ese sentido, fue la del ministro de Interior, Florencio Randazzo, quien declaró eso ya avanzada la semana que concluye. ¿Cuáles eran las fuentes (si es que había alguna) en las que se basaba el funcionario. ¿O se trataba más bien de una operación de defensa preventiva? Probablemente las mismas fuentes (o la misma jefatura operativa) alimentó a los medios oficiales y oficialistas que también sostuvieron esa postura.<br /><br />La Justicia argentina, con los elementos con que cuenta (que son sensiblemente incompletos aún, porque los Tribunales españoles todavía no han provisto información relevante, por ejemplo el contenido de la computadora del avión Challenger que trasladó la cocaína a Cataluña) ya no duda de que la droga fue cargada acá, seguramente no en Ezeiza, quizás en Mar del Plata, donde los hermanos Juliá pasaron un día antes de su travesía a España pero más que probablemente en Morón, en un aeródromo en el que coexisten jurisdicciones civiles y militares.<br /><br />La poco fundada declaración de Randazzo tiene el defecto de su inconsistencia, pero poseía para el gobierno la virtud de sacar la pelota afuera de todas las jurisdicciones oficiales. La culpa la tenían los hermanos Juliá y el copiloto Miret, hijos de jefes castrenses de otras épocas. Nadie más. Una teoría ingeniosa, pero de vida más breve que un lirio.<br /><br />Ante la caída de ese argumento, el reflejo oficial parece ser ahora descargar las responsabilidades sobre la Fuerza Aérea y hacer rodar varias cabezas militares. Una especialidad de la casa. En verdad, hasta el momento ninguna autoridad con responsabilidades sobre estos asuntos (Aduana, Aviación Civil, Seguridad Aeronáutica, etc.) ha sido suspendida ni afectada. El único que fue golpeado por el comodoro Guillermo Juliá, un oficial de Aeronáutica altamente calificado, quien fue pasado a disponibilidad por ser hermano de dos de los argentinos presos en Barcelona por este tema. Cayó por portación de apellido, un delito por el que ya han sido castigados decenas de oficiales de las tres armas bajo este gobierno, durante la gestión de Nilda Garré en el ministerio de Defensa. Esta semana, la doctora Garré, hablando del tema inseguridad, con el que se inició esta nota, enunció un principio que probablemente no aplicó, sin embargo, a los portadores de apellido: "Si garantismo es respetar a rajatabla los derechos y garantías de la Constitución Nacional, deberíamos ser todos garantistas y lo grave sería no serlo". Es que, parafraseando a Orwell, seremos todos iguales, pero algunos son menos iguales que otros.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-73366122197474101022011-01-15T20:22:00.002-03:002011-01-15T20:28:33.168-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Un país normal<br /></span>por Jorge Raventos</strong><br /><br />A juzgar por las contadas horas de este enero que la Presidente pasó en la Casa Rosada ha de ser cierta esa conjetura que presume que “en verano en la Argentina no pasa nada”.<br /><br />Hay que admitir que puede haber excepciones (en el verano de 2001/2002, por caso, hubo una crisis de superproducción de presidentes; el de 2008 hospedó el incidente del bien forrado maletín chavista de Antonini Wilison y el de 2010 estuvo signado por el culebrón del Banco Central), pero parece obvio que la señora de Kirchner no se dejó intimidar por esos antecedentes ni por los ominosos choques de la estación Constitución que inauguraron el verano actual y apostó al reinado de la normalidad estival.<br /><br />En ese sentido, el robo que sufrió Rodolfo Stefanon –un empleado de Presidencia que se llevó a su casa unos 85.000 dólares, fondos oficiales destinados a gastos de la tripulación del avión Tango 01 que trasladaría a la señora de Kirchner, y que fue asaltado por motochorros – confirma la idea de un paisaje normal. No es la primera vez que Stefanon – probablemente también otros- se lleva dinero del Estado a su domicilio, ni es una sorpresa que legiones de ladrones que cabalgan motos de diferentes cilindradas atracan a viandantes. Se sospecha que no se trató de un robo al voleo, que los ladrones sabían que Stefanon llevaba una pequeña fortuna en su mochila, que había sido “marcado”. Nada fuera de lo común: es la técnica de las “salideras” de la que han sido víctimas miles de clientes de bancos y escribanías. Algunos medios – Clarín, por ejemplo- infieren que la vigilancia y organización que esta modalidad habría demandado para emboscar a un funcionario de Presidencia implicaría “que una organización delictual se creó en la Casa de Gobierno”. Chocolate por la noticia.<br /><br />También parece estar dentro de lo corriente que lleguen a España, procedentes de la Argentina, cargamentos de cocaína y otras drogas (principalmente, drogas “de diseño”.<br />Tan habitual parece ser el hecho, que el gobierno español advirtió a Buenos Aires que éste era uno de los principales orígenes sudamericanos de la introducción de droga en su territorio; también lo mantuvo informado de algunos operativos del narcotráfico que se realizaban acá y que eran investigados por organismos especializados españoles (o de países amigos). Gracias a esa ayuda se incrementó en la Argentina el secuestro de droga.<br /><br />Sin embargo, las autoridades españolas que –como admitió el propio vicepresidente del gobierno y ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba- estaban anticipadamente enteradas de que desde Ezeiza iba a salir, rumbo a Barcelona, un avión tripulado por argentinos con una fortuna en panes de cocaína, decidieron no comunicar al gobierno de la Argentina lo que sabían. El diario Perfil consigna la opinión de “un importante ex oficial de la División de Unidad Antiterrorista de la Policía Federal (DUIA), con importante llegada a la DEA y al FBI”. Según él , “si ellos hicieron el operativo y no avisaron al sistema de seguridad local, es porque no confiaban. Era más fácil asegurar el operativo en Barcelona que Buenos Aires”. Que los organismos internacionales que investigan la acción del crimen organizado y el lavado de dinero confían poco en el Estado argentino no es un descubrimiento de este verano. También eso forma parte de la normalidad.<br /><br />Aunque algunos medios oficialistas insistieron al principio en que, si bien el poderoso Challenger 604 tripulado por “los hijos de los brigadieres” (Juliá y Miret) había partido de Ezeiza, la droga recién se había cargado en un punto intermedio, la Isla de la Sal, en Cabo Verde, donde el aparato se detuvo para cargar combustible. Los investigadores españoles (y algunos argentinos) han concluido ya que no se carga y camufla una tonelada de cocaína en los escasos 50 minutos de detención logística que el avión permaneció en aquel aeropuerto africano. Ergo: la droga salió de Ezeiza. Incógnita: ¿se cargó en el Aeropuerto de Ezeiza o en la Base Aérea (militar) de Morón, donde estuvo estacionada varios días? Cualquier sea la respuesta, hay un listado de autoridades políticas y técnicas que deberán asumir responsabilidades. Hay otra incógnita, tan relevante como aquella: ¿Por qué vía ingresan a la Argentina semejantes magnitudes de droga? A juzgar por lo que revelan los españoles, este cargamento es apenas uno de los que terminan aterrizando en España (que no es, por cierto, el único destino europeo de los envíos narcos), habrá que colegir que la Argentina es colador por donde penetra droga sólo limitada por el interés de quienes la trafican. Los investigadores más dedicados al tema consideran que tampoco esta es una rareza, sino una verdad que no sale de lo común. Lo que sí, en cierto sentido, ha cambiado el cuadro es que ya la Argentina no es meramente “un país de tránsito” como predica el resistente jefe de Gabinete, Aníbal Fernández (“La Argentina sigue siendo un país de tránsito, como dice Naciones Unidas, porque es un mercado chico y barato, pasan de largo por acá para llegar a mercados como el español”); hoy en día es también un país de pequeña y mediana producción y un mercado de consumo en expansión. Un dato revelador: los exámenes de inspección vehicular que detectan intoxicaciones registran cinco intoxicaciones por drogas por cada una de alcohol.<br /><br />Antes de partir por casi dos semanas, la señora de Kirchner quiso saber qué había pasado en Ezeiza para que el Challenger de Juliá pudiera haber llegado, cargado y decolado sin controles. Seguramente la tranquilizaron. Las doce han dado y sereno.<br /><br />En materia de normalidad, ¿qué mejor botón de muestra que una pelea con el campo? No hay economista razonable –sin descontar, por cierto, a muchos de los que se enrolan en el oficialismo- que no destaque que las dos vigorosas columnas que sostienen la performance de la economía argentina son la cadena de valor agropecuaria (que se traduce en caudalosas exportaciones cobradas a buen precio, en fuentes de trabajo y en crecimiento indirecto) y las fábricas de automóviles (que colocan una parte sustancial de su producción en el mercado brasilero). Guillermo Moreno, el persistente secretario de Comercio, es la señal que el gobierno ofrece de que algo de ese aporte del campo le resulta molesto.<br /><br />Contra las promesas (y seguramente los deseos) del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, el gobierno decidió seguir la línea Moreno y mantener la virtual intervención del Estado en la comercialización del trigo, estableciendo condiciones de venta del cereal que perjudican al productor y no benefician a los consumidores, aunque le facilitan el negocio a los grandes monopolios compradores y a la gran industria molinera. La del trigo no es la única desdicha de que se queja el campo, hay una lista larga donde las retenciones siguen estando, y van acompañadas de otros aspectos de la política fiscal, del sistema de amortización de los bienes productivos, de la falta de crédito. En rigor: lo que hay es un reclamo de cambio de política que la falta de cumplimiento de compromisos con el trigo ha reactivado. Así, el campo lanza un paro y se prepara para un período de resistencia. El gobierno, para que todo sea normal, también subraya la confrontación. La política de búsqueda de limar asperezas que se insinuó con la designación de Julián Domínguez en la cartera parecería diluirse, con lo cual el peso de Domínguez se relativiza. La reaparición protagónica de Moreno en el tema triguero parece una prueba de ese curso. El curso habitual.<br /><br />Cuando regrese la Presidente, quizás llegue la hora de que los cambios en el gabinete, de los que se ofrecieron breves degustaciones en las últimas semanas con los nombramientos de Nilda Garré, Juan José Mussi y Juan Manuel Abal Medina (h), se desplieguen con mayor amplitud. Pero hay que ver. Ya se sabe que en verano no pasa nada.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-22278899135052022982011-01-08T20:28:00.002-03:002011-01-08T20:35:41.680-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">De nafta, billetes, luz, piquetes y cocaína<br /></span>por Jorge Raventos</strong><br /><br />El gobierno se ha caracterizado, a lo largo de los siete años de reinado K, por las visiones conspirativas, que lo llevaron a imaginar complots y maniobras “destituyentes” ante cualquier dificultad, cuestionamiento o reunión de personas (se llegó a atribuir intención conspirativa a un locro patriótico) y a culpar a adversarios políticos o a los medios cada vez que la sociedad muestra inquietud o protesta por acciones o inacción del Estado: unos actúan en la sombra para hacer daño y los otros “mienten para que parezca que todo está mal”, como resumió el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.<br /><br />Aún tomando en cuenta esa costumbre de culpar a terceros, resulta notable el esfuerzo que se ha hecho en los últimos días desde instancias del gobierno y con amplio uso de los medios beneficiados por la caja oficial, para despegar al sistema de poder central del escándalo que estalló una semana atrás en el aeropuerto de Barcelona cuando la Guardia Civil constató que un avión piloteado por argentinos y ligado a una empresa argentina había transportado a España casi una tonelada de cocaína del máximo refinamiento.<br /><br />El caso evocó una situación ocurrida seis años atrás, cuando en el aeropuerto de Barajas se descubrieron casi 60 kilos de droga que viajaron desde Buenos Aires por una compañìa subsidiada por el Estado argentino: Southern Winds. La valija llevaba la cocaína estaba consignada a la Embajada Argentina en Madrid.<br /><br />Más allá de la diferencia de volumen de la sustancia traficada, hay matices que acercan un hecho y otro. En los dos casos las empresas involucradas han tenido tratos y contratos con el poder; en los dos casos los hechos rozan a la Fuerza Aérea. La empresa que llevó la droga a Barcelona –Medical Jet- fue fundada por un ex comandante de esa fuerza –el brigadier general José Juliá- y es regenteada por dos hijos suyos; uno de ellos piloteó el aparato; el copiloto es hijo de otro ex alto oficial de la Fuerza. En el caso de Southern Winds, uno de los empleados de la línea que fueron señalados por la responsabilidad en el envío, era hijo de un comodoro, a la sazón jefe de Seguridad del Aeropuerto de Ezeiza. Como colofón de este episodio ese comodoro perdió su puesto, el jefe de la Fuerza Aérea del momento, comodoro Carlos Rohde, debió abandonar su cargo y la Aeronáutica se quedó sin la supervisión de las estaciones aéreas: se disolvió la Policía Aeronáutica y se creó la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Curiosamente, en la misma semana en que trascendía el hecho de Barcelona, la Fuerza Aérea se topaba con otras dos malas noticias: de una base aérea se sustraía un número importante de cajas de munición vencida pero utilizable y se descubrìa que uno de los aviones de la flota presidencial había sido deliberadamente dañado.<br /><br />Por algún motivo no tan evidente o por mero reflejo condicionado, las usinas oficiales se empeñaron de inmediato en ligar a la empresa Medical Jet con adversarios políticos. El diario Tiempo, parte de la flotilla oficialista, tituló su edición del sábado informando que Luis Barrionuevo era viajero frecuente de esa empresa y agregó que sus dueños habían aportado 5.000 pesos para la campaña del gastronómico en Catamarca. Aníbal Fernández divulgó esa misma información por los medios electrónicos. “A Kirchner no le aportaron jamás”, abundó Fernández. En rigor, por los mails que investiga la Justicia en el affaire Ricardo Jaime y en el de los medicamentos adulterados, se sabe que no todas las contribuciones que se solicitaban y recibían en las campañas K quedaban transparentemente registradas. Se sabe asimismo que Néstor Kirchner viajó en los aviones de Medical Jet durante su propia campaña presidencial y que Lázaro Báez, uno de los emblemáticos empresarios kirchneristas (el último visitante que recibió el ex Presidente en El Calafate en la que sería la noche de su muerte) mantenía una relación fluida con los hermanos Juliá, viajaba en sus aeronaves e inclusive les compró una.<br /><br />Tal vez la atención dedicada por el oficialismo a este tema no oculte ningún misterio y sea, simplemente, un recurso para cambiar de conversación. Es que los temas dominantes en los primeros días de 2011, junto con las altas temperaturas, los piquetes de bañeros y el refinado golpe de una banda de boqueteros a un local del Banco Provincia en Belgrano, reflejaron distintos capítulos de la deficiente gestión (o imprevisión, o falta de reflejos) del gobierno.<br /><br />Los cortes de energía siguieron martirizando a miles de familias y dañando a centenares de empresas y comercios. Muchos viajeros amargaron sus vacaciones con la falta de combustible o las largas colas para conseguirlo. Y a eso se agregó la ausencia de billetes en los cajeros automáticos, fenómeno que castigó con una suerte de corralito veraniego a empleados que querían cobrar sueldos, jubilados que querían sus prestaciones, turistas que necesitaban efectivo. Hay combinaciones de ese calvario: someterse a una extensa espera para hacerse de unos litros de nafta (en muchas estaciones, racionada) para descubrir, al llegar, que no aceptan tarjetas de débito o crédito y que uno no tiene efectivo porque el Banelco estaba vacío.<br /><br />Aníbal Fernández, el autor de la frase que convertía la inseguridad en una mera sensación, tiene también respuesta para los problemas del verano. Esto le dijo a Tiempo Argentino la semana pasada: “La falta de guita puede ser una falta de previsión del Banco Central, y se soluciona, está resuelto. ¿La nafta? No hubo problemas con la nafta.“ El 2011 se inicia como una reedición de viejos éxitos.<br /><br />En verdad, Fernández no es a esta altura el mejor vocero del gobierno, pero se empeña en hacerse visible. Sucede que desde el seno mismo del oficialismo cunden las versiones sobre su devaluación (que es obvia, ya que lo han privado de áreas que manejaba a su antojo) y hasta de su desplazamiento del gabinete. “Yo manejo cosas muy sensibles, muy complicadas, todos los días, varias por día, como para que la presidenta esté enojada”, se quejó desde las páginas de Tiempo Argentino. Pero se lo nota nervioso y hasta torpe: basta observar los ex abruptos que soltó en Radio Rivadavia esta semana, ignorando que los micrófonos estaban abiertos. Fernández es ya casi un profesional de los medios y ese traspié revela que la presión que soporta puede ofuscarlo y volverlo vulnerable.<br /><br />Desde los círculos más empinados del gobierno llegó a los periodistas (ya antes de que finalizara el 2010) la versión de que la Presidente quiere traer desde España al embajador Carlos Bettini, un viejo amigo de La Plata a quien trata desde antes de recibirse de bachiller. Próximo a Felipe González, al ex ministro de Hacienda (y actual consultor de las mayores empresas españolas) Carlos Solchaga y a la Casa Real, Bettini vive en el exilio madrileño desde tiempos del Proceso, cuando su familia fue brutralmente golpeada por la represión y casi exterminada: él y una hermana sobrevivieron.<br /><br />Muchos suponen (y tal vez Aníbal Fernández malicia) que Bettini es el candidato de la señora de Kirchner para la jefatura de gabinete. Mejor informadas, otras fuentes objetan que Bettini no quiere someterse al intenso trajín que demanda ese puesto y, en caso de que la presidente insistiera en traerlo a Buenos Aires para tenerlo como un consejero cercano, él preferiría venir como Canciller. ¿Qué hacer en tal caso con el primer cristinista, el ministro Héctor Timerman? Aunque parezca asombroso, hay quien levanta apuestas arriesgando que a él le estaría destinada la jefatura de gabinete. ¿Piensa acaso Cristina en un “enroque de tres”, que conduzca a Aníbal a un período de roce internacional como embajador ante el Reino de España? También eso podría ser asombroso.<br /><br />En la reestructuración de gabinete que se vaticina (o se adivina) desde los círculos de la Casa Rosada, la otra butaca importante a reemplazar es la de Justicia. Se candidatea en los rumores a Carlos Arslanián y a Esteban Righi, el que fuera ministro de Interior de la breve presidencia de Héctor Cámpora y que hoy conduce a los fiscales desde la Procuración. También se aventura que podría ser un juez el reemplazante de Julio Alak. La presidente no tardará demasiado en resolver estas conjeturas. Difícilmente sea después de febrero.<br /><br />Es que en marzo empieza una relativamente corta cuenta regresiva para la señora de Kirchner: mientras sigue empeñada en capturar algunos de los hilos que hasta octubre terminaban en las manos de su esposo y le garantizaban espacios de gobernabilidad, ella debe analizar y decidir qué hará con su candidatura presidencial.<br /><br />Esta semana muchos dirigentes del kirchnerismo parecieron confabulados en difundir que ella debe encabezar la boleta del oficialismo. Sin embargo, algunas declaraciones funcionan como una puerta giratoria. Por ejemplo la del senador Pampuro, que la consideró candidata segura, pero agregó: “si ella no decide apartarse”. Ni siquiera ella sabe hoy qué es lo que hará. Hay sin embargo, un segmento nada despreciable del oficialismo que no se puede permitir que la señora “se aparte”, porque, estiman que cualquier alternativa posible en el seno de la fuerza gobernante, implicaría un cambio de rumbo.<br /><br />El domingo 2 de enero, en Página 12, Horacio Verbitsky, influyente consejero del poder y orientador de un ala del oficialismo, resumía así esa preocupación: “Hoy el riesgo no es Duhalde, quien como un boxeador en el ocaso sólo permanece en el ring para recibir golpes, sino el gobernador Daniel Scioli, cuyo avanzado proyecto de diferenciación quedó en Pausa el 27 de octubre.”<br /><br />Es evidente que el espíritu de confrontación permanente no murió con Kirchner. Ni siquiera está en Pausa.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-32835217486083751262011-01-01T19:33:00.002-03:002011-01-01T19:38:11.566-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Los desafíos del nuevo año<br /></span>por Jorge Raventos </strong><br /><br />Antes de cerrar 2010 Cristina Kirchner introdujo un nuevo cambio en su gabinete al incorporar a Juan José Mussi, hasta ese instante alcalde de Berazategui, como secretario de Ambiente, en reemplazo de Homero Bibiloni. Desde la muerte de su esposo, a finales de octubre, la presidente introdujo más de veinte modificaciones en su elenco y es probable que ese proceso no haya concluido con la mudanza de año.<br />Se ha iniciado el decisivo 2011, último tramo de este período presidencial, y la señora sopesa la tentación de presentarse como candidata a reincidir. Quizás la promoción de Mussi sea una señal del deseo que prevalece: hace menos de un mes, en la reunión del justicialismo bonaerense citada por Daniel Scioli en su residencia de La Plata, Mussi, que aún revistaba como intendente, reclamó un pronunciamiento a favor de la postulación presidencial de la señora de Kirchner; el gesto no consiguió acompañamiento del resto de los dirigentes provinciales pero fue seguido con atención desde la Casa Rosada.<br /><br />Inmediatamente después de la desaparición de Néstor Kirchner, los estudios demoscópicos sugerían que la perspectiva de la reelección sólo dependía de las intenciones de la presidente: su nombre figuraba al tope de las encuestas y las intenciones de voto que se registraban, alentadas por la atmósfera del duelo, parecían indicar que se impondría sin necesidad de pasar por el ballotage que el oficialismo siempre ha temido. Con esos números, hasta los jefes territoriales más remisos se preparaban (o se resignaban) a alinearse tras el nombre de la viuda en la boleta electoral partidaria.<br /><br />Pero las cosas cambiaron en vísperas del fin de año: el desborde de la disciplina social, las vacilaciones, marchas y contramarchas, las imprevisiones y deficiencias de gestión expuestas en el crepúsculo de 2010 cambiaron el humor social y provocaron un derrumbe en las encuestas. El peronismo, más allá de las declaraciones públicas, puertas adentro se dispuso entonces a tomarse tiempo antes de definir candidaturas y eligió como argumento la vocación de “no presionar a la señora con pronunciamientos apresurados”. La propia presidente se sumergió en agobiantes incertidumbres: ella no pretende una candidatura testimonial, susceptible de ser aplastada en una segunda vuelta; para postularse quiere tener razonables garantías de que será reelecta. Las dudas de la señora alarman, claro está, a muchos de sus colaboradores que, con motivos, prevén que su propio futuro se ensombrece si la familia Kirchner deja el gobierno; en esos ámbitos se incrementan los esfuerzos para devolverle la confianza, se contratan encuestas optimistas, se ofrecen planes, se trata de contener sus titubeos con sesiones de reflexión ideológica, charlas económicas, descripción de presuntas conspiraciones ajenas, información sobre opositores o eventuales adversarios internos.<br /><br />Después de dos meses largos de presidir el país sin la tutela de Néstor Kirchner, lo que más aflige a su viuda es la percepción, ante cada situación crítica, de todos los hilos que han quedado fuera de control y la conciencia de que, sin esos elementos de contención, la situación del país puede adquirir por momentos una vertiginosa volatilidad.<br /><br />El disciplinamiento que Néstor Kirchner le había impuesto al sistema de fuerzas que conducía permitía establecer un cierto orden, así fuera precario, o liberar presión abriendo o cerrando algunas válvulas. Aunque crecientemente entrópico, ese sistema permitía contener un cuadro social que hoy, sin ese mecanismo, se muestra desbordantemente y sin maquillajes. Hoy está a la vista que un gobierno que ha contado durante su gestión con excedentes asombrosos (y con una no menos asombrosa ausencia de obstáculos institucionales para emplearlos a su capricho) ha alimentado en los últimos cuatro años un notable retroceso social, agravado por la creciente inflación. Desde 2007, uno de cada cuatro argentinos que habían conseguido trepar algo por encima de la línea de pobreza, volvieron a precipitarse: hoy las cifras son análogas a las de 2001 (y peores a las de la demonizada década del 90). La pobreza en el Gran Buenos Aires promedia el 37 por ciento (con picos del 49 por ciento). El promedio de la indigencia (insuficiencia para cubrir la canasta alimentaria mínima) ronda el 12 por ciento y asciende al 17 por ciento en el sector informal de la economía, donde no llega el subsidio “universal” a la niñez (dejando así al 60 por ciento de los menores de 18 años sin ayuda). En materia de equidad distributiva –una asignatura de la que el gobierno insiste en preciarse-, el 10% de la población más rica gana hoy 33 veces más que 10% más pobre.<br /><br />Los desafíos del 2011 superan, por eso, la esfera de lo electoral, aunque la incluyan. En primer lugar, el desafío es el de volver equilibrado y gobernable un sistema que perdió su viga principal con la muerte de Néstor Kirchner. La autoridad se erosiona rápidamente cuando no hay respuestas veloces y eficaces a demandas plausibles, se trate del restablecimiento del orden público, de poner fin a una usurpación, de restablecer la energía a domicilios o centros productivos, de dotar de billetes adecuados a los cajeros automáticos. Y esa erosión es más peligrosa cuando el nivel de irritación pública es más alto.<br /><br />Garantizada la gobernanza, se trata de trabajar para su desarrollo y para el mejoramiento de la sociedad: es preciso recuperar la concordia y dejar atrás la etapa de la confrontación constante y la arbitrariedad. Hay desafíos en la recuperación de la confianza (y con ella, de la inversión), en la adecuada reinserción internacional y en la comprensión del mundo crecientemente integrado en el que nos movemos, que castiga al aislamiento con la irrelevancia y la decadencia. Hay un desafío acuciante que es detener y combatir la inflación, que hace más pobres a los pobres , desalienta el ahorro y envenena toda apuesta al futuro. Hay otro desafío relacionado con el castigo a la corrupción y otro vinculado a la seguridad ciudadana y la lucha decidida y eficaz contra el delito. El desarrollo de un auténtico federalismo, la integración física y la plena ocupación territorial, ofreciendo alternativas al desmadre demográfico que concentra, hacina y faveliza población en porciones insignificantes de nuestra vasta extensión, son objetivos que, como los anteriores, requieren decisión, convergencia y acuerdos patrióticos, son tareas que trascienden la acción de una fuerza política o un gobierno.<br /><br />La Argentina pudo ya una vez superar enfrentamientos civiles, ordenarse, educar e integrar a millones de personas que llegaron a estas tierras, muchas de ellas sin hablar siquiera el idioma, ofrecer a su población un destino de movilidad social ascendente y una sociedad de la que sentirse orgullosos. Si el país pudo hacerlo una vez, no hay motivo para que no pueda hacerlo nuevamente ahora, cuando el mundo ofrece una gran oportunidad que varios de nuestros vecinos, con sentido común y sin desvaríos ideológicos, están aprovechando a pleno.<br /><br />Quizás el principal desafío del nuevo año resida en tomar conciencia de que la tarea es posible y poner manos a la obra.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-67984962778165647232010-12-31T21:17:00.002-03:002010-12-31T21:22:23.608-03:002011: ¿Y AHORA QUÉ?<strong>por Diana Ferraro</strong><br /><br />El contraste entre mala conducción económica y aparente éxito financiero, entre inflación y dólar quieto, entre falta de energía y alto consumo no inquieta ya a casi nadie. Como con esas películas que hemos visto muchas veces y de las cuales conocemos el final, observamos con escaso interés la situación política y económica, interesados sólo en saber qué día y a qué hora se va a producir el inevitable sinceramiento y reajuste, después de una década de malas decisiones gubernamentales protegidas por una coyuntura internacional económica favorable a la producción local de cereales. <br /><br />Discutir si el kirchnerismo seguirá en el poder no tiene el menor sentido a menos que deliberadamente quiera ignorarse al aún no instalado líder de la oposición. Que no esté instalado no quiere decir que no exista y, mucho menos, que no exista ya en el conjunto de la población una demanda clara de cambio. Esa demanda es la que terminará reafirmando el nuevo liderazgo y, por lo tanto, clausurando para siempre el lamentable y retardatario ciclo del kirchnerismo. <br /><br />No habrá desaparición oportuna de la escena política ni vestidito negro que puedan torcer un destino escrito ya hace tiempo: la Argentina precisa libertad operativa, libertad en los mercados, libertad económica, financiera y política. Lo que se comenzó en la década de los 90, no se pudo continuar con propiedad, y finalmente se abortó con los gobiernos de Duhalde y ambos Kirchner, es la tarea pendiente que, a sabiendas o no, reclama una población sedienta de estabilidad y garantías de crecimiento, progreso y prosperidad duradera. <br /><br />La profunda conciencia popular de lo efímero de la actual abundancia, expresada en un desenfrenado consumo para cubrirse de la inflación galopante, es la que dará validez al nuevo liderazgo preocupado por promover políticas realistas y eficientes a largo plazo. No es que haya un líder genial en puerta, sino que la demanda desesperada de verdad y realismo político terminará por transferir el mando a quien luzca más verdadero, sincero y dispuesto a hacer lo que hay que hacer para permitir que el país respire y se reorganice en la máxima de las libertades. <br /><br />A los kirchneristas conviene recordarles que la hora de los mentirosos pasó, por más que ahora, en su esfuerzo por continuar y prevalecer, traten de seducir con una nueva mentira: que son capaces de cambiar.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-89977889210060172132010-12-25T21:56:00.002-03:002010-12-25T22:00:03.420-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Año caliente, verano desbordado<br /></span>por Jorge Raventos</strong><br /><br />En vísperas de la Nochebuena, decenas de miles de trabajadores de las barriadas del sur del Gran Buenos Aires debieron soportar durante horas el impiadoso sol del verano porteño puertas afuera de la estación Constitución, que había sido clausurada; no habría servicio de trenes hasta la madrugada siguiente, porque desde temprano estaban cortadas las vías a la altura de Avellaneda por una protesta y el gobierno nacional había decidido no despejar el bloqueo para no provocar incidentes. Lo que quiso evitar en Avellaneda sucedió, así, en Constitución: centenares de pasajeros frustrados, sublevados por la arbitrariedad, la demora y el calor se lanzaron contra las rejas encadenadas de la estación ferroviaria y chocaron con la mínima dotación de la Policía Federal que las custodiaba. Los disturbios se prolongaron por más de dos horas; cuando los refuerzos policiales consiguieron contenerlos ya se habían producido incendios, saqueos de comercios, batallas a pedradas desplegadas en medio del tránsito (que no había sido cortado y desviado durante los incidentes) y se contabilizaba una treintena de heridos (algunos de ellos, efectivos de la Federal), varios de gravedad.<br /><br />Nilda Garré, la flamante secretaria de Seguridad se consideró satisfecha con la performance de sus fuerzas. Para ella el objetivo principal reside, al parecer, en evitar que la Policía –que quiere desarmada- pueda ser culpada de una muerte o una lesión grave. La seguridad es otra cosa, claro. Por lo menos eso deben pensar los que vieron destruidos o saqueados sus comercios o propiedades o los que no pudieron viajar, que quizás hubieran preferido un poco de acción de las fuerzas para liberar el bloqueo a las vías, donde estaba el núcleo del problema (lo que impedía el paso de los trenes).<br /><br />Mientras esto ocurría en Constitución, seguían avanzaban en otros sitios –descampados, depósitos privados, inmuebles en litigio, terrenos estatales y hasta veredas- la ocupaciones ilegales. Las fuerzas de seguridad en muchos de esos casos ni siquiera se hacen presentes,; en otros, rodean con cierto despliegue los espacios usurpados, en una maniobra que tiene por principal objetivo defender a los okupas de los intentos de desalojo protagonizados por el vecindario. El caso de un club barrial de Villa Lugano es un ejemplo: el juez actuante ordenó la desocupación hace más de diez días y no se ha registrado acción en ese sentido. La secretaria Garré pretende que la Ciudad de Buenos Aires entregue un subsidio a los ocupantes para que estos abandonen el predio, pero el gobierno nacional había acordado con el de la ciudad autónoma que no se premiaría a los usurpadores con ningún beneficio. Más que un cambio de criterio, la propuesta de la secretaria revela impotencia: el gobierno no se siente en fuerza para hacer cumplir la ley ni para cumplir con las instrucciones de los jueces.<br /><br />A la luz de esa debilidad, avanza en la sociedad la acción directa: así como se ocupan predios ilegalmente, pequeños grupos o manifestaciones más concurridas cortan con distintos motivos esquinas transitadísimas, autopistas, vías férreas y rutas o bloquean la salida de vuelos. Todo el mundo tiene causas (plausibles o caprichosas) para intentar hacer lo que el Estado no hace o para reclamarle que lo haga. Para pedir, por ejemplo, que funcionen los trenes subsidiados o que no falte la energía en los hogares y en las calles durante días enteros. O que no falten billetes de banco.<br /><br />Después de haber anunciado lo contrario, el gobierno decidió de buenas a primeras que el 24 y el 31 de diciembre se convirtieran en feriados bancarios porque temió no poder garantizar que hubiera papel moneda en las instituciones (de hecho, eso ocurrió durante largas y tórridas horas en algunas sucursales del Banco Nación el jueves 23, para padecimiento de decenas de jubilados que debían cobrar sus haberes). Hay que reconocer la coherencia del método: si hay corte de vías, se cierra Constitución y se suspende el servicio de trenes; si no se pueden garantizar los billetes, se cierra los bancos.<br /><br />Así, el gobierno llega al fin de 2010 en medio de una situación de desorden y de obvias torpezas en la gestión. Las decisiones se demoran, los problemas no encuentran soluciones adecuadas y oportunas. La chapucería llega a los propios nombramientos que hace el gobierno: el flamante secretario de Justicia, Alejandro Julián Alvarez (un militante de La Cámpora, la corriente que conduce Máximo Kirchner) no podrá formar parte del Consejo de la Magistratura, como preveía un decreto de 2006 suscripto por Néstor Kirchner. Con 29 años, Alvarez no alcanza la edad que se requiere para formar parte de ese cuerpo. El gobierno tuvo que modificar aquel decreto del ex presidente.<br /><br />Juan Perón solía decir que sus gobiernos serían apreciados “no porque nosotros seamos buenos, sino porque los que vinieron después fueron peores”. Aquella frase pícara del General quizás podría aplicarse hoy a Néstor Kirchner. Son muchos los que lo extrañan y observan que el gobierno está sintiendo su ausencia. Es que el sistema de poder del oficialismo giraba alrededor del ex presidente: él mandaba, él disciplinaba, él administraba los recursos, el hacía el seguimiento de los temas. Esos roles no han sido heredados.<br /><br />La hipercentralización que ejercía Néstor Kirchner procuraba, de todos modos, asentarse sobre bases más amplias que un entorno de allegados, conocidos o preferidos por simpatías ideológicas o por “cuestiones de piel”. En función de la consolidación de su mando y de sus intereses, Kirchner actuaba con un enorme pragmatismo, como detectó la Embajada de Estados Unidos, según las filtraciones de Wikileaks.<br /><br />En los últimos tiempos, después de la muerte y el paréntesis del duelo, se van sucediendo hechos que exhiben improvisación y estrechamiento en la selección del personal de gobierno. A los alejamientos inducidos de personas que parecían allegadas al jefe de gabinete, Aníbal Fernández (desde altos funcionarios de las áreas de Seguridad y de Justicia hasta la plana mayor de la Policía Federal), se ha sumado el del Procurador Joaquín Da Rocha, un peronista de cuyo estudio privado participa el ex canciller, Rafael Bielsa. Da Rocha venía siendo atacado en los últimos meses por Horacio Verbitsky, el columnista de Página 12 y presidente del CELS al que se asigna influencia ideológica en muchas decisiones presidenciales.<br /><br />Para Verbitsky, Da Rocha era culpable de tres pecados: su amistad política con Daniel Scioli, ser funcional al Grupo Clarín y haber permitido que su estudio asesorara al gobierno chileno en el reclamo de extradición del ex terrorista Galvarino Apablaza. Para reemplazar a Da Rocha, la Presidente convocó a una conocida: Angelina Abbona, que fue Titular del Tribunal de Cuentas de Santa Cruz y que, además, cuenta con la tutela de Carlos Zannini, el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, que acompaña a los Kirchner desde su provincia.<br /><br />Si en la etapa ascendente de su gobierno Néstor Kirchner se rodeó de figuras de perfil propio, heredadas, en casos, de la presidencia de Eduardo Duhalde (como Roberto Lavagna), hoy parece haber una preocupación por consolidar un eje sólidamente “cristinista”, algo que se observa tanto en los reclutamientos más cercanos como en las preferencias de trato de la Presidente a sus diferentes ministros. Algunos suben, otros descienden. Se espera, inclusive, que esta tendencia se consolide con una reestructuración más amplia del gabinete. Entretanto, esa atmósfera suscita intrigas y conflictos soterrados.<br /><br />Fue notable el esfuerzo que hizo el oficialismo la última semana para asegurar ya mismo el ascenso del general César Milani, un militar al que se le vaticina un destino de Jefe de Estado Mayor. Se atribuye a Milani una relación política estrecha con la ex ministra de Defensa, Nilda Garré, pero este no parece ser el motivo principal de la notable movilización con que el oficialismo consiguió quórum para poder aprobar ese pliego. La razón sería, más bien, el vínculo político que Milani ha probado con el kirchnerismo. A él se adjudica la política (que algunos definen como “limpieza genética del Ejército”) que eliminó de las listas de ascensos a varias decenas de oficiales de brillantes calificaciones, objetados por sus lazos familiares con militares de anteriores camadas y por ello sospechados de tener diferencias políticas con el oficialismo.<br /><br />Una matriz hipercentralista como la que el kirchnerismo traía desde sus orígenes, parecía destinada a manifestarse de un modo más extremo tras la muerte de quien fuera su forjador. Así, empiezan a expresarse sectores del núcleo oficialista que buscan instalar ya, pese a las dificultades que evidencia su gestión, la candidatura presidencial de Cristina Kirchner por el oficialismo.<br /><br />Ya lo han hecho el canciller Héctor Timmerman (el primero de la clase: lo dijo antes del sepelio de Néstor) y esta semana, el ministro de Planificación, Julio De Vido.<br />Alberto Fernández, que fue jefe de Gabinete tanto de la actual Presidente como de su esposo, acaba de declarar que ella “no es la candidata natural” del peronismo. Es una opinión interesante, pero, claro, Alberto Fernández no puede ya ser considerado un hombre del oficialismo. Resulta más significativo, en todo caso, el silencio o las reservas (salvo contadas excepciones) de los jefes territoriales del conurbano y los argumentos con que algunos gobernadores gambetean el tema, alegando que no quieren “forzar decisiones” de la Presidente. Ella, por su lado, cuando se reunió con los dirigentes del Partido Justicialista, la semana última, les pidió “amplitud”, para aceptar a otros.<br /><br />Seguramente la señora sabe que hay otros que muestran las reticencias que ella observa en el peronismo; en efecto, esa actitud no es en absoluto acompañada por la izquierda que trata de crecer a la sombra del poder kirchnerista: Martín Sabatella, diputado y líder del partido Nuevo Encuentro, expone sin recelo alguno su voluntad de respaldar la candidatura presidencial de Cristina Kirchner. Pero combate al gobernador bonaerense Daniel Scioli. Y a otros gobernadores peronistas. Y lo hace sin “amplitud” alguna.<br /><br />El 2010 concluye así entre el hervidero de la acción directa y el desborde (“el desmadre”, dicen algunos) y los conflictos íntimos que la política deberá procesar para hacerse cargo del año electoral. Faltan 10 meses aún para que se abran las urnas. Como cada día tiene su afán, antes habrá tiempo para hacerse cargo de la provisión de billetes, de la provisión de seguridad, de la provisión de energía, del cumplimiento de los fallos de la Justicia, de hacer cumplir las leyes y de combatir adecuadamente las usurpaciones, de frenar la inflación, de generar condiciones que estimulen la inversión. En fin, de gobernar. Toda una convocatoria.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-17193470987189033002010-12-19T10:39:00.002-03:002010-12-19T10:56:05.840-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Víctimas del marxismo<br />(de Groucho) </span></strong><br /><strong>por Jorge Raventos<br /><br /></strong>Puesto a prueba por una módica crisis que la chapucería se encargó de extender, el gobierno de Cristina Kirchner reveló un desconcierto y un extravío que hicieron cundir la alarma entre propios y extraños.<br /><br />Una enumeración de las sucesivas decisiones y cambios de dirección adoptados desde la Casa Rosada a partir de la ocupación del Parque Indoamericano de la Ciudad de Buenos Aires es suficientemente ilustrativa.<br /><br />Primero el gobierno nacional envió a la Policía Federal; se desató así lo que un aliado dilecto del oficialismo, Luis D’Elía, describió como “episodio represivo violento, encabezado claramente por la Policía Federal”.<br /><br />Poco después de que las imágenes del operativo ordenado por Balcarce 50 alcanzaron las pantallas de tevé, desde el mismo domicilio se ordenó el repliegue. El jefe de Gabinete se negó a partir de allí a satisfacer el pedido de las autoridades porteñas y las instrucciones judiciales que reclamaban la presencia de las fuerzas de seguridad para impedir choques entre usurpadores del Parque y vecinos de los alrededores (Fernández consideró esas instrucciones “de cumplimiento imposible”).<br /><br />Los enfrentamientos se produjeron, se llegó a contabilizar tres muertos y un número considerable de heridos, los desbordes abundaron y hasta se asaltaba las ambulancias que intentaban recoger víctimas en ese campo de batalla. El gobierno nacional envió entonces fuerzas de Gendarmería y de la Prefectura para evitar nuevos enfrentamientos (tarea que, por lo visto podía cumplirse perfectamente). Fue un retroceso tardío, pero de todos modos saludable.<br /><br />El jefe de Gabinete, con el acompañamiento de la propia presidente, insistía en que la ocupación formaba parte de una conspiración “destituyente”, que atribuían a Mauricio Macri y Eduardo Duhalde. Algo contradictoriamente, Fernández le reclamaba al gobierno porteño que ofreciera un plan de viviendas a los ocupantes. El gobierno de la Ciudad Autónoma se mantuvo firme en dos temas: el predio debía ser desocupado y no habría premio alguno para quienes participaron de la intrusión.<br /><br />“La ocupación no es delito” proclamó el jefe de gabinete el martes 14 por la mañana. Bandera de largada: pocas horas después las tomas de predios se multiplicaban, tanto en la Capital como en conurbano bonaerense y hasta en provincias alejadas del epicentro, como San Juan. Los teléfonos más receptivos del oficialismo empezaron a sonar: gobernadores e intendentes pedían que se pusiera fin de una buena vez a un proceso que empezaba a incendiar el orden. Nuevo viraje: se llega entonces a la decisión de desalojar de intrusos el Parque Indoamericano, acordar con el gobierno de la Ciudad Autónoma y prometer ante cualquier nuevo intento de usurpación el castigo administrativo de la pérdida de derechos a planes sociales y planes de vivienda.<br /><br />En síntesis, la Casa Rosada se tomó más de una semana para llegar a conclusiones de libro después de haberlas repudiado puntualmente, mientras producía con sus zigzagueos un agravamiento de la crisis.<br /><br />Hay quienes atribuyen simpatías por el marxismo a sectores del gobierno nacional. La disparatada dialéctica de los cambios de dirección ante las usurpaciones parece confirmar que sus principales responsables se guiaron por un lema de Marx (Groucho): “Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros”.<br /><br />La erosión sufrida por la autoridad se observó de inmediato en el hecho de que, pese a la última palabra pronunciada (la promesa de penas a los que intrusen propiedades públicas o privadas), las ocupaciones continuaron y en algunos casos volvieron a manifestarse con violencia.<br /><br />En paralelo, comenzaron a manifestarse mayores señales de centrifugación del dispositivo de poder que, en rigor, había sufrido su mayor perdida el 27 de octubre, cuando dejó la escena el hombre que - mal o bien y aún sufriendo un proceso de declinación política- manejaba la compleja trama de sectores, intereses y fuerzas sobre la que se asienta el oficialismo.<br />La señora de Kirchner ha debilitado enormemente con sus últimos recortes de influencia, designaciones y desplazamientos ministeriales a Aníbal Fernández, uno de los pocos hombres de su gabinete que le puede servir de nexo con el peronismo.<br /><br />Julio De Vido, que ya cumplía en parte esa función, queda ahora, ante el ataque de anemia de Fernández, como el principal canal abierto hacia la realidad. De Vido escucha a sindicalistas, a empresarios, a gobernadores, a intendentes. Fue él quien impulsó la designación de Arturo Puriccelli como ministro de Defensa, frenando la candidatura para ese puesto de Marita Perceval, adscripta al mismo sector ideológico al que pertenece la flamante titular de Seguridad, Nilda Garré.<br /><br />En los gremios y en el peronismo que se referenció en Néstor Kirchner (o fue disciplinado por él) se observa con inquietud la creciente influencia de sectores del sedicente progresismo. En la última semana, Luis D’Elía un vocero informal de esa tendencia, embistió conjuntamente contra Mauricio Macri, Eduardo Duhalde, Luis Barrionuevo, Aníbal Fernández, Florencio Randazzo y Daniel Scioli. D’Elía no sólo maneja un fuerte aparato de organizaciones sociales merced al respaldo del gobierno: también ha colocado al número dos de la agencia informativa oficial, Telam.<br /><br />La figura que más preocupación provoca en el peronismo que se articula con el gobierno es la del periodista Horacio Verbitsky, al que se atribuye la capacidad de incidir sobre el “relato” progresista de la Presidente, mantener capacidad de presión sobre sectores de la Justicia, ser escuchado en ámbitos externos sostenido por el discurso de los derechos humanos y extender inclusive su influencia a algunas personalidades de los partidos que figuran en la oposición.<br /><br />En virtud de la tutela que Verbitsky ejerció sobre las políticas que Nilda Garré desplegó en el ministerio de Defensa, muchos curiosean ahora en qué puede traducirse esa influencia en materia de políticas de seguridad. Las notas que Verbitsky escribe los domingos en Página 12 registran, por caso, una insistente campaña contra el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Ricardo Casal. Aunque Verbistky está, en principio en la vereda opuesta de Daniel Scioli (tanto, que hasta ha denunciado con tono acusatorio al Procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha, por apoyar al gobernador), los durísimos golpes contra Casal no son meras derivaciones de aquella divergencia, sino que tienen motivaciones específicas.<br /><br />Parece obvio que, si este antecedente tuviera repercusión en la gestión de la flamante ministra Garré, la colaboración entre los departamentos de Seguridad de Nación y Provincia de Buenos Aires sería de diagnóstico problemático.<br /><br />Ya en la pendiente final del año y al inicio de un verano que se presenta caliente y movido, un balance provisional de los hechos que se dispararon a partir de la ocupación del Parque Indoamericano indicaría que se confirman las amenazas a la gobernabilidad abiertas con la muerte de Néstor Kirchner, habida cuenta de que su manejo de las tendencias e intereses que sostenían el poder no ha sido heredado.<br /><br />Sobre el despliegue de una extendida crisis social –pobreza, baja productividad del trabajo, empleo en negro, déficit de vivienda, decadencia educativa, concentración demográfica, deficiente ocupación del territorio- se extiende una creciente erosión de la autoridad, acompañada por el desprestigio de la política, las investigaciones de corrupción y la esclerosis de los partidos.<br /><br />Así, el país hoy tropieza con escollos para aprovechar la formidable oportunidad que se le abre en un mundo que está dispuesto a pagar a muy buen precio sus producciones competitivas; un mundo que vuelca enormes inversiones en las naciones emergentes cuando éstas ofrecen una perspectiva de confianza, previsibilidad y desarrollo. Para ingresar en el círculo vicioso hay que superar los escollos, deshacerse de lo que obstaculiza.<br /><br />Conviene recordar a Fierro: No hay tiempo que no se acabe. Ni tiento que no se corte.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-90935331231231877202010-12-13T00:42:00.001-03:002010-12-13T00:49:39.547-03:00UNA LECTURA DE LA BATALLA DE VILLA SOLDATI<strong><span style="font-size:130%;">ORDEN, DEMOGRAFÍA Y VIVIENDA SON LOS TEMAS SUBYACENTES EN LA BATALLA DE VILLA SOLDATI<br /></span>por Víctor E. Lapegna</strong><br /><br />La batalla de Villa Soldati y sus dramáticas consecuencias de muertos y heridos, además de intensificar el debate social y político acerca del orden y de la seguridad, instaló en la agenda pública dos temas que no figuraban en ella: la cuestión demográfica y la política habitacional.<br /><br /><strong>El Orden y la Vida</strong><br /><br />En el cuerpo humano, sin orden no hay vida. Si las células, los órganos y los sistemas que integran nuestro cuerpo no hicieran lo que les es debido conforme al orden propio de su funcionamiento normal, no sería posible la vida y vendría la muerte.<br /><br />También en el cuerpo social, sin orden no hay vida y es posible que se instale la muerte. Cuando una o muchas personas vulneran el orden dado por normas – desde la Constitución hasta las ordenanzas municipales – que expresan la voluntad mayoritaria del pueblo soberano, el deber ineludible del Estado para defender la vida, la libertad y la justicia es restablecer el orden alterado, si es preciso usando la fuerza que, en una república democrática, es monopolio estatal.<br /><br />Si se asume que el orden es condición necesaria de la vida en el plano social como lo es en el plano biológico, no sólo no hay contradicción entre orden y justicia o entre orden y libertad, sino que no puede haber justicia y libertad sin orden, ya que no puede haber justicia y libertad sin vida.<br /><br />Por eso la sabiduría de Juan Domingo Perón le llevaba a afirmar que ser esclavo de la ley es el modo de ser libre en una comunidad organizada y a fijar los límites a los que debe ceñirse el comportamiento social y político afirmando: “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”.<br /><br />De lo antedicho se desprende que mantener el orden democrático establecido en las normas dictadas por los representantes del pueblo soberano, no es un comportamiento de derecha ni de izquierda, sino que es defender el básico derecho humano a la vida, que no se puede ejercer en plenitud sino en el marco de ese orden democrático.<br />De lo antedicho se desprende que el Estado no puede consentir la ocupación ilegal de espacios públicos – en este caso el llamado Parque Indoaméricano de Villa Soldati – por justificados que sean los reclamos de quienes realizan ese acto de alteración del orden democrático y debe proceder a desocupar el predio y restaurar el orden, recurriendo para ello a los medios a su alcance, según lo que establecen las normas y lo que aconseje la prudencia.<br /><br />Cuando quienes tienen la responsabilidad de dirigir al Estado no son capaces de mantener el orden democrático, que es lo que sucedió en Villa Soldati, sea esa incapacidad debida a que carecen de los medios materiales para hacerlo – como fue el caso del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires – o a que carecen de la voluntad política de hacerlo – como fue el caso del gobierno nacional – se pone en tela de juicio la legitimidad de ejercicio de esos gobernantes, ya que muestran incapacidad para cumplir con lo que es su misión más básica y esencial.<br /><br /><strong>La Cabeza de Goliath </strong><br /><br />La Ciudad de Buenos Aires tiene una superficie de 200 km2, equivalente al 0,007% del territorio continental argentino y en ese espacio habitamos unos 2,9 millones de personas, que representamos casi el 7% del la población total de nuestro país.<br />Los cordones del suburbano bonaerense ocupan unos 3.600 km2, alrededor de un 0,13% de la superficie de la Argentina (sin contar nuestro territorio antártico) y ahí viven unas 9,3 millones de personas, que representan el 22% del total de habitantes del país.<br /><br />Dado que ambos espacios configuran una trama urbana única y continua, resulta que aproximadamente el 30% de la población argentina está hacinada en apenas el 0,137 % del total de nuestro territorio en condiciones de habitabilidad normal.<br />Esta anómala realidad – denunciada ya en la década de 1940 por Ezequiel Martinez Estrada al designar tal monstruosidad demográfica como “la cabeza de Goliath” – se agrava por el cuadro similar que se verifica en el Gran Rosario, el Gran Córdoba y el Gran Mendoza.<br /><br />Acentúa esa deformación demográfica el hecho que el crecimiento “chino” de nuestro Producto Bruto Interno en los últimos años, en gran medida, es resultado de la producción agrícola que procede de ese vasto interior de nuestro territorio, escasamente poblado.<br /><br />Parece evidente que existe una relación entre el aumento de los niveles de pobreza e indigencia que se vienen registrando en la Argentina en las últimas décadas, que hoy alcanzan a alrededor del 30% de nuestra población total, con la distorsión de la que dan cuenta los datos reseñados.<br /><br />Es obvio que la demanda de bienes y servicios por parte de una población así concentrada que no genera una oferta de valor equivalente, es generadora de pobreza y que la pugna por la apropiación y uso de un suelo urbano escaso en relación a quienes pretenden ocuparlo, es fuente de tensiones y conflictos que llevan a episodios como los de Villa Soldati.<br /><br />Aunque, como se mencionó antes, esa deformación en la relación entre población y territorio viene de lejos, la cuestión no ingresó en la agenda pública de debates y son escasas, esporádicas, aisladas y carentes de difusión las propuestas tendientes a elaborar un diagnóstico y tratamiento del problema.<br /><br />La ausencia de iniciativas que aborden este crítico problema estructural de la Argentina – cuyo territorio es el octavo del mundo - en las instituciones del poder político, en el espacio mediático o en los círculos académicos. es expresivo de una miopía que, tal vez, la batalla de Villa Soldati pueda contribuir a que se atenúe.<br />En otros países del mundo el debate acerca de la cuestión demográfica está directamente vinculado al hecho que la globalización derribó o al menos debilitó las restricciones a la circulación de las personas que establecían los límites y fronteras.<br /><br />De ahí que en esos países la cuestión que es motivo de discusiones que están en el centro de los asuntos públicas se relacione a las corrientes migratorias. En Estados Unidos el núcleo del debate gira en torno de los inmigrantes procedentes de México y de los países centroamericanos. En Europa de los que proceden del norte de África, el Este europeo y Medio Oriente.<br /><br />En nuestro caso, aunque pueda ser plausible proceder a un análisis de la legislación y las políticas a seguir respecto del ingreso a nuestro territorio de inmigrantes procedentes de Bolivia, Paraguay, Perú, Uruguay y otros países latinoamericanos; no creemos que sea ese el núcleo del problema demográfico que describimos dado que, como se señaló, era ya grave y perceptible hace más de 60 años y por entonces no había corrientes migratorias hacia aquí desde otras naciones de la región.<br /><br />La respuesta estructural al problema reside en formular y poner en marcha un programa concreto que permita el desarrollo de todas las provincias y regiones del país que permanecen en el atraso, sin aprovechar las potencialidades y ventajas comparativas disponibles en su territorio para retener a sus pobladores, en general escasos y atraer a quienes se hacinan hoy, sin posibilidades ni esperanza, en los grandes centros urbanos.<br /><br />Se trata de elaborar y poner en marcha en todo el territorio nacional una nueva matriz industrial, capaz de armonizar el crecimiento económico con la calidad ambiental y la integración y justicia social, generando pleno empleo con trabajos estables, creadores de valor y por ello bien pagos, a los que puedan acceder los desempleados y marginados que se hacinan hoy en las villas miseria de las megalópolis y lograr así que “cada argentino produzca el doble de lo que consume”.<br /><br /><br />La prueba concreta de que esto es posible la brinda la provincia de San Luis que, merced a años de buen gobierno, retiene a sus habitantes e incluso atrae a los de otras provincias, dando un ejemplo que demuestra que es posible alcanzar un equilibrio entre territorio y población que hoy no existe, aunque es una condición necesaria para consolidar un desarrollo sustentable e integral de todas las personas y de toda la persona.<br /><br />Un modo de lograr ese objetivo es concretar acciones que unan las consignas de Juan Bautista Alberdi (“gobernar es poblar”) y Juan Domingo Perón (“gobernar es crear trabajo”).<br /><br />“…debe el gaucho tener casa…” [1]<br /><br />El Parque Indoamericano de Villa Soldati fue ocupado por cientos de familias pobres que pretendieron justificar esa medida ilegal e indebida con el legítimo reclamo de acceder a una vivienda en un pedazo de suelo urbano donde tener una vida digna.<br /><br />Sin mengua de la crítica que el acto en sí merece, del uso inescrupuloso que algunos hayan podido hacer de la desesperación de pobres y marginados para buscar réditos politiqueros o conquistar espacios de poder en beneficio del narcotráfico y el delito organizado e incluso de la posibilidad real de dar respuesta a la demanda; el reclamo es legal ya que la Constitución Nacional, en el último párrafo del artículo 14 bis, dispone que “la ley establecerá (…) el acceso a una vivienda digna”.<br /><br />Es cierto que, pese ha que han transcurrido más de 50 años desde la inclusión de esta norma constitucional, no existe aún una ley que establezca de que modo todos los ciudadanos pueden tener acceso a una vivienda digna. Pero esa mora en poner en acto esta como otras disposiciones constitucionales, no invalida su vigencia o la legitimidad de la exigencia ciudadana para que se cumpla con ella.<br /><br />Por lo demás, los cientos de familias que ocuparon el Parque Indoamericano de forma ilegal e indebida – vale repetirlo – son apenas una minúscula parte de unos 3 millones de hogares que componen el déficit habitacional argentino, magnitud que se mantiene inalterada desde hace 20 años, lo que prueba el fracaso de las políticas de vivienda de los gobiernos que se sucedieron, al menos, en las últimas dos décadas.<br />Vale tener en cuenta que la vivienda representa mucho más que las cuatro paredes y el techo que guardan de la intemperie y que la posibilidad efectiva de ser propietario y habitar una buena casa es una de las condiciones necesarias para llegar a ser persona, conforme a la dignidad de vida propia de la condición humana.<br /><br />Si se acepta lo antedicho, hace 20 años que quienes integran un tercio de los hogares argentinos carecen de una vivienda que les permita llegar a ser personas plenas y a tener una vida digna.<br /><br />Por lo demás, no es casual que el porcentaje de quienes habitan viviendas deficitarias sea equivalente al de los hogares argentinos en situación de pobreza ya que una de las causas del persistente déficit habitacional es, precisamente, el aumento de la pobreza. Así surge del hecho que, cuando en la década de 1970 se creó el Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI), la población pobre era un 6 por ciento del total y hoy creció al 30 por ciento.Para una mejor precisión en el diagnóstico del problema y la búsqueda de soluciones conviene tener en cuenta que la condición deficitaria de esas 3 millones de viviendas no es uniforme ya que incluye:<br />unas 500.000 viviendas irrecuperables,<br />unas 900.000 viviendas en situaciones deficitarias superables mediante diversas soluciones habitacionales (regularización del dominio, infraestructura básica, ampliaciones para resolver hacinamientos, refacciones, créditos blandos para cambiar de vivienda, vivienda progresiva para parejas jóvenes, etc.) y<br />1.600.000 viviendas deficitarias recuperables, cuyos habitantes no tienen capacidad financiera para concretar su mejoramiento.<br /><br />Esa diversidad estructural del déficit habitacional no es contemplada por las políticas públicas de vivienda que aplican la mayor parte de los recursos a construir viviendas nuevas, que demandan una inversión inicial por unidad de unos 30.000 dólares (sin incluir los costos de terreno e infraestructura), a lo que se agrega que el nivel de recupero de la inversión es insuficiente y que se tienden a registrar mayores costos por la desvalorización del dinero invertido, los sobreprecios y la inflación.<br /><br />Eso se desprende de auditorias del año 2008 según las cuales, del total de 5.725 millones de pesos que el sector público (sumando el FONAVI y Programas Federales) aplicó a la vivienda, un 52 por ciento fue para construir nuevas viviendas; un 18 por ciento para las llamadas soluciones habitacionales; un 17,6 por ciento a gastos operativos, amortización de créditos, etc. y un 11,4 por ciento a obras de infraestructura y equipamiento.<br /><br />Asignar más del 50% de la inversión a construir viviendas nuevas para atender al 17% de la demanda (viviendas deficitarias irrecuperables) y menos del 20% a soluciones habitacionales y financiamiento para más del 80% por ciento de la demanda (viviendas con déficit superable o recuperables), es algo peor que un manejo torpe de los recursos presupuestarios.<br /><br />Es privilegiar a la oferta (las empresas constructoras de nuevas viviendas y la cadena que componen), que paga retornos a los funcionarios públicos con capacidad de decisión y no a la demanda, que son las familias y personas que expresan el déficit habitacional argentino.<br /><br />Esto tampoco es una novedad ya que el FONAVI, en toda su historia, produjo un promedio anual de menos de 40.000 nuevas viviendas, cifra muy inferior a las 72.000 viviendas que suma el aumento anual de la demanda de hogares nuevos que no pueden acceder por sí a la casa propia, lo que también explica la persistencia del déficit habitacional.<br /><br />La necesidad insatisfecha del acceso a una vivienda propia y digna abarca a muchos y diferentes sectores sociales en todo el territorio nacional en un amplio espectro que incluye, por ejemplo, a parejas jóvenes de clase media que pagan un alto alquiler por un departamento, pero no consiguen acceder a un crédito hipotecario que les permita comprarlo. Otro ejemplo son familias numerosas y muy humildes, que reciben un subsidio del Estado por no tener empleo y deben pagar 600 pesos o más por una casilla en una villa miseria.<br /><br />De ahí que las respuestas para ir reduciendo el persistente déficit habitacional argentino deben abordar esa diversidad de situaciones e integrar las miradas sobre ese fenómeno de los actores de la política, la sociedad civil, la empresa y los representantes de todas las Provincias, que formulen política nacionales estratégicas que se apliquen de forma continuada, al menos, durante una o dos décadas.<br /><br />En cuanto a las villas miserias que representan la expresión más grave de la crisis de vivienda en la Ciudad de Buenos Aires, creemos que un objetivo central debe ser lograr la integración de los espacios y las personas que forman hoy las villas con la trama general de la Ciudad, quebrando la desintegración cultural mediante un cambio en la mirada, en general cargada de prejuicios, con la que los de “afuera” solemos ver a los de “adentro” de la villa. Dada la dimensión, complejidad e importancia de la problemática habitacional argentina, avanzar hacia su solución requiere también ampliar el volumen, accesibilidad, plazos y costos del crédito hipotecario, que en nuestro sistema financiero aún es escaso.<br /><br />Por caso, establecer una línea de subsidios efectivos y sustentables de las tasas de interés que cobren las entidades financieras por el otorgamiento de créditos hipotecarios a largo plazo, que deben ser subsidios parciales, aplicados cuando y donde sean útiles y necesarios para promover y multiplicar recursos financieros, de mano de obra u otros y que deben ser explícitos, transparentes y destinados a financiar a la demanda y no la oferta.Por último pero no por eso menos importante, deben diseñarse y poner en marcha líneas y procedimientos de microcréditos, destinados a financiar soluciones habitacionales y otros procedimientos de mejora de las viviendas par los sectores menos pudientes.En suma y en síntesis, se trata de realizar ese programa que el genio poético de José Hernández resumió en estos versos de su Martín Fierro:<br /><br />“Es el pobre en su orfandá<br />De la fortuna el desecho<br />Porque naides toma a pecho<br />El defender a su raza:<br />Debe el gaucho tener casa,<br />Escuela, iglesia y derechos”.<br /><br />Buenos Aires, 12 de diciembre de 2001<br />Día de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América<br /><br /><em>[1] Sobre el tema de este subtítulo ver exposición del Lic. Zenón Biagosch, Director de la Escuela de Negocios de la UCA, en el Congreso de Vivienda y Desarrollo Humano de la Universidad Católica Argentina (octubre 2010)</em>Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-48827110783856427112010-12-11T20:11:00.003-03:002010-12-11T20:20:18.480-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Vacío de Estado<br /></span>por Jorge Raventos<br /><br /></strong>Entre el fin de la noche del viernes 10 y la madrugada del sábado 11, el gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires iniciaron finalmente un diálogo, después de una semana de choques verbales por los medios mientras, el poder era un desaparecido en el sur porteño.<br /><br />El encuentro tuvo sus rasgos propios. Aníbal Fernández recibió a Mauricio Macri en la Casa Rosada, menos en su función de representante del gobierno que como perito de parte de los sectores que tenían intrusado desde hacía una semana un predio público de 130 hectáreas: “"Los ocupantes del parque Indoamericano nos pidieron que intercediéramos y fuéramos garantes de una reunión con el jefe de la ciudad", relató Fernández vía Twitter. Prosiguió, en tiempo real: “: "Ya arribó a casa de gobierno Mauricio Macri y estamos esperándolo junto a los representantes de los ocupantes”.<br />Esa performance era el primer gesto para romper la inacción que ya llevaba cobrados tres muertos.<br /><br />El sábado 4 de octubre, los vecinos de los edificios de Villa Soldati lindantes con el Parque Indoamericano, en la frontera Sur de la ciudad de Buenos Aires, observaron los movimientos incipientes de una ocupación del lugar por parte de personas que parecían decididas a establecer allí viviendas precarias. “Serían veinte o treinta –explicó uno de los vecinos-; enseguida dimos el alerta a la policía. Si se hubiera reaccionado rápido no habría ocurrido lo que tuvimos que lamentar después”.<br /><br />Dos días más tardes los ocupantes se contaban por cientos. Fue (recién) entonces cuando la jueza porteña María Cristina Nazar firmó una orden de desalojo, que cumplieron la Polícía Metropolitana –un cuerpo que apenas transita un estado embrionario- y la Federal.<br /><br />Algunas escenas captadas por las cámaras de tevé mostraron a hombres de la Federal en acción, cumpliendo la instrucción judicial con un derroche de energía que, al parecer, asustó a la Presidente, sobre todo porque coincidió con el hecho de que los incidentes terminaran con dos víctimas fatales. Aunque no había ninguna evidencia de que los muertos hubieran caído por balas policiales (más bien se piensa que las armas usadas fueron “tumberas”, unas escopetas caseras que emplea la delincuencia más rústica), a partir de ese instante el gobierno nacional decidió castigar a los agentes ("esos señores de uniforme golpeando se van a ir expulsados de la fuerza directamente", resumió el jefe de gabinete Aníbal Fernández.) y replegarse: abandonó así su intervención en un amplio espacio en situación de riesgo, en un distrito al que legalmente debe garantizarle seguridad y que, por otra parte, es la sede de las autoridades federales. El predio volvió a ser ocupado el mismo martes por la noche.<br /><br />El Parque Indoamericano está flanqueado en parte de su perímetro por edificios de departamentos que ocupan trabajadores y miembros una clase media modesta, que accedieron laboriosamente a la propiedad. Esos vecinos ya conviven en las proximidades de una cadena de villas de emergencia (la 20, la 1-11-14, la 3) que son, como todo el mundo sabe, fragmentos del territorio argentino de los cuales el Estado se ha ido alejando paulatinamente y donde el control es ejercido cotidianamente por poderes fácticos, principalmente ligados al mundo delictivo y al tráfico de sustancias. La perspectiva de que, en lugar de que las villas actuales sean urbanizadas y erradicadas en tanto tales, el inmenso Parque Indoamericano se convierta en el asiento de otra aterró a los vecinos de Soldati y Lugano, que vieron ante sí un fenómeno que uno de ellos definió de inmediato: “Esto es la favelización. Lo que Lula está combatiendo en Rio de Janeiro se va a desarrollar en el sur de la ciudad de Buenos Aires”.<br /><br />En verdad, en los últimos años –coincidiendo con un período de formidables precios internacionales para las exportaciones argentinas. de incremento del producto bruto y de la recaudación fiscal y de proclamada (por el gobierno) caída de la pobreza, la población de villas de emergencia se ha incrementado en un 50 por ciento. Muchos de sus habitantes son inmigrantes de países limítrofes; los argentinos son la minoría más numerosa. La discriminación verbal contra los no argentinos es un factor que desvía el análisis: la inquietud de los vecinos establecidos está motivada por la peligrosidad que asignan a la condición de "villero", más que a la nacionalidad. Observan a la villa como el espacio donde el Estado ha sido reemplazado por el poder del delito y la violencia.<br /><br />El gobierno de la Ciudad Autónoma y tres jueces reclamaron con insistencia al gobierno nacional, entre el miércoles y el viernes, que enviara la Policía Federal para prevenir enfrentamientos y para recuperar el espacio público usurpado, pero a esa altura el gobierno nacional ya había remachado su decisión de no intervenir: “Esto no se resuelve con la fuerza”, argumentaba Aníbal Fernández que, sin embargo, sólo desempolvó ese precepto después de que las fuerzas (que hasta entonces dependían del ministro Julio Alak y, de hecho, de él mismo), fueron puestas bajo sospecha por la señora de Kirchner y por las más conspicuas organizaciones de derechos humanos.<br /><br />El jueves los enfrentamientos escalaron: hubo tiros entre ocupantes y vecinos. Se sumó otro muerto. Algunas fotos panorámicas que publicarían los diarios al día siguiente parecían escenas de la guerra de Paraguay pintadas por Cándido López.<br />Con el Estado ausente, la guerra del Parque Indoamericano, siguió elevando la temperatura y si no llegó más lejos fue porque, pese a la presencia de agitadores organizados, provocadores y termocéfalos, un número extendido de gente sensata de ambos bandos (usurpadores y vecinos establecidos) tomó distancia de los enfrentamientos.<br /><br />De todos modos, los choques arreciaban el viernes por la tarde, mientras la Presidente festejaba en la Casa Rosada el tercer aniversario de su acceso al cargo, junto a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Aunque a esa hora ya había recibido una carta de Mauricio Macri solicitándole una audiencia para insistir en la necesidad de que el gobierno nacional “no abandonara al Sur de la Ciudad de Buenos Aires”, la señora de Kirchner en su aparición por la cadena nacional de radio y televisión sólo aludió al jefe de gobierno indirectamente, tomando distancia de la xenofobia que ella le imputa. Tampoco se refirió a los hechos que ocurrían en ese instante en el Parque (llegó a temerse otra víctima fatal, las ambulancias no podían recoger a los numerosos heridos porque eran atacadas, las escasas fuerzas de la Policía Metropolitana se veían forzadas a abandonar el lugar por el mismo motivo); cuestionó a “la mano dura”, aunque en rigor lo que pasaba en Villa Soldati parecía más relacionado con “la mano ausente”.<br /><br />Pese a lo que lucía como un esfuerzo por ignorar la magnitud de los hechos, la Presidente dio una señal de cómo estaban golpeando al gobierno al anunciar la designación de Nilda Garré como ministra de Seguridad. Hasta ahora (en rigor, hasta el miércoles cuando ella asuma) el ministerio de Justicia y Seguridad reunía las dos carteras bajo el mando de Julio Alak (si bien el área de seguridad siempre contó con el control directo de Aníbal Fernández). La flamante designación contradice una enseñanza de Perón (no cambiar de caballo en medio del río), seguramente provocará el alejamiento de Julio Alak y deja herido en el ala a Aníbal Fernández, que mantiene una vieja tensión con Nilda Garré y con un protector principal de ella, el periodista Horacio Verbitsky, que la orientó en su gestión en la cartera de Defensa y que ha sido muy escuchada tanto por Néstor como por Cristina Kirchner. La penúltima divergencia entre Verbistky y el jefe de gabinete se dio hace poco, a raíz de los choques entre la policía de Formosa y una demostración de aborígenes locales.<br /><br />El CELS de Verbitsky embistió contra el gobernador Gildo Insfran en momentos en que varias organizaciones de derechos humanos solicitaban la intervención de la provincia. Fernández, por su parte, le advirtió al presidente del INADI, el ente oficial anti-discriminación, que cancelara cualquier ataque contra el mandatario. En esa ocasión Fernández pareció adivinar la necesidad de la señora de Kirchner de no chocar contra la red de gobernadores y jefes territoriales justicialistas; de hecho: contemporáneamente ella misma apareció junto a Insfran ante las cámaras.<br /><br />¿Cómo interpretar movimientos de la Presidente que parecen contradictorios entre sí: la convocatoria al FMI, la distancia en relación al eje chavista en la Cumbre Iberoamericana, el cuestionamiento tácito de las estadísticas del INDEC, el reforzamiento del vínculo con los organismos de derechos humanos, la protección de Insfran, la entrega de la cartera de Seguridad a Garré y Verbitsky? ¿Cómo interpretar la parálisis del Estado nacional, replegado y ausente durante varios días mientras una amplia zona de la ciudad que es sede del gobierno atraviesa picos de violencia, anarquía y muerte?<br /><br />Es difícil encontrar en aquellos movimientos y en ese vacío una lógica intrínseca. Son, más bien, la consecuencia de un hecho que ocurrió hace menos de 50 días: la salida de escena de Néstor Kirchner. Aquel 27 de octubre señalábamos en esta columna que con la muerte de Kirchner “se disuelve abruptamente el eje ordenador y conductor del sistema de poder vigente. Ese sistema de poder estuvo siempre concentrado, centralizado y articulado por Néstor Kirchner, tanto mientras ejerció personalmente la presidencia como durante el tiempo en el que ese cargo ha estado ocupado por su esposa. Su desaparición corta de un tajo los hilos de todas las redes –políticas, partidarias, sindicales, empresariales- que llegaban a esa terminal única que Kirchner representaba. Un cortocircuito de semejante magnitud no puede sino someter a grave riesgo la gobernabilidad”.<br /><br />Hay quienes confunden el incremento de opiniones favorables que la señora de Kirchner recibe en las encuestas, con fortaleza. Error. Néstor contaba con porcentajes más bajos, pero tenía poder. Ella tiene mejores encuestas, pero no ha heredado ese poder. Y lo sabe. Por eso trata de evitar tantas confrontaciones como las que Kirchner se permitía y promovía, por eso busca hacer clinch con gobernadores y jefes territoriales más allá de lo que íntimamente pueda pensar de ellos; por eso es prudente con Moyano y “terceriza” la tarea de limitarle los movimientos, por eso trata de acercarse a los empresarios importantes (con una excepción), por eso no quiere perder la certificación de calidad que otorgan las organizaciones de derechos humanos y les entrega a ellos el manejo de las fuerzas de seguridad, previendo que tenga que emplearlas en los meses próximos por un incremento de la conflictividad.<br /><br />Su rumbo está regido menos por sus deseos que por sus necesidades.<br /><br />Los hechos del Parque Indoamericano muestran con qué velocidad se produce el efecto de vacío. Verdad y consecuencia.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-85390650403087047032010-12-04T19:37:00.003-03:002010-12-04T19:44:33.126-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">La única verdad es la virtualidad<br /></span>por Jorge Raventos<br /><br /><br /></strong>¿Habrá que corregir aquella famosa frase de Juan Perón (sugerida por Rogelio Frigerio) que afirmaba que “la realidad es la única verdad” y postular, ahora, que “la única verdad es la virtualidad”?<br /><br />Por si no alcanzaban los innumerables correos electrónicos de Manuel Vásquez -el asesor ad honorem del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime- como ejemplo de libro de que en estos tiempos la política navega (y a veces naufraga) en los océanos de la información y la informática, el mundo proporcionó una hiperbólica exposición de esa verdad con la inundación de cables secretos del Departamento de Estado de Estados Unidos provocada por la misteriosa entidad conocida como WikiLeaks.<br /><br />Por cierto, los casi 30.000 correos registrados en los discos rígidos de Vásquez parecen poca cosa comparados con los -por lo menos- 250.000 que WikiLeaks sustrajo a Washington. Pero desde el punto de vista de la política doméstica argentina los mails del testaferro de Jaime tienen la virtud de la segmentación temática: de ellos surge el relato pormenorizado de una matriz de recaudación empleada durante todos los años de gestión de las administraciones kirchneristas. Los mails de Vásquez están mayormente virados a los asuntos de transporte (parece verificarse que su consultora actuaba como excusa de papel para facturar sistemáticamente, so pretexto de estudios o análisis, gestiones o decisiones que favorecían a empresas privadas locales o extranjeras y que se concretaban en erogaciones, compras, subsidios o autorizaciones del Estado argentino); sin embargo, las gestiones de Vásquez no se limitaban a aquella rama, alcanzaban inclusive las campañas de fund-racing del oficialismo en vísperas de elecciones.<br /><br />Por instrucción “del número 1” –dicho en álgebra: Néstor Kirchner-, Vásquez y un socio español recolectaban fondos de campaña solicitándolos a empresas extranjeras que hacen negocios (como proveedoras, concesionarias o, simplemente, beneficiarias) con el Estado argentino y dependen en esa actividad de los buenos o malos humores de la autoridad que sube o baja el dedo. Favor con favor se paga. Las sumas que Vásquez (por sugerencia del número 1) solicitaba a esos contribuyentes oscilaban entre el medio millón y los 2,5 millones de dólares.<br /><br />Con alguna variante, la matriz que emerge de los correos electrónicos de la mano derecha de Ricardo Jaime, se aplicó en operatorias análogas. Héctor Capaccioli, el recaudador oficial de fondos para la campaña presidencial de Cristina Kirchner en 2007 era superintendente de Salud de la Nación y recaudaba principalmente en el área que debía supervisar (consiguió recaudar y blanquear mucho para la contabilidad de la campaña con la ayuda de laboratorios farmacéuticos, algunos de los cuales están ahora sometidos al escrutinio y la indagatoria judicial por falsificación de medicamentos o de documentación). Claudio Uberti actuaba en relación con Venezuela con el mismo estilo con el que Vásquez se movía en la península Ibérica y en otras localizaciones por asuntos vinculados con el transporte.<br /><br />La densidad de la información encerrada en los mails del hombre de confianza de Ricardo Jaime es incomparable para la Justicia argentina. Pero, aunque muchas veces describan trivialidades, ¡qué colorido tienen los cables que distribuyó WikiLeaks, auditados por cinco prestigiosas publicaciones (cuatro diarios, un semanario) de Occidente: The New York Times, The Guardian, El País, Le Monde y Der Spiegel. Los redactores de esos correos –muchas veces firmados por los propios embajadores- abundan en datos surgidos de conversaciones con fuentes de alto nivel de los destinos que les toca ocupar: ministros, secretarios de Estado, altos funcionarios, periodistas, analistas, hombres de negocios.<br /><br />La vivacidad de sus descripciones es, quizás, una señal de escepticismo sobre los destinatarios de la información: funcionarios diplomáticos que filtran en sus despachos lo que, en mínima proporción, dejarán llegar a los ojos del Secretario de Estado. Es preciso conmover a esos lectores fríos con detalles sabrosos y eventualmente dramáticos: la enfermedad de un mandatario siempre viene bien para esos fines, los riesgos para la estabilidad de un gobierno, una crisis, un default, huellas de corrupción, lazos con el crimen organizado o el narcotráfico: eso siempre permite una trama interesante.<br /><br />Con intereses en todo el mundo (y con un papel planetario que el mundo, de buen o mal grado, le atribuye o reclama) la cancillería estadounidense es, en una de sus facetas, una gigantesca agencia informativa, que produce y digiere información de todas partes. Sus diplomáticos no hacen nada demasiado distinto de lo que deben hacer sus colegas de Argentina, Brasil, China o Kenya; las diferencias son de cantidad, de grado. Y, por sus consecuencias, de calidad.<br /><br />Para cualquier diplomática resulta una catástrofe que se exponga en público aquello que fue concebido para informar discretamente a sus superiores. Es a estos a quienes tiene que procurar decirles (exagerando, inclusive, para llamar su atención) toda la verdad y nada más que la verdad. A sus interlocutores locales, cotidianos, autoridades del país anfitrión tienen que mostrarles su rostro más simpático y cooperativo pero no están en absoluto obligados a decirles ni “toda” la verdad, ni “nada más que” la verdad. En ese sentido, la franqueza de las “conversaciones francas” diplomáticas nunca dejan de tener esos límites, propios de la actividad.<br /><br />Los profesionales saben cómo son las cosas: saben que la actividad requiere de esas cortesías, de esas verdades parciales, pero saben también que las partes están obligadas –también por ley de juego- a reaccionar públicamente si se hace público lo que debía ser privado. Por eso el juicio objetivo no cuestiona a Estados Unidos por las cosas que dicen los cables de sus diplomáticos, sino porque cayeron en la chapucería de permitir la filtración.<br /><br />Es que lo más complicado para los autores de esos mensajes no reside en que las autoridades locales descubran la opinión o el juicio del embajador sobre ellos, sino que trasciendan detalles de algún acuerdo que involucra a terceros. Por ejemplo, en el caso argentino, el dato de que Cristina Kirchner acordó colaborar con Washington para “contener” a Evo Morales (discretamente, “para evitar la sospecha” de Morales). O que quede descolocado un interlocutor confiado, que puede ser una fuente permanente de información para la embajada. En varios de los mensajes que trascendieron emitidos por la embajada en Buenos Aires ocurre este traspié: se transcriben comentarios muy notables de, por caso, Sergio Massa, que fue jefe de gabinete de Cristina Kirchner, en los que afirma que Néstor Kirchner (que aún vivía) era un “monstruo” y un “perverso”. Mazza –como era inevitable- negó haber hecho esas juicios.<br /><br />Igual que Mazza otros interlocutores quedaron en falsa escuadra. Como se ha dicho, lo que daña (al menos por un tiempo, al menos en ciertos círculos) no es tanto la palabra pronunciada como la publicidad inesperada de esas frases. Hace unas semanas, el presidente de Uruguay, José Mujica, comentó un hecho parecido: aquellas duras palabras sobre Argentina y los argentinos del ex mandatario oriental Jorge Batlle, que eran parte de una conversación personal y fueron registradas y difundidas por un micrófono que permanecía abierto. “La desgracia –diagnosticó Mujica- fue esa: que lo que dijo tomara estado público”.<br /><br />En el caudaloso río de las filtraciones provocadas por WikiLeaks los mails sobre Argentina apenas son una gotita que representa menos del 1 por ciento. Sin embargo, parte de la información que allí se incluye está por encima de la trivialidad.<br /><br />Es cierto que así como se habla de las bellas enfermeras búlgaras que prefiere Muammar Kadafi o de las “fiestas salvajes” de Silvio Berlusconi, en el caso argentino los cables se detienen en el carácter brusco de Mauricio Macri o en una rumoreada vulnerabilidad psíquica de la presidente, pero más allá de esos aspectos, los informes reservados desde Buenos Aires (los que hasta ahora se conocen, puede haber más novedades) ofrecen datos de la máxima relevancia sobre la reticencia del gobierno a cumplir con los compromisos internacionales en torno a la investigación de operaciones de lavado de dinero.<br /><br />En esos cables, citando como fuente al jefe operativo del Grupo de Acción Financiera que viajó a Buenos Aires a supervisar las acciones sobre el lavado de dinero, se consigna que la mayor parte de esos fondos “son producto de la corrupción política”, que el jefe de gabinete Aníbal Fernández “frustró sistemáticamente” los avances hacia una investigación en profundidad y que “los Kirchner y su círculo simplemente tienen mucho para ganar con un débil cumplimiento de las normas”.<br /><br />Se menciona en los cables una negativa a colaborar con pedidos de Suiza, Lichtenstein y Luxemburgo (paraísos fiscales) que querían investigar sospechosos movimientos de fondos del “círculo íntimo” en aquellas plazas. Y se consigna que tres años atrás el actual jefe de gabinete manejó un equipo dedicado al espionaje de las comunicaciones de políticos opositores (u oficialistas sospechados de desvíos), jueces, empresarios y periodistas.<br /><br />Es decir: en paralelo a la información superficial y a las rutinas, la embajada reportaba al Departamento de Estado sobre algunas acciones que, al menos en Argentina, entrañan la posible comisión de delitos. Al tomar estentóreo estado público, estas afirmaciones adquieren una indiscutible relevancia política y, en su medida y armoniosamente, formarán parte del juicio de la ciudadanía. Ahora bien, ¿es irrazonable que también puedan alcanzar significación judicial?<br /><br />Mientras asistimos a la pujante ofensiva de la esfera que llamamos virtual, la política y su mundo de seres reales empieza a desperezarse, preparándose para el decisivo 2011. La presidente, milímetro a milímetro va girando el timón que antes empuñaba Néstor Kirchner. La semana pasada se comentaba la convocatoria al Fondo Monetario Internacional para que ayude a rehacer el desacreditado Instituto de Estadísticas (dos blancos con un solo tiro), o la visita a la Conferencia Industrial en busca de un clinch con un sector del empresariado; esta semana observamos el perfil moderado que adoptó la representación del país en la Cumbre Iberoamericana de Mar del Plata, resistiendo junto a Colombia, Perú, Brasil y Chile las posturas hirsutas del Eje chavista (Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia), empeñados en una fraseología anti estadounidense.<br /><br />Para las posturas más ansiosas, esos corrimientos oficiales son mínimos y ni siquiera llegan a ser cosméticos. Tienen, sin embargo, un potencial simbólico, ya que embrionariamente indican una tendencia –llamémosla autocrítica- a rectificar las prácticas que orientaba Néstor Kirchner en vida. “Estos pasos o pasitos no se hubieran producido si estuviera él”, diagnosticó un hombre del riñón K. Y al decirlo, su tono no era de nostalgia, sino de alivio. Habrá que ver si los retoques milimétricos alcanzan para consolidar un nuevo dispositivo de decisión y disciplina en el oficialismo, capaz de darle consistencia en el año electoral.<br /><br />Ahora, ya en el codo del 2011, la promesa de competencia en las urnas empieza a expresarse de manera orgánica. Los partidos hacen sus aprontes y empiezan a presentarse los precandidatos. En pocos días lanzará oficialmente su postulación Eduardo Duhalde desde el Peronismo Federal; el viernes lo hizo, primereando a todos, Ricardo Alfonsín desde el seno de la UCR.<br /><br />El acto radical realizado con el Congreso a las espaldas y con la vista puesta en la Plaza de Mayo mostró un público entusiasmado, una amplia presencia juvenil y un Alfonsín que dio examen de orador elocuente, expresivo y razonable, reflexionando llanamente ante sus “muchachos” , descartando frases facilistas y respondiendo a las críticas más habituales que se han registrado sobre su candidatura. La primera oferta de aspiración presidencial mostró, desde la UCR, capacidad competitiva. Las que se irán sucediendo agregarán nuevos elementos. En conjunto, la sociedad va a encontrar un arco variado de instrumentos para abrir nuevas posibilidades.<br /><br />Hasta el oficialismo empieza a rebuscar los caminos y a evaluar los nombres que le permitan convertirse en esa alternativa al kirchnerismo que murió con Néstor Kirchner.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-42663394494057773812010-11-30T19:14:00.003-03:002010-11-30T19:19:57.813-03:00LA MALA VIDA<strong>por Claudio Chaves</strong><br /><br /><em>El 27 de noviembre de 2003 publiqué en INFOBAE un artículo que hoy, frente a los hechos ocurridos en Río de Janeiro, Brasil, cobra vigencia y actualidad, y que en aquellos años no se avizoraba como un gran peligro como sí ocurre en el presente dado la brutalidad que han adquirido, en Argentina, Brasil y México.<br />Reenvío aquel artículo a propósito de otro aparecido hoy (30/10/10) en La Nación on line escrito por Rolando Hanglin en el mismo sentido que el mío. Pongo al lector, entonces, en contacto con lo escrito hace siete años.</em><br /><br /><br />El delito y el narcotráfico más rápido que tarde serán los problemas centrales por resolver. Quienes no aborden el asunto con la severidad que se merecen, serán superados por los acontecimientos que lamentablemente sufriremos todos, responsables e irresponsables.<br /><br />En la historia de nuestra golpeada patria el combate al delito no es novedoso. El país padeció en el siglo XIX el largo drama del indio. Las intermitentes entradas de la marginalidad pampeana sobre las poblaciones indefensas ocasionaron males imborrables y odios inextinguibles. Ciudades como Tapalqué, Azul, Tandil, 25 de Mayo, Junín, Pergamino, como así mismo Río Cuarto, Villa Mercedes, San Rafael y tantas otras, vivieron años de horror y desesperanza. Las entradas indígenas ocasionaban todo tipo de males. Robaban cuanto podían incluyendo el secuestro de hombres, mujeres y niños que usaban en sus tolderías para las labores más viles, lograban venderlos por algunas monedas en Chile, o pedían rescate a sus familiares directos. <br /><br />Extorsionaron sistemáticamente a los distintos gobiernos para lograr de ellos una paga que comprara su irrecuperable conducta.<br /><br />Plagados están nuestros archivos históricos de estos acuerdos pampas. Sueldos para los caciques, sueldos para los caciquejos, sueldos para los capitanejos y sueldos para todos. Un regalo inexplicable para mantener una paz que jamás se cumplía. Se les regalaba, también, azúcar, yerba, tabaco, alcohol y ganado.<br />Fortunas inmensas se gastaban para comprar su extorsión.<br />Los florecientes pueblos y villorrios que recostados sobre las fronteras de la civilización sufrían el permanente acoso de los malones pedían a gritos una solución definitiva.<br /><br />Ya en épocas pasadas,1833, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Don Juan Manuel de Rosas había intentado una Campaña, exitosa en parte, sobre los indios del sur de Mendoza, sur de San Luis, sur de Córdoba y sobre los de su provincia. Había encomendado la conducción de dicha guerra a su amigo y caudillo el riojano Facundo Quiroga a quién le informaba sobre la necesidad de "acabar con todos los indios". Facundo rechazó el ofrecimiento aduciendo desconocer sobre este tipo de guerra. Sin embargo el riojano no se desentendió totalmente del problema. Le llamaba la atención que la columna del centro comandada por el General Ruiz Huidobro y los hermanos Reinafé, Jefes de su Estado Mayor y políticos de la Provincia de Córdoba -uno de ellos Gobernador- cuando planificaban caer sobre los toldos del cacique Yanquetruz, misteriosamente, los indígenas se, hacían humo. Esto llevó a Facundo a acusar a los Reinafé de cómplices y buchones del cacique, y las razones muy simples, participaban del negocio del robo de ganado ejecutado por los ranqueles y reducido por estos.<br />La frontera era una delgada línea donde todo se confundía y todo se arreglaba.<br /><br />Así estaban las cosas en aquel país y para colmo, empeoraron. En la década del 70' el asunto indígena era la principal preocupación de la vida pública.<br /><br />La Argentina se encaminaba a su objetivo de nación agro exportadora y el clima de inseguridad no podía continuar. Quien resolviera el drama se colocaba en el centro de la escena nacional.<br /><br />El vicepresidente Alsina elaboró, entonces, un plan que consistió en un avance lento y permanente sobre el desierto "el plan del Poder Ejecutivo es ir ganando zonas por medio de líneas sucesivas". En una palabra, un lento evolucionar que provocaría la resignación y la natural incorporación del indígena a la vida social, al verse atropellado por la civilización. Completaba esta alucinación la loca idea de construir una zanja de 650 kilómetros de extensión de dos metros de profundidad y tres metros de ancho con la que pensaba persuadir al indio sobre sus robos impidiéndoles su retorno con el ganado arrebatado. El disparate estaba fundado en la idea de que esta campaña era contra el desierto y no contra el indio. El garantismo del siglo XIX se dio de bruces con la realidad.<br /><br />El Coronel Roca, a la sazón, Comandante de la frontera de Río Cuarto polemizó con su superior en periódicos de la época y objetó su idea en los siguientes términos:<br />"Los indios mirarán este plan como un ataque a sus derechos, pues consideran suyos estos campos, y aún los que actualmente ocupamos. Nos acusarán de ser nosotros los primeros en faltar a la fe de los tratados y se prepararán a oponernos la más tenaz resistencia."<br /><br />De manera que a juicio de Roca el proyecto Alsina contra el Desierto y no contra el indio era tan solo una ilusión.<br /><br />La respuesta indígena al vicepresidente Alsina, no se hizo esperar. En 1876 se produjo lo que se conoce como la "invasión grande". Masivo y mortal ataque indígena sobre Azul, Tapalqué y Tandil provocando más de 400 muertos, quinientos secuestrados cautivos, y 300.000 cabezas de ganado en manos de la marginalidad.<br /><br />Fue muy perniciosa la acción de Alsina y si se quiere ingenua al pensar que el indio vería avanzar la civilización sin defenderse.<br /><br />No quedaba más que el plan de Roca:<br />"Vamos pues a disputarles sus propias guaridas, lo que no conseguiremos sino por medio de la fuerza. A mi juicio el mejor sistema de concluir con los indios es el de la guerra ofensiva. Hay que ir a buscarlos a sus guaridas y causarles un terror y un espanto indescriptibles”.<br /><br />Roca tenía en claro que solo el Ejército estaba en condiciones de una guerra ofensiva para concluir con el problema del delito indígena, las viejas Guardias Nacionales –especie de Policías de Provincias- estaban, invariablemente, complicadas con el robo o absolutamente superadas por la capacidad militar del indio.<br />Roca aseguraba, asimismo, que era inadmisible la existencia de “fronteras interiores” es decir territorios donde el Estado Nacional no ejercía ningún control.<br />Nos hallamos en, consecuencia, a más de cien años de aquellos acontecimientos a fojas cero. En Brasil la delincuencia ha golpeado en una de las ciudades más pujantes y populosas de América del Sur. Es sólo un aviso.<br /><br />¿Continuaremos esperando y que el tiempo empeore lo que los hombres no se animan a solucionar? La Argentina no está inmune de acontecimientos similares.<br />Los santuarios del delito son impenetrables por las fuerzas de seguridad y el Estado. Ciertas favelas y algunas villas son las actuales “fronteras interiores” alguien debe penetrar en ellas y concluir con la delincuencia agazapada. ¿Lo hará la Policía?<br /><br />Debemos pasar a la ofensiva “hay que ir a buscarlos a sus guaridas y causarles un terror y un espanto indescriptibles”.Es un enorme disparate alejar a las Fuerzas Armadas del conflicto con el narcotráfico y la narcodelincuencia.<br />Pagaremos muy caro este error gigantesco.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-69120852122272957182010-11-27T19:48:00.003-03:002010-11-27T19:53:05.863-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Leyendas, verdades<br />y discos rígidos<br /></span>por Jorge Raventos</strong><br /><br />Apenas se ha cumplido un mes de la desaparición de Néstor Kirchner y ya se observan divergencias asombrosas en torno a la interpretación de su trayectoria y su herencia. Desde el oficialismo se dibuja una dudosa historia heroica, que convierte al muerto en un abnegado combatiente de los años setenta, un luchador constante por los derechos humanos que, al parecer, atravesó inmaculadamente varias décadas de peripecias políticas para convertirse al fin en un redentor; un personaje providencial resumido en una frase que con ojo clínico descubrió y citó el filósofo Tomás Abraham: “un flaco y desgarbado muchachito de Santa Cruz (que) vino a catalizar fuerzas visibles y subterráneas de una realidad en estado de intemperie”.<br /><br />El gobierno bendice, claro, tal construcción mítica, y ha cedido la tarea de erigir ese altar patriótico a una legión de intelectuales, comentaristas y polígrafos vocacionales y profesionales, provenientes en general de las filas del sedicente progresismo.<br /><br />En un artículo reciente, Beatriz Sarlo aludió a los motivos que alegan esos intelectuales para su opción por la hagiografía : “una síntesis de estas razones –dice Sarlo- puede leerse en los documentos de Carta Abierta y sus principales cabezas, que son textos sencillos en los que se desarrollan tres temas: el regreso de la política después de la crisis; el carácter popular de la gestión social de la pobreza; el restablecimiento de una noción de soberanía nacional. Esos tres puntos obviamente no incluyen ni la corrupción institucional, ni las presiones sobre la Justicia, ni los delitos económicos, ni el gerenciamiento clientelístico de la miseria, ni el acuerdo con los representantes más típicos del caudillismo provincial o municipal y el sindicalismo mafioso (los apellidos pueden variar).”<br /><br />Cuando al disciplinado coro de los propagandistas se les insinúan estos asuntos, suele ocurrir, como escribió Abraham, que “en seguida salte la recriminación condenatoria en nombre de la muerte, del martirio, de los desaparecidos, de los torturados”. Ese sector considera que enarbolar los derechos humanos funciona como un talismán mágico o un detergente, que todo lo permite o todo lo limpia.<br /><br />De los discos rígidos que la Justicia incautó en las computadoras de un asesor de Ricardo Jaime -el ex secretario de Transporte que tenía línea directa con Kirchner- comienzan a emerger detalles de una historia diferente, más equívoca que mítica, decididamente lejana de la leyenda oficial.<br /><br />Por el momento lo que surge son fragmentos de un diseño incompleto, pero en el que ya se perfilan situaciones, relaciones y personajes reconocibles. Lo que empezó como una investigación sobre enriquecimiento ilícito del ex secretario, amante de los yates y los jets privados, parece concretarse ahora como una matriz de recaudación en la que surge, a veces tácita, a veces invocada, la figura del “número 1”. Esa matriz de recaudación luce calcada de la que ya se entreveía en el caso de Venezuela: en uno y otro caso hay una “embajada paralela” destinada a pilotear negocios importantes con el Estado Argentino. Claudio Uberti (cuyo cargo formal era la titularidad del órgano de concesiones viales) era el eje discreto de los negocios paralelos con el régimen de Hugo Chávez que pivoteaban alrededor del petróleo y del fideicomiso que abría parcialmente puertas para vender productos argentinos a Venezuela. La consultora encabezada por Manuel Vásquez, el asesor ad honorem de Ricardo Jaime, se ocupaba en España, en Portugal y en Chile (quizás los discos rígidos iluminen otros puntos) de trámites relacionados con el transporte (desde compra de material ferroviario hasta negociaciones por Aerolíneas Argentinas o gestiones de habilitación de otras líneas aéreas) y hasta de “apurar” a empresas que tenían negocios en Argentina para que hicieran caudalosos “aportes de campaña” al oficialismo, en los que “el número 1” sugería la cifra a aportar.<br /><br />Que el ministro Julio De Vido fuera superior jerárquico tanto de Uberti como de Jaime puede ser significativo, pero conviene no detenerse en el escalón equivocado. Tanto Uberti como Jaime (y muy especialmente éste) tenían conexión directa con Kirchner. Ricardo Cirielli, que fue varios años segundo de Jaime en la secretaría de Transporte, declaró que “cada noche Jaime le llevaba una valija a Kirchner ”. No lo dijo metafórica sino descriptivamente: “Nos quedábamos hasta tarde y él cruzaba y le llevaba una valija. Era como un portafolio grande, especial”.<br /><br />Convendría, quizás, demorar el monumento a Kirchner hasta que verificar que el terreno está firme, darle tiempo al tiempo, dejar que la historia pueda madurar un juicio que contenga todos los elementos. Tanto los que aún están ocultos – quedan varios gigabytes de los discos de Vásquez y vaya uno a saber cuántos otros discos aperecerán con el paso de las semanas y los meses- como los que están tan iluminados por la propaganda que encandilan a quien quiere examinarlos detenidamente.<br /><br />De hecho, el propio gobierno, paradójicamente y cual Penélope, al tiempo que promueve la escultura recordatoria de Kirchner, se dedica a revisar aspectos nada secundarios de su política. El acuerdo alcanzado en Washington con el Fondo Monetario Internacional para que la entidad contribuya (“con su prestigio”, dijo el ministro de Economía Amado Boudu) a la reconstrucción del INDEC supone una doble autocrítica de hecho. Apenas una semana después de anunciar con bombos y platillos un acuerdo con el Club de París (en verdad, tal acuerdo no existe aún, más allá del “vengan y hablemos”) que se producía “sin la participación del FMI”, el gobierno acude al Fondo a pedir ayuda. Y, segundo aspecto, al hacerlo deja claro que las fábulas del Instituto de Estadística piloteado por Guillermo Moreno y sus acólitos ya no resisten más y deben ser abandonadas.<br /><br />La convergencia de las correcciones es relevante: el gobierno podría haber encarado la reconversión del INDEC atendiendo al informe (que él mismo solicitó) producido por la Universidad, que está elaborado desde hace meses y que el ministro de Economía se resistía (hasta la última semana) a recibir. Hacerlo vía el Fondo Monetario Internacional implica un viraje nada desdeñable en relación a los rumbos que había orientado Néstor Kirchner.<br /><br />Habrá que ver si llega a concretarse la pretensión de construir un Consejo Económico Social en el que convivan, junto al Estado, empresarios y gremios: en esta materia siempre hubo más palabras que hechos. Pero así sea en el grado de intención, esa iniciativa implica también una admisión: la inflación no es un tema que “está fuera de nuestra preocupaciones”, como hasta hace semanas predicaba el ministro de Economía. El acuerdo se busca para intentar ponerle freno a una previsible aceleración de la puja distributiva (y es probable que ese freno se pretenda, principalmente, del lado sindical). Además de representar una suerte de sinceramiento in rectore del peligro inflacionario, la búsqueda del Consejo tripartito es otra vía para enmendar la plana de Kirchner. Uno de sus preferidos traductores mediáticos, Horacio Verbitski, recordó en su columna de Página 12 que el ex presidente había expuesto sus dudas sobre la conformación del Consejo “que no llegaron a analizarse por su internación y su muerte en octubre”.<br /><br />Algunos kirchneristas emblemáticos –obvio: nunca más emblemáticos que su viuda- empiezan a ponerse nerviosos, si no con las revelaciones de los discos rígidos, sí con la proyección de los últimos movimientos de la Casa Rosada, y con algunos de sus silencios. Hebe de Bonafini y Luis D’Elía le reclamaron a la señora de Kirchner que promoviera la intervención de Formosa después de los enfrentamientos de la policía provincial con aborígenes tobas que terminaron con la muerte de uno de ellos y de un agente del orden. La presidente, entretanto, se reunió con el gobernador Insfran y su ministro de Interior descartó la idea de la intervención.<br /><br />Si en materia de inflación se observan criterios menos negadores de la realidad que los que han venido imperando, ¿podrá esperarse que haya giros en el terreno de la seguridad, que es junto con el tema precios, la mayor inquietud de la ciudadanía? La proximidad de Brasil sin duda influye sobre la óptica de la sociedad argentina. Lo que se observa allá es un gobierno -el de Lula- que ha decidido tomar el toro por las astas y está empleando con decisión los recursos legítimos del Estado para ganar lo que un funcionario del país vecino definió como “una guerra no convencional”, que implica “restablecer el poder del Estado sobre fragmentos del territorio que había perdido”.<br /><br />En muchos rincones de la Argentina –particularmente en las barriadas más humildes- podrían escucharse palabras como las que Clarín recogió de una vecina de una favela de Río de Janeiro que aplaudía la acción de la Policía y las Fuerzas Armadas: “Hace 15 años que estamos presos de los traficantes, de los delincuentes. Fue mucho tiempo de miedo”.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-21356208272824737652010-11-20T20:14:00.002-03:002010-11-20T20:17:42.741-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Los sopapos de la vida<br /></span>por Jorge Raventos </strong><br /><strong></strong><br />Se discute aún en diversos medios si el soplamocos que la diputada Graciela Camaño le obsequió el miércoles 17 de noviembre (“día del militante”) a su corpulento colega Carlos Kunkel debe ser caracterizado como sopapo o como puñetazo. “Fue una bofetada divina, digna de Hollywood”, dictaminó Elisa Carrió, que fue testigo del hecho. Ella la consideró una respuesta “por la violencia verbal que Kunkel ha ejercido sobre ella y sobre otros diputados”.<br /><br />La senadora Hilda de Duhalde converge con Carrió en señalar a Kunkel como el verdadero agresor: “Este hombre es un provocador nato, no deja hablar y tiene una forma violenta desde el discurso”. Agrega: “La actitud de Graciela fue defender a su familia, porque él calumniaba su esposo. Por otra parte, Kunkel jamás dijo esas cosas sobre Luis Barrionuevo con Barrionuevo presente, las dispara ante su mujer para hostigarla; lo hace permanentemente. Ella se cansó”. Pese a esa coincidencia sobre los motivos del tortazo, para Chiche Duhalde no se trató de un bife: “Fue una piña bien dada”, juzgó.<br /><br />Observando detenidamente las imágenes que ofrece la red YouTube se comprende la legitimidad del debate: la mano diestra de la diputada Camaño inicia su viaje hacia el hocico de Kunkel en posición abierta, como para el cachetazo. Pero un instante antes de llegar certeramente a destino se cierra y se transforma, en esa etapa final, en un puño, lo que transforma al resultado en un a trompada hecha y derecha. “Se podría decir que se trató de un cross, remate de un uno-dos heterodoxo”, precisa un especialista en boxeo, aludiendo a que Camaño, antes de lanzar su vertiginosa derecha acomodó a Kunkel con la izquierda tan pronto terminó de escuchar la enésima agresión de éste contra su esposo.<br /><br />Si bien se mira, quizás resulta más entretenido comentar el mamporro que ligó Kunkel que analizar los golpes que viene sufriendo el Congreso. En los pasados tiempos en que el oficialismo contaba con mayoría automática, el Legislativo era -se ha dicho- una escribanía: se votaban las normas que el Ejecutivo pedía. En el caso del Presupuesto se trataba de un a ley ficticia: los datos y previsiones que registraba no se ajustaban a la realidad, en parte para guardar coherencia con las fábulas del INDEC, en parte para subestimar recursos de modo de emplearlos en su momento a gusto y placer. En cualquier caso, las atribuciones especiales concedidas al Ejecutivo siempre le permitían a éste modificar el destino que el Congreso había fijado a los recursos y desviarlo a cualquier otro.<br /><br />Ahora, cuando el oficialismo ya no cuenta con votos suficientes en Diputados, el Congreso saca pocas leyes, a las más importantes (82 por ciento móvil para los jubilados) el Poder Ejecutivo les aplica el veto, y la legislación se desliza desde el Palacio de las Leyes a la Casa de los decretos de necesidad y urgencia. El Ejecutivo, sin fuerza para imponer ha querido sin embargo que su Presupuesto –basado en datos deliberadamente erróneos- fuera aprobado tal como lo envió, sin cambiarle una sola línea. Cuando se desató la discusión sobre las presiones y ofrecimientos lanzados desde distintos rincones del gobierno a diputados de los bloques ajenos, la Presidente argumentó que esas ofertas eran parte de la negociación que identifica a la política. Es obvio que la política implica negociar y buscar acuerdos (aunque la buena política elude los pactos debajo de la mesa), pero mal puede invocar ese principio quien rechaza toda negociación sobre la ley que ha enviado a la Cámara y quiere un escenario “a matar o morir”.En esas condiciones el Ejecutivo no puede encubrirse en la victimización y tras el argumento de que la oposición “no quiere darnos un presupuesto”.<br /><br />Más bien lo contrario, todo parece indicar que, antes que un presupuesto genuino negociado en el Congreso, el gobierno prefiere moverse en 2011 con los márgenes de arbitrariedad del presupuesto del año 2010 (la ley se lo permite ante la situación que el mismo gobierno induce al rechazar la negociación y negarse a discutir la ley en extraordinarias). Fruto de una doble impotencia (la del oficialismo y la del arco opositor), el gobierno sólo puede actuar concentrando atribuciones en un marco de anemia institucional y de la centrifugación del poder determinada por la desaparición de Néstor Kirchner.<br /><br />La concentración era la lógica del poder de Néstor Kirchner, ¿puede funcionar sin él y en un paisaje de disgregación?<br /><br />La mayoría de los actores trata de ocupar espacios que se ven vacíos, pero esa búsqueda inevitablemente produce tensiones. Por el momento uno que quiso avanzar pero aparece retrocediendo es Hugo Moyano. Su intención de consagrarse como número uno del justicialismo bonaerense es resistida por los jefes territoriales y el líder de los camioneros tuvo que posponer una reunión del Consejo partidario programada en Mar del Plata porque corría el riesgo de un nuevo vaciamiento como el que sufrió a fines de octubre en La Plata. Ahora esperará para reunir al Consejo con el paraguas convocante de la Presidente y el gobernador Daniel Scioli.<br /><br />Mientras observa con aprensión avances de la justicia sobre la obra social de camioneros, Moyano debe también posponer su proyecto de ley (motorizado por el diputado Héctor Larralde) de distribución de las ganancias empresarias, que implica una suerte de intervención sindical en la contabilidad de las compañías. La Presidente, que elude la negociación con los partidos políticos opositores, trata de construirse una base de sustentación apoyada en un acuerdo tripartito donde el Estado converja con empresas y gremios: un “pacto social”, talismán siempre invocado pero pocas veces alcanzado.<br /><br />En la búsqueda de ese pacto el ejecutivo necesita atraer a las entidades empresarias (que en los últimos meses adquirieron cierta autonomía y se animaron a pisar terreno opositor), y eso implica disciplinar a Moyano. Ahora y cuando, en breve, se reabran las paritarias que deberán hacerse cargo de la pujante inflación (la real, no la del INDEC). Por si acaso, él avisó: “hemos tenido moderación de sobra en los últimos tiempos”. Advierte que le resultará muy difícil ponerle límites a las demandas de los sindicatos. Por lo menos tiene que mostrar con el pataleo que no lo han engualichado: Moyano no construyó el poder que tiene retrocediendo y sabe que sus pares observan sus movimientos con atención, que si deja espacios vacíos no faltarán quienes peleen por ocuparlo.<br /><br />Surfeando sobre la espuma de la opinión pública, que en estos días la consuela con altas marcas de imagen positiva, la señora de Kirchner se esfuerza por conseguir flotadores duraderos para el tiempo en que la espuma baje. Siempre baja.<br />Buena parte de los secretos dispositivos que Néstor Kirchner empleaba para ordenar, disciplinar, conseguir lealtades o, al menos, obediencia, obtener favores y despachar contraprestaciones él se los llevó a la tumba. Otros, están desordenados, atomizados y bajo custodia de aquellos que él juzgaba leales.Ricardo Jaime era uno de esos leales, en los que Kirchner confió y que confiaban en Kirchner.<br /><br />La presidente navega por ahora con la evocación espiritual del que se fue (“él”, a secas, lo llama ella en sus discursos), con buenos vientos de opinión pública y merced a la inercia de la administración, que mal o bien sigue con sus rutinas.<br />Lo que sigue sin resolver es la construcción de un poder capaz de actuar eficazmente sobre los conflictos que tensan a la sociedad, la dividen y centrifugan; capaz de proyectar plenamente las fortalezas de la Argentina en un sistema político sólido y en instituciones confiables. El año próximo, a esta altura, las elecciones ya habrán ocurrido y estos desafíos seguirán presentes.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-79474970964706065962010-11-13T20:49:00.003-03:002010-11-13T20:59:53.203-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Cada quién atiende su juego<br /></span>por Jorge Raventos<br /><br /></strong>Basta verla con el rostro devastado y la mirada ausente, junto a Barack Obama y rodeada por una legión de sonrientes mandatarios en la “foto de familia” del G20, en Seúl, para comprender que Cristina de Kirchner, pese a todos los esfuerzos, recorre aún una etapa de perplejidad y dolor. En otros tiempos la amplitud de su sonrisa hubiera competido exitosamente con las de los restantes jefes de gobierno y, por cierto, no hubiera desatendido a las cámaras que eternizaban el instante (mucho más si, como en este caso, el protocolo la ubicaba al lado del presidente de los estados Unidos), jamás la habrían sorprendido desabotonándose el saco de su severo trajecito negro.<br /><br />La presidente va sobrellevando con empeño y flema la proverbial soledad del poder, que en este caso debe leerse también por separado - la soledad y el poder- porque hasta el 27 de octubre ella no había experimentado en plenitud ninguna de ambas cosas, ya que contaba a su lado con la desbordante presencia de Néstor Kirchner y que, en rigor, era él quien timoneaba la nave compartida.<br /><br />No se habían cumplido aún quince días desde la muerte de Kirchner y debió cruzar los cielos hasta las antípodas, dejando detrás los hilos sueltos de su gobierno. Por fortuna para ella, el Bombardier Global 9H-XRS de 13 plazas alquilado para su viaje a la empresa suiza Comlux, despegó desde la base aérea de Palomar y no desde Ezeiza. Eludió así el desordenado espectáculo del aeropuerto, las airadas protestas de pasajeros a los que les retrasaban o anulaban vuelos de Aerolíneas Argentinas, la compañía (todavía privada) a la que el Estado destina más de un millón de dólares por día. En fin: se ahorró así una depresiva postal de la gestión calamitosa que tiene que ordenar.<br /><br />En ausencia de la Presidente, la Cámara de Diputados debía tratar el presupuesto del año 2011. Ella dejó una consigna que parecía acuñada por el propio Néstor Kirchner: hay que hacer aprobar la propuesta del gobierno; sin modificaciones. Como la desaparición del jefe ha puesto a ministros y funcionarios políticos en situación de revalidar títulos ante la nueva autoridad en operación, mostrar logros y medir sus fuerzas, se desató una verdadera carrera sin orden ni método para cumplir el úkase (y hacerlo en condiciones improbables, pues el oficialismo no cuenta ya con mayoría numérica en la Cámara Baja). Así las cosas, se lanzaron al ruedo muchos espontáneos y quisieron conseguir resultados a los panzazos, ofreciendo distintos tipos de favores a diputados de los bloques opositores. La frase favorita parece haber sido: “Pedí lo que quieras”.<br /><br />Con ese estilo los plomeros oficialistas no consiguieron hacer aprobar la propuesta oficial de presupuesto; aunque lograron persuadir a una docena de diputados de las bancadas ajenas de que se ausentaran del recinto, ese número fue insuficiente. También lograron desatar un nuevo escándalo político que autorizó a Elisa Carrió aseverar que “ahora la Banelco es de Cristina”, en alusión al (todavía procesalmente en curso) caso de presunta compra de voluntades de senadores durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Es razonable que al analizar estos sucesos desde el melancólico aislamiento de su suite en Seúl el desasosiego presidencial se haya incrementado.<br /><br />Para colmo de males, el ministro de Economía Amado Boudou, uno de los escoltas de la Presidente en Corea, sumaba su propio desconcierto al clima general. Boudou no terminaba de entender por qué en Buenos Aires el jefe de Gabinete Aníbal Fernández había salido a enmendarle la plana al hablar de la inflación. “No coincido” (con la opinión de Boudou de que la inflación afecta sólo a la clase media alta), había dicho Fernández, para agregar que el fenómeno afectaba “más a los que menos tienen”. ¿Había recibido instrucciones Fernández para erosionarlo? ¿Serían ciertas las versiones de que Cristina podía pedirle la renuncia? En el clima de incertidumbre generado por la muerte de El Jefe, todo es sobreinterpretado, todo se lee con una óptica conspirativa (que ya existía y el propio NK alentaba), agravada por la incerteza sobre el funcionamiento actual de las líneas de mando.<br /><br />Por cierto, las declaraciones del Jefe de Gabinete no entrañaban ninguna crítica demoledora a Boudou; seguramente tampoco estaban inducidas desde arriba ya que el propio Fernández tuvo que salir (tardíamente) a recortar el alcance de sus palabras, señal de que fue reconvenido por la Presidente. Si con sus dichos sobre el ministro de Economía había tratado de exhibir (o medir) su autonomía y sus grados de libertad en el gobierno, puede concluirse que encontró rápidamente un límite. A la señora le molestó el efecto de las opiniones de Fernández: la imagen de sus ministros serruchándose recíprocamente el piso, de un gabinete en el que cada cuál atiende su juego.<br /><br />Si bien se mira, la desaparición de Néstor Kirchner ha impulsado a casi todos los actores de la política y el poder a emular a Antón Pirulero. El ordenamiento que Kirchner otorgaba a la tensión política ha desaparecido con él: los roles que tenían validez hasta el 27 de octubre se vaciaron de contenido. Los actores se empeñan ahora en saber el carácter y el argumento de la nueva obra en escena. Y. en primera instancia, se repliegan sobre lo que más conocen y lo que les otorga más seguridad.<br /><br />En las fuerzas no kirchneristas el caso está claro. Carlos Reutemann, al dejar su sitio en la mesa coordinadora del Peronismo Federal (no en el interbloque del Senado, donde promete permanecer), denota al menos dos cosas: primero, que considera que, efectivamente, el paisaje político se modificó sustancialmente al no estar Kirchner y que el eje de reagrupamiento antikirchnerista perdió significación; segundo, que en esta instancia debe priorizar su propio territorio, Santa Fé, donde para competir con el socialismo de Hermes Binner el peronismo necesita presentarse unido, más allá de diferencias de opinión en el terreno nacional. Se seguirá especulando con la posibilidad de una candidatura presidencial de Reutemann; él sabe que no puede ni empezar a rodar si no se garantiza a Santa Fé como retaguardia segura. Ese es su juego.<br /><br />José Manuel De la Sota es aquel que en un congreso del PJ, en Parque Norte, en 2003 reivindicó a José Rucci y provocó la ira de Néstor y (sobre todo) de Cristina Kirchner. Fue tras aquella tenida, en la que, entre otros, la actual presidente se trenzó con Olga Riutort y con Hilda Chiche Duhalde, cuando Aníbal Fernández acuñó aquella definición sobre los “debates de alta peluquería”. La evocación tiende a recordar que De la Sota nunca estuvo anotado en las listas del kirchnerismo. Sin embargo, antes de que la presidente volara a Seúl, él voló con ella a Córdoba y asistió con ella a un acto público (y soportó inclusive los abucheos de las barras kirchneristas). El juego al que atiende De la Sota es análogo al de Reutemann: el justicialismo cordobés (que De la Sota preside y que aspira a representar como candidato a gobernador) no puede ser competitivo si no se une y, sobre todo, si no cuenta en el año electoral con respaldo del poder central. Para que ese apoyo no sea una mochila insostenible, quien represente al justicialismo no puede encarnar una política enfrentada con el campo. Conclusión: para atender su juego provincial en sociedad con la Casa Rosada, De la Sota debe conseguir cambios significativos en la política central dirigida al campo. Todo un desafío que no carece de relevancia.<br /><br />Desde otro lugar, Daniel Scioli tiene inquietudes análogas. El navegó los tiempos del conflicto con el campo y los posteriores haciendo esfuerzos para que la relación con ese sector clave de la provincia no le perdiera la confianza. Las encuestas indican que lo logró en gran medida, aunque en los meses centrales del conflicto, en 2008, sufrió un retroceso. Por estos tiempos Scioli también ha decidido atender en exclusividad el juego provincial. Al fin de cuentas, la provincia de Buenos Aires es casi la mitad de la Nación en población y en producción.<br /><br />Scioli está poniendo en marcha un proyecto ambicioso, cuyas consecuencias pueden resultar de enorme significación para la gobernabilidad de la provincia y (precisamente por el peso de Buenos Aires) sobre el país todo. Ese proyecto es de la regionalización: la creación de nueve zonas –subgobernaciones- de alrededor de 2 millones de habitantes cada una, que autogestionarán temas de tanta importancia como la educación, la seguridad y la infraestructura. La idea de descentralizar y de llevar la autoridad encargada de la gestión directa lo más cerca posible de los ciudadanos es una contribución a la participación y el control ciudadano, a una administración más dinámica y eficaz y también al despliegue de las identidades regionales. El peso abrumador del conurbano sobre el conglomerado provincial termina influyendo perversamente sobre un Estado centralizado, relativizando y minimizando tanto las potencialidades como las necesidades y los rasgos característicos de otras zonas de la provincia.<br /><br />El desarrollo de su proyecto provincial tiene para Scioli –si se lo quiere pensar así- doble propósito: un programa de descentralización exitoso en el distrito más importante del país tiene dimensiones que fácilmente pueden exceder los límites bonaerenses.<br /><br />Mauricio Macri, otro referente nacional de importancia, también está convocado por lo local. Aunque las encuestas lo muestran como un candidato nacional con posibilidades, su problema es la retaguardia: si él decide jugar una candidatura presidencial el año próximo, no está garantizado que el Pro pueda seguir en el gobierno porteño, ya que los candidatos partidarios a sucederlo no presentan los mismos atractivos que él.<br /><br />La fluidísima política argentina impide hoy saber cuál será el paisaje en las vísperas electorales: ¿Llegará Cristina Kirchner a encarnar a un justicialismo más o menos unificado? ¿Habrá un peronismo unido con otro candidato? ¿El centro izquierda se presentará en la ciudad de Buenos Aires con un postulante de la atracción que hoy las encuestas le asignan a Fernando Solanas o Solanas se decidirá por una postulación testimonial a presidente? ¿Qué pasará con Elisa Carrió y su Coalición Cívica? ¿Los radicales y socialistas ofrecerán una alternativa competitiva? La respuesta a algunas de estas preguntas les facilitaría a Macri y a sus seguidores del Pro la decisión que deberán tomar tarde o temprano: si en 2011 deben jugar la candidatura presidencial de Macri, o si es preferible repetir en la ciudad y completar una gestión de ocho años antes de ir por el premio mayor.<br /><br />Cada cuál atiende su juego: Hugo Moyano, de regreso de Europa, tiene que definir si suspende la ofensiva por el proyecto de distribución de ganancias de su asesor Héctor Recalde, si se sienta con los empresarios con ánimo de frenar la pujas distributiva (que la UIA ve como motor de la inflación), y si admite la tutela de Cristina de Kirchner, Daniel Scioli y los intendentes en el peronismo bonaerense o pelea por conducirlo desde el lugar que dejó vacante Alberto Balestrini.<br /><br />En fin, la propia Presidente debe definir el juego al que atenderá mientras supera su penoso duelo: ¿conductora de un peronismo que conoce mal y por el que hasta ahora ha mostrado baja empatía, candidata a presidente, presidente dispuesta a terminar bien un período que para ella se presentó mal, o mera albacea de la herencia de Néstor?<br /><br />El Antón Pirulero parece sencillo, pero tiene sus misterios.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-88946560043099462932010-11-08T14:08:00.002-03:002010-11-08T16:33:10.508-03:00LA RESTAURACIÓN LIBERAL<strong>por Diana Ferraro</strong><br /><br />En estos días proclives a confundir lo superficial con lo esencial, conviene recordar que la Argentina continúa aún sumergida en la irresolución de su historia.<br /><br />En términos políticos, a la revolución peronista liberal de los años 90 le sucedió una contrarrevolución, protagonizada por peronistas ortodoxos primero y de izquierda después. Al peronismo de los años 40-50 también le sucedió una contrarrevolución, protagonizada en aquella instancia, por conservadores liberales. Ambas contrarrevoluciones usaron el mismo modo de acallar el peronismo: suspender su actividad partidaria, por medio de la proscripción, en el primer caso, y por medio del bloqueo y usurpación del Partido Justicialista en el segundo. Del carácter antidemocrático de las dos revoluciones, impidiendo la libre expresión del pueblo peronista en su partido de filiación y pertenencia, surge el profundo carácter democrático del peronismo vivo y real, ese que hoy como ayer, permanece al margen de su institución natural, ese que hoy, como ayer, sabrá encontrar el camino para prevalecer.<br /><br />En los años 40 y 50, contra viento y marea, y con métodos más bien totalitarios y prepotentes destinados a consolidar la democratización profunda del país (que llevaba casi un siglo de atraso en relación a los Estados Unidos, por ejemplo), el peronismo aseguró el acceso a su fracción de poder a los trabajadores y promovió los derechos civiles de acceso a la educación, vivienda y salud para toda la población. En los años 90, caracterizados por la revolución global en la economía y las comunicaciones, el peronismo aseguró la pertenencia de la Argentina al nuevo mundo emergente y el acceso de todos a la economía global y a la prosperidad. De esta nueva revolución, que modernizó a la Argentina y la colocó, mucho antes que Chile o Brasil, a la vanguardia de Latinoamérica (lo cual le valió su posición en el G20 por ejemplo), la contrarrevolución ortodoxo-izquierdista sólo ha querido retener sus fallas parciales y no sus logros.<br /><br />Sus fallas parciales fueron: no instalar un seguro de desempleo y un programa de reconversión para trabajadores industriales; no federalizar por completo el país en el área fiscal de modo de evitar que deudas irresponsables arrastraran a la Nación; no respetar la Constitución, en nombre de ambiciones personales, y haber insistido en una reelección en vez de nombrar un delfín capaz de ganar la interna y continuar la tarea. Estas fallas de ejecución y de liderazgo no han sido suficientemente asimiladas por la población como las causas reales del fracaso parcial de los 90, entendido como fracaso en tanto no pudo perdurar como programa organizativo de la Argentina, aún con la yapa de la Rua- Cavallo, que no tuvo el suficiente poder como para completar el proceso. Este fracaso parcial, una parte que el peronismo ortodoxo y la izquierda peronista persisten en querer convertir en un todo --es decir, un fracaso total-- es lo que confunde a la mayoría de los argentinos, que tienen una gran dificultad para discriminar entre el bien y el mal en materia de organización económica, debido al sufrimiento colectivo que ese fracaso parcial trajo al conjunto de la población.<br /><br />Por lo tanto, en estos días en que la izquierda peronista y el kirchnerismo están discutiendo tanto la sucesión de la conducción como la continuidad en la usurpación y control del Partido Justicialista, conviene no perder de vista que seguimos en el mismo punto: en el de la contrarrevolución peronista desde el poder y en la necesidad de una restauración de la revolución peronista de los 90. Como bien percibe el kirchnerismo, se trata de ellos o del liberalismo. Lo que no pueden comprender es hasta qué punto el peronismo real es hoy, liberal. Más aún, hasta dónde precisa serlo para reencauzar el país en un camino democrático y de progreso y prosperidad perdurables.<br /><br />Quién conducirá la restauración liberal, desalojando al kirchnerismo del poder y de la usurpación del PJ, es el verdadero tema de discusión que anida en los infinitos editoriales políticos que no nos han dado respiro en estos días. La desaparición de una persona del centro de la escena política y su rápida sustitución por su equivalente, no alteran los términos de la discusión. La Argentina continuará en el error en la interpretación de su propia historia o, humildemente, dará la razón a quienes la tenían y retomará su camino.<br /><br />Finalmente, la Argentina no tiene más enemigos que sus propias ficciones y autoengaños. Sólo habrá solución en la verdad y en el carácter que dirigentes y pueblo puedan tener para aceptarla y elegir su destino en base a ella.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-31042690786017850662010-11-06T20:11:00.002-03:002010-11-06T20:18:44.681-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">El miedo al desbande y el poder vacante<br /></span>por Jorge Raventos<br /><br /></strong>En el mismo instante en que una red de intelectuales y polígrafos de Estado convierten la figura de Néstor Kirchner en centro de una densa hagiografía y se esfuerzan en dibujar la leyenda del kirchnerismo e imaginarle un porvenir, un hombre asociado a esa corriente desde los primeros balbuceos –fue uno de los forjadores del fenómeno y acompañó a los dos presidentes del ciclo familiar como jefe de gabinete- describe la situación actual del kirchnerismo como “un desbande”.<br /><br />Es cierto que Alberto Fernández cayó en desgracia en la corte de Olivos después de que decidió renunciar al gobierno, y que su nombre pasó a estar en índex cuando se desmarcó con claridad en la guerra K contra los medios, pero es evidente que sus juicios no están alimentados por el despecho: aún desde las márgenes y desde el destierro simbólico (dejó de ser recibido por el matrimonio particularmente desde que se publicó un libro periodístico cuya inspiración informativa le fue atribuida) ha procurado trabajar para devolverle al oficialismo las virtudes que él asigna a sus orígenes. Fernández describe el desbande como el “estupor” y la “desazón” producidos por la desaparición de quien ejercía la jefatura política del sistema de poder oficialista.<br /><br />Esa función es de reemplazo improbable porque no tiene que ver con “la gestión” administrativa ni con “la incansable disposición al trabajo”, sino con las relaciones de mando y obediencia, con la capacidad concentrada (y reconocida o admitida por propios y ajenos) para contener, premiar, castigar y disciplinar.<br /><br />Todas las organizaciones quedan resentidas cuando pierden abruptamente un jefe, pero en aquellos casos en que el reemplazo no responde a protocolos ni a formalidades preestablecidas, ni a abdicaciones plausibles, sino a otras pautas<br />-más bien fácticas- , los procesos de sucesión van acompañados de desbande y conflicto, de alianzas súbitas y rupturas vertiginosas, hasta que se impone una nueva jefatura…cuando (y si) se impone.<br /><br />Juan Perón había previsto esas circunstancias y por ello, antes de su propia muerte advertía a sus seguidores que “sólo la organización vence al tiempo” y los exhortaba a pasar “de la etapa gregaria a la etapa institucional”. Es verdad: esto es más fácil de proponer que de realizar.<br /><br />Como conjuro contra la dispersión descripta por Alberto Fernández (que, en rigor, estaba en marcha antes del 27 de octubre, y desafiaba al propio Néstor Kirchner) el oficialismo sólo apela hasta el momento a sus reflejos de agresividad o a rituales defensivos. La presidente se balancea entre presentar como corazas su dolor y su pérdida, ostentar una potencia carismática a esta altura quizás más voluntarista que concreta (“siento que de mí depende la suerte de todos los argentinos”, dijo en uno de sus discursos recientes) y calificar a opositores y críticos como “necios” o “traidores” o a rebajarlos en la escala zoológica, tratándolos de monos o loros. Aquellos que en los años ’70 leían (o al menos citaban) a Franz Fanon solían adjudicar una genealogía política a la deshumanización conceptual del adversario. No era una genealogía democrática, precisamente.<br /><br />El culto a Kirchner y las invocaciones a la unidad en torno a la autoridad partidaria (y eventualmente la candidatura presidencial) de su viuda son mecanismos naturales y previsibles de defensa frente al desbande. Cuando alguien se echa atrás frente a un precipicio, no lo hace por miedo a caerse, sino por el temor de arrojarse. El oficialismo se encuentra sometido a pulsiones contradictorias: requiere la unidad, pero sin la presencia del que la ordenaba, ingresa a la lógica de la competencia por posiciones, la susceptibilidad extrema, la sospecha y la lucha preventiva.<br /><br />La frase con la cual el jefe de gabinete Aníbal Fernández pareció tender un puente a Hugo Moyano (“la CGT es la columna vertebral del gobierno”) en este contexto de suspicacias merece interpretaciones contradictorias.<br /><br />Vale la pena puntualizar en principio que si bien la expresión del jefe de gabinete, puede tener un aroma a ortodoxia peronista, esa es apenas una ilusión óptica: Perón dijo que “el movimiento obrero” (no la CGT) era la columna vertebral “del movimiento peronista” (no del gobierno). Fernández produjo un deslizamiento con sentido de la oportunidad y las necesidades del gobierno.<br /><br />“Aníbal trató de soldar la unidad del gobierno con la CGT porque estaba quebrada”, sugieren algunos. Citan esa comunicación telefónica de la noche del 26 de octubre entre Moyano y Néstor Kirchner en la que –según versiones que nacen en la Casa Rosada- hubo palabras fuertes y gritos destemplados. Agregan las imágenes de Moyano en el velatorio, recibido con frialdad y distancia por la viuda. Así, para esa mirada, Aníbal Fernández aparece emparchando un mal trato y corrigiendo una actitud de la presidente.<br /><br />Una lectura diferente: en un contexto en el que Moyano se encaramó a la presidencia del justicialismo bonaerense contrariando las preferencias de los jefes territoriales de la provincia (y quizás las de Néstor Kirchner) y cuando sus partidarios pegaban en los alrededores de Plaza de Mayo, antes aun de que concluyeran las exequias oficiales, carteles que reclamaban “Moyano Conducción”, la frase de Aníbal Fernández sería una invitación a la paz pero también un límite estricto : “columna vertebral, pero nunca cabeza”.<br /><br />La tensión está presente. En las cercanías del jefe camionero hay cautela táctica: malician que alrededor del vértice político se mueven fuerzas que están buscando revancha por los reveses que sufrieron en la década del 70 y en vida de Perón y que ahora están dispuestos a aprovechar la vulnerable imagen del jefe cegetista. Observan las investigaciones judiciales emprendidas sobre el gremio y organizaciones aliadas del moyanismo como parte de una ofensiva destinada a neutralizar al camionero. En la última semana hubo al menos dos iniciativas judiciales que caben en esa clasificación. Moyano busca aliados para defenderse de esa ofensiva: los primeros contactos para anudar un armisticio con las organizaciones empresariales fueron una muestra. La agenda de contactos del moyanismo no se agota en los números telefónicos de la UIA.<br /><br />Realineamientos, rupturas y búsqueda de nuevas amistades estarán al orden del día en los tiempos que se abren tras la desaparición de Néstor Kirchner.<br /><br />Los mercados reaccionaron frente al hecho con una visión optimista: estimaron que se abría para el país una oportunidad de cambio positivo; el valor de activos argentinos se incrementó. en algunos casos por encima del 20 y del 30 por ciento, en otros casi hasta un 50 por ciento. Algunos analistas, como Javier Kulesz, de la Unión de Bancos Suizos, concluyeron que “no hay razón que justifique que la Argentina tenga un riesgo país de 500 puntos, salvo el riesgo político”. Desde esa perspectiva, la oportunidad del país reside en orientarse hacia un cambio que le permita encontrarse con la corriente central, la misma por la que navegan los países vecinos, desde Chile hasta Perú, desde Brasil hasta Colombia.<br /><br />Los reflejos defensivos del gobierno parecen inhibirlo para aprovechar la oportunidad, lo encierran en la repetición del discurso, lo transforman en esclavo de un guión, de un personaje, de un mandato. El miedo al “desbande” no detiene ese proceso, que avanza en aguas profundas más allá de lo que las encuestas midan en la superficie.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-42118646293349135792010-10-30T19:27:00.002-03:002010-10-30T19:29:22.855-03:00PANORAMA POLÍTICO SEMANAL<strong><span style="font-size:130%;">Paisaje después del duelo<br /></span>por Jorge Raventos<br /></strong><br /><br />Desde la mañana del miércoles 27 de octubre, cuando se supo que el corazón de Néstor Kirchner había fallado fatalmente, Argentina abrió un paréntesis que todavía no se ha clausurado, un espacio de espera y reflexión, de vigilia, mientras se procesan los duelos que la desaparición del ex presidente ha suscitado. El inapelable rigor de la muerte parece suspender por unas horas o unos días la lógica cotidiana y da vida a un escenario diferente, en el que emergen aspectos que lasa rutinas ocultan y fenómenos que la fugacidad ilumina por un instante. Hay gestos que se magnifican en el marco de la solemnidad, palabras y silencios que adquieren mayor significado.<br /><br />El país observó durante estas horas interminables una imagen distinta de Cristina de Kirchner. Junto al féretro, enfundada en su traje negro y parapetada detrás sus anteojos oscuros, devastada por la muerte de su esposo y compañero, seguramente abrumada por las jornadas que deberá afrontar desde ahora sin su ayuda y su guía, esa mujer que invitaba a la compasión no era, en tales momentos, la misma que la cadena nacional de radiodifusión difunde sin cesar, ni la que dos semanas atrás vetó la ley del 82 por ciento móvil para los jubilados: la trasmutaba el misterio de la muerte, que nos vuelve más prójimos que nunca, que iguala a ricos y pobres, empareja a los gobernantes con los ciudadanos, a una viuda presidencial con cualquiera de las personas que padecieron en carne propia la pérdida de un ser querido, víctima de la inseguridad, la miseria, la enfermedad o el infortunio.<br /><br />¿Pueden sacarse conclusiones políticas de lo que muestra una situación de excepcionalidad? Hay quienes se apresuran a intentarlo. Aseguran, por ejemplo, que en la atmósfera creada por su desgracia, la Presidente ha remontado en las encuestas las bajas calificaciones que lucía hasta una semana atrás y deducen que, ahora sí, está en condiciones de competir con muchas chances por acceder una vez más a la presidencia en 2011. El canciller Héctor Timmerman se apresuró a lanzar esa candidatura, pero es probable que él haya tenido otros fundamentos: ha querido inaugurar un nuevo verticalismo en el que a él le sea dado estar entre los primeros socios; seguramente consideró, además, que el lanzamiento de la candidatura cristinista paralizaría otras ambiciones y congelaría cualquier lucha interna. Esta es una cuestión que empezará (más bien: volverá) a estar sobre el tapete cuando se cierre el paréntesis del duelo.<br /><br />El mecanismo que había imaginado Néstor Kirchner para prolongar su dominio político en el país fue la elección sucesiva y por turnos de ambos cónyuges del matrimonio. Esa reelección sui generis incluía, para Kirchner, el suplemento virtuoso de evitarle al miembro de la pareja que estuviera como presidente en funciones el período que los norteamericanos llaman “del pato rengo”, esos últimos meses (a veces últimos dos años) en que el mandatario saliente va perdiendo paulatinamente autoridad y poder. El 2011 le tocaba a él ser candidato y, trabajando para su propia postulación, sentía que colaboraba en el apuntalamiento de la gestión de su esposa.<br /><br />El rápido lanzamiento de la candidatura de Cristina Kirchner, antes aún de que hubieran concluido las ceremonias del adiós a Néstor, es quizás un conjuro de emergencia contra el síndrome del pato rengo, porque la muerte de Kirchner sin duda provoca una gran fragilidad en la estructura del gobierno. Era él el que tenía las claves y los contactos, él quien conseguía articular (o desarticular) fuerzas partidarias, él quien disciplinaba, y también él quien decidía en materia económica. Sin él, que se hacía cargo de esos asuntos, la presidente tiene ahora que rendir varias materias para las que no parece suficientemente preparada.<br />Debe hacerlo durante el último año de su gestión y en condiciones que ya le estaban resultando arduas al propio Kirchner, que observaba la creciente disgregación de sus fuerzas y de su influencia: le costaba poner en caja a la fracción sindical de Hugo Moyano, pese a que el crecimiento del camionero sería inexplicable sin el amparo de los gobiernos K; chocaba con la reticencia de muchos jefes territoriales; se comprometía en peleas decisivas que ya no ganaba; se decía decepcionado de la Corte Suprema que él entronizó. Precisamente por esa tendencia a confrontar (que últimamente, a diferencia de los primeros años, se traducía además en derrotas) Néstor Kirchner venía perdiendo el diálogo (y la simpatía) del mundo empresarial y también la confianza en su liderazgo de parte de muchos dirigentes de su propia fuerza.<br /><br />Recuperar o reconstruir los mecanismos del poder -en definitiva, las condiciones de la gobernabilidad- es la tarea que tienen por delante la Presidente y el país. Y no es fácil.<br /><br />Hoy, aún bajo los efectos de la última atmósfera de paz, tregua o amnistía, desde dentro y desde fuera del oficialismo se ofrecen puentes de colaboración a la cooperación y se escuchan discursos de concordia. Tan pronto se termine de cerrar el paréntesis del duelo reaparecerán las cuestiones pendientes.<br /><br />Hay en los alrededores de la Presidente quienes la alientan a –como dicen- “profundizar el modelo”. Parecen referirse a perseverar en las peleas de los últimos tiempos: con los medios, con la “Justicia cautelar”, con el campo, con “las corporaciones”. En suma, a insistir con una línea que fue aislando paulatinamente al gobierno y desconectando al país de las corrientes centrales del mundo.<br /><br />No se puede precipitar conclusiones a partir de situaciones anómalas, pero lo cierto es que en el seno del duelo y de las ceremonias fúnebres, hubo signos que apuntan hacia esa dirección: el desdén hacia los dirigentes opositores que fueron a dar el pésame, el rechazo anticipado a la presencia de Eduardo Duhalde y del vicepresidente Julio Cobos en el velatorio, los gritos de sectores juveniles contra el vicepresidente, ¿son anticipos de ese programa de “profundización”?<br />En todo caso, ¿sobre qué estructuras apoyar ese programa para darle sustentabilidad? La significativa movilización de jóvenes que acompañaron las honras a Kirchner ha promovido en algunos (inclusive fuera de los límites del oficialismo) la impresión de que allí podría encontrarse una fuerza para apuntalar esa política. Napoleón Bonaparte aconsejaba apoyarse sobre lo que resiste.<br /><br />Hugo Moyano quizás esté dispuesto a acercar sus fuerzas para el programa de “profundizar el modelo”; sin embargo, el trato frío que recibió durante el velatorio (y la versión que ronda sobre una fuerte disputa telefónica con Kirchner pocas horas antes del síncope cardíaco que acabó con la vida de éste) insinúan que no se lo considera tropa propia.<br /><br />Los jefes territoriales, con sus más y sus menos, estarán dispuestos a dar respaldo a la gobernabilidad y a la Presidente. Los que pertenecen al peronismo pretenderán, seguro, que no se los conduzca a luchas estériles y a aislarse de la opinión pública. En 2011 la enorme mayoría de ellos pone en disputa su propio poder y saben (muchos lo aprendieron a costo propio en el comicio de 2009) que , más allá de la fuerza propia, la opinión pública independiente de sus distritos es la que termina definiendo entre triunfo o derrota. La mayoría de ellos admitirían contentos integrar un FPV que se traduzca como Frente para la Victoria. Pero no los entusiasma en lo más mínimo que FPV se quiera traducir como Frente para la Venganza: saben que ese es el prólogo de una derrota.<br /><br />En su gabinete, la Presidente encontrará expresiones cercanas a cada una de las opciones que se le abren: algunos más abiertos al voluntarismo profundizador, otros más receptivos a las necesidades que expresan los jefes territoriales, algunos dialoguistas, otros más facciosos. Varios de esos ministros hablaban de estas cosas con Néstor Kirchner, ahora deberán conversarlos con la señora, y ésta tendrá que ocuparse de temas que antes eran casi monopolio de su esposo.<br /><br />Argentina tiene ante sí una enorme oportunidad en el mundo, que quiere comprar lo que producimos eficazmente y está dispuesto a pagar por esos productos precios muy altos. Se trata de potenciar esa oportunidad trabajando codo a codo con los productores rurales, en lugar de quedar atados a peleas anteriores contra ellos. Los gobernadores e intendentes de provincias agrarias lo tienen claro.<br /><br />También podría la Argentina usufructuar las posibilidades de recibir inversión externa, como lo hacen nuestros vecinos, Chile, Uruguay, Brasil, que cuentan con gobiernos de distintas tendencias, de centro derecha y de centro izquierda. Estos tres países comparten un rasgo: por debajo de sus sistemas políticos hay acuerdos nacionales, esto es sistemas deliberadamente creados por el consenso de los actores políticos y sociales destinados a encontrar fundamentos comunes y límites en los conflictos. Argentina no ha producido esos acuerdos.<br /><br />La desaparición de Néstor Kirchner, viga maestra del gobierno mientras existió, vuelve urgente reconstruir el poder político. Cerrado el paréntesis del duelo, la vida vuelve a su curso.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-64424374785957059602010-10-30T12:10:00.004-03:002010-10-30T15:34:31.923-03:00A GRANDES MENTIRAS, GRANDES VERDADES<strong>por Diana Ferraro</strong><br /><br />A pesar de la incredulidad pública, la prudencia del periodismo y de muchos dirigentes ha evitado la exploración de las circunstancias y detalles de los eventos de los últimos días, con lo cual se ha permitido la instalación provisoria de un piadoso manto de hipocresía acerca de la realidad, muy en la tradición argentina del ocultamiento consentido para obtener algún beneficio o, simplemente, por miedo. Más allá de la desaparición del ex presidente Kirchner y de las especulaciones o preguntas que esta desaparición pueda suscitar, el kirchnerismo continúa, con los mismos fines y con los mismos medios, con un libreto táctico diferente y con la misma estrategia de conquistar el poder en forma duradera.<br /><br />De lo que se trata, entonces, es de no perder de vista el problema que los argentinos deberán enfrentar con toda la voluntad y seriedad del caso: si desean que la Argentina quede sometida a un régimen de Estado filo-totalitario e inserta en el dispositivo de naciones sudamericanas rebeldes a todo régimen democrático, capitalista y de alianza continental estratégica con los Estados Unidos o si desean que su país retome los grandes lineamientos de la década de los 90, corrigiéndolos y perfeccionándolos, no en sus objetivos, pero si en sus instrumentos. Dentro del peronismo las opciones son claras: predominará --por las mañas, las mentiras o la fuerza-- el kirchnerismo, o podrán con él las otras dos variantes peronistas que lo enfrentan, el peronismo socialdemócrata moderado de Duhalde o el peronismo liberal de la mayoría de los dirigentes de Peronismo Federal y aliados. <br /><br />Más allá de los acontecimientos de estos días y de la manipulación de la información, lo que permanece es la realidad de una lucha interna dentro del espacio amplio del peronismo y la realidad de una sociedad angustiada que aún no encuentra la claridad de un liderazgo alternativo al kirchnerismo que le permita visualizar otro país, otro modo de gestión, otra imagen de la Argentina ante el mundo, que no estén basados en mentiras o en proyectos insostenibles, una variante de la mentira política.<br /><br />No hay modo de combatir las grandes mentiras políticas, más que a través de las grandes verdades, esas verdades que los pueblos construyen sólo en base a su experiencia íntima de la realidad y a su posición de integridad frente a ella. En los argentinos está, entonces, el antídoto para vencer su ya larga enfermedad de mentiras públicas y la esperanza de recuperación.Diana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2589216728384180011.post-82758780813612044642010-10-27T18:47:00.002-03:002010-10-27T18:50:04.697-03:00LA MUERTE DE KIRCHNER PRIVA AL GOBIERNO DE SU VIGA MAESTRA<strong>por Jorge Raventos</strong> <br /> <br />El síncope que abatió a Néstor Kirchner provocó en simultáneo, si se quiere, una implosión política. <br /><br />Aunque él a veces jugueteaba con la denominación de “primer caballero”, la desaparición de Kirchner tiene una significación que excede largamente ese rol protocolar, el de diputado nacional o el de secretario general de Unasur. Con su muerte se disuelve abruptamente el eje ordenador y conductor del sistema de poder vigente. Ese sistema de poder estuvo siempre concentrado, centralizado y articulado por Néstor Kirchner, tanto mientras ejerció personalmente la presidencia como durante el tiempo en el que ese cargo ha estado ocupado por su esposa. Como señaló Rosendo Fraga en La Nación: “ La falta de Kirchner deja la sensación política de que falta el Presidente”.<br /><br />Su desaparición corta de un tajo los hilos de todas las redes –políticas, partidarias, sindicales, empresariales- que llegaban a esa terminal única que Kirchner representaba.<br /><br />Un cortocircuito de semejante magnitud no puede sino someter a grave riesgo la gobernabilidad y sobre este punto reflexionan e intercambian ideas por estas horas, atravesando las jornadas de duelo, hombres de la política, la economía y las empresas.<br /><br />Es que en la Argentina la dinámica política prevalece sobre lo institucional y lo que colapsó esta mañana en Calafate con el corazón de Kirchner fue el motor central del poder político. Un motor que ya se observaba averiado pero que seguía funcionando y todavía contenía, aunque cada vez con mayor esfuerzo, las fuerzas centrífugas de su sistema.<br /><br />Las instituciones, por otra parte, venían ofreciendo un cuadro de anemia y una suerte de empatre en la inmovilidad. Ya era una anomalía que la figura central del ordenamiento constitucional, el Poder Ejecutivo, se viera empalidecida por la fuerza real del poder de Kirchner, a quien se atribuía –con cierto realismo- capacidad para hacer y deshacer. En cualquier caso, el poder del Ejecutivo venía debilitándose, hasta el punto que, a un año de haber impuesto una ley que estima vital para sus intereses, como la Ley de Medio, no ha conseguido aún ponerla en ejecución. El Congreso, cuando consigue aprobar leyes, choca con el veto del ejecutivo, como ocurrió con la del 82 por ciento para los jubilados. En cuanto a la Corte Suprema, puede dictar un fallo como el de la reposición del Procurador de Santa Cruz para resignarse luego ante la resistencia del gobierno provincial a darle cumplimiento. <br /><br />Si la dinámica política es la que prevalece, es de allí de donde deberían surgir las respuestas al riesgo que se cierne sobre la gobernabilidad.<br /><br />La historia argentina muestra que en situaciones críticas, las provincias <br />-anteriores y constituyentes de la Nación- son los pilares que pueden sostener el proceso político democrático y la gobernabilidad. Los gobernadores unidos (incluyendo, obvio, al jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), más allá de su pertenencia partidaria, encarnan poderes territoriales efectivos y un valor institucional fundante, como es el federalismo. <br /><br />La súbita desaparición de Néstor Kirchner, al retirar de improviso la viga principal que sostenía la administración de su esposa y dejar al país en peligro de ingobernabilidad, impulsa al centro de la escena a los jefes territoriales.<br />Las circunstancias distinguen particularmente la figura del gobernador bonaerense: no sólo porque está al frente de la provincia más grande (en población, en capacidad productiva), sino porque se ha caracterizado por una actitud de respeto y diálogo que el contexto ayuda a valorizar. A esos atributos se suma ahora, desde la muerte de Kirchner, la presidencia del Partido Justicialista. Los partidos pueden aportar al espíritu de concordia y pacificación de los espíritus que requiere la empresa de la gobernabilidad.<br /><br />El escenario por un instante está en penumbras pero se intuyen los ajetreos que preceden el inicio del próximo actoDiana Ferrarohttp://www.blogger.com/profile/14431289192453421004noreply@blogger.com